ESQUIVOS ROSTROS DE MUJER
Victoria Alexandra jamás
imaginó que iba a ser
objeto y víctima propiciatoria de una perversa y des-
concertante intriga urdida en la más cerrada y aviesa
oscuridad. En sus anhelos por deshacer entuertos
inaceptables para mujeres y hombres comunes y
corrientes es sorprendida por la existencia de ese
otro mundo donde habita gente de instintos asesinos,
inusitada crueldad y de un grado de deshumaniza-
ción que no conoce limite alguno.
La maldad, al
acecho, hace acto de presencia. El horror cruza el
umbral.
Agotado