El duelo es un territorio oscuro, misterioso, casi inaccesible. Una conmoción que nos sorprende, nos toma desprevenidos y cambia nuestro mundo en un instante. No importa lo preparados que creamos estar para enfrentar una pérdida, esa preparación jamás será suficiente. Cuando eso ocurre, todo se desmorona y por un tiempo nada tiene sentido. algo se quiebra en nosotros, el mundo se derrumba y nos muestra su aspecto más cruel».
Con estas palabras describe Gabriel Rolón cuál será el camino que va a transitar en su nuevo ensayo: la pérdida. Sí, la muerte, sin rodeos (la propia y la de los que amamos), pero también la falta imprevista (o no tanto) de todo aquello que nos sostiene anclados a la vida.