Nace un niño que se llamará Johannes. Muere un anciano llamado Johannes. Entre estos dos puntos, Jon Fosse nos da los detalles de toda una vida, crudamente comprimidos. Comenzando con los pensamientos del padre de Johannes cuando su esposa se pone de parto, y terminando con los propios pensamientos de Johannes cuando se embarca en un día de su vida en el que todo es exactamente igual, pero totalmente diferente, Mañana y tarde es una obra sobre el hermoso sueño de que nuestras vidas tienen sentido. Los momentos a lo largo de la novela son simples, cotidianos, pero la prosa rítmica, tortuosa y recortada de Fosse guía hábilmente a los lectores a través del pasado y el presente.
Los reinos de allí reúne en el año de su centenario toda la poesía de Carlos Edmundo de Ory (1923-2010), una de las voces más altas y singulares de la lírica española contemporánea: setenta años de creatividad desbordante hecha palabra, desde sus primeras tentativas juveniles a la culminación expresiva de Melos melancolía, pasando por los numerosos poemarios y ciclos librescos que jalonan un itinerario poetico marcado por la pasión imaginativa, la búsqueda estetica y espiritual, la exuberancia verbal y una sana irreverencia. El resultado es una aventura creadora que no reconoce límites y que enlaza expresamente con las zonas más fertiles de la modernidad (el romanticismo anglo-germánico, el simbolismo visionario, las vanguardias históricas) en su afán por religar palabra y vida. Fruto de largos años de estudio, cotejo y revisión de esta obra, el poeta, profesor y ensayista Jaume Pont nos entrega en este volumen la edición definitiva de la poesía de Ory.
En Leopardo Negro, Lobo rojo, Sogolon, la Bruja Luna, demostró ser un personaje secundario fascinante: una hechicera de 177 años con sus propios intereses, que supo encandilar al público lector y que fue un digno adversario para el Rastreador durante la búsqueda del misterioso niño desparecido. En Bruja Luna, Rey Araña, ha llegado su turno: Sogolon adquiere el protagonismo y ofrece su propia versión de lo ocurrido, su propio relato de lo que le sucedió al niño, de cómo planeó y luchó, triunfó y fracasó en esa búsqueda. Pero esta novela es también la historia de una enemistad de un siglo entre Sogolon y Aesi, el canciller del rey, un personaje oscuro, letal y poderoso, a quien no es fácil desafiar. Sogolon lo hace por sus propios motivos.
En un giro narrativo brillante, Bruja Luna, Rey Araña muestra la historia contada en Leopardo Negro, Lobo Rojo desde la perspectiva de esta mujer indomable que no se inclina ante ningún hombre, mientras ahonda en la lucha que se desarrolla en el interior del imperio.
Entre los malditos reunidos en Raros como yo encontramos escritores que fueron aplaudidos en vida para después caer en el olvido, como Concha Espina; otros despreciados en vida que después han sido rescatados, como Felisberto Hernández; y hallamos también a quienes fueron malditos en vida y aun hoy lo siguen siendo, confinados en las mazmorras donde se encierran las voces que desentonan del coro oficialista. Destaca entre estos últimos el argentino Leonardo Castellani, a quien Prada denomina rubenianamente «padre y maestro mágico que cambió radicalmente mi percepción del oficio literario» y dedica páginas muy hondas y reveladoras. Cierra el volumen un balcón ofrecido a las «rosas de Cataluña», un puñado de escritoras –casi todas ellas de la misma generación– que el autor descubrió fascinado mientras estudiaba la literatura catalana de la Edad de Plata.
Cuando su padre la obliga a asistir a una escuela de esquí, Alice sufre un grave accidente que la marcará para siempre. A su vez, Mattia, un niño reservado, carga con las fatales consecuencias de un acto que cometió poco tiempo atrás. La infancia ha causado en Alice y en Mattia esa clase de heridas que difícilmente cicatrizan, y que los abocan a una soledad devastadora durante su adolescencia. Sin embargo, en el momento en que los dos se encuentren, nacerá la amistad y sus vidas se entrecruzarán varias veces; en ocasiones, se sentirán estrechamente unidos. Alice se dedicará a la fotografía, y Mattia desarrollará su talento para las matemáticas. Y sin embargo, como esos números especiales conocidos como «primos gemelos», algo les mantiene irremediablemente «solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad», como piensa Mattia.