Durante varios años, Angélica Noboa Pagán fue publicando en
Acento.com una serie de artículos muy personales, sin imaginar
siquiera que luego se convertirían en el volumen que el lector tiene
en sus manos. En este, la autora se aparta de su profesión de
abogada, para explorar en su memoria recuerdos dormidos de su
niñez y adolescencia en el seno de un núcleo unido y amoroso, así
como vivencias en la capital mexicana, donde residió junto a su
esposo e hijos, siempre fiel a la frase de Luis Buñuel, quien creía
que «la memoria es invadida constantemente por la imaginación y
el ensueño».
Aquella niña del poncho morado convertida en espectadora
curiosa y avizora, recupera aquí el tiempo que creía perdido, narrando
en una prosa amena sus historias más entrañables: la evocación
nostálgica de su vida familiar junto a sus padres y hermanos, la
figura inolvidable de algún amigo querido, su afición al cine y la
música de los Beatles, su veneración por Pedro Henríquez Ureña,
maestro de maestros en el México de la Revolución, y su regreso, al
fin, a la tierra que la vio nacer, para redescubrir un país lleno de
contrastes sociales y culturales.
La mirada de Angélica Noboa es siempre generosa, optimista y
esperanzadora, y estoy seguro de que este libro, diseñado por su hijo
Simón, renovará la fe de los lectores en las mejores reservas existenciales
del ser humano, en un mundo tan cambiante e impredecible.
José Alcántara Almánzar
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