EL ENTRENAMIENTO SISTEMICO BASADO EN LAS

Producto de la necesidad de actuar en un contexto que, por la inmediatez de los acontecimientos y fenómenos concurrentes, no otorga un margen temporal mínimo para decidir, el ser humano desde hace millones de años ha desarrollado la capacidad de tomar decisiones influido de forma determinante por las emociones, generadas estas por medio de la confrontación de las percepciones de sí mismo y el contexto a partir de la triple necesidad que configura su cerebro; la subsistencia, la ausencia de dolor y la búsqueda de placer potencial. Si aceptamos que el futbolista es un sistema complejo adaptativo, esta capacidad puede entenderse, a su vez, como la constante adaptación al entorno a través del ciclo de sensación-acción. No podemos obviar el poder de las emociones en el aprendizaje humano en general y, en el caso que nos ocupa, la implicación emocional en la toma de decisiones en el fútbol. Las emociones quedan asociadas en el cerebro a la situación que las ha desencadenado y se activarán de nuevo cuando se reproduzcan circunstancias similares. Hablamos entonces de una emergencia decisional emocionalmente referenciada ya que las emociones que despierten esa situación, inhabilitarán o promoverán ciertas decisiones de todo el abanico de acciones e interacciones posibilitadas durante, por ejemplo, un partido. Conscientes de la impregnación emocional de cualquier decisión, la sensación encamina al jugador a tomar decisiones más adecuadas desde el punto de vista de la eficiencia. El fútbol, por su alto nivel de incertidumbre contextual, requiere de procesos decisionales ágiles y eficientes, especialmente en los espacios cercanos al balón en los que la toma de decisiones racional y/o consciente será difícilmente viable. En estos espacios el jugador no reacciona a través de las predicciones, sino que anticipa las acciones e interacciones con sus compañeros, oponentes y balón de modo no consciente, a través de las emociones. Es por ello por lo que, como entrenadores, deberemos permitir al jugador fluir y no pretender que actúe de acuerdo a movimientos preestablecidos. Invitar a que decida de acuerdo a ese famoso instinto, esa intuición que tantas veces hemos circunscrito al ADN del futbolista talentoso, a su herencia genética, cuando en realidad todo esto se puede entrenar... o mejor dicho se puede vivenciar a partir de una práctica basada en el aprendizaje implícito, constriñendo al jugador a través del diseño de la tarea y del propio formador, abrazando los principios de la teoría de los sistemas dinámicos, la visión ecológica y la pedagogía activa, ubicando al entrenamiento emocional y sensorial mediante los marcadores somáticos en el lugar que les corresponde dentro del proceso de optimización del futbolista. ¿Entrenamos sintiendo o solo entendiendo?
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Autor DAMUNT/GUERRERO
Editora FUTBOL DE LIBRO
Encuadernado TAPA BLANDA
Páginas 288