¿ACEPTAS EL DESAFÍO DE CONVERTIRTE EN DETECTIVE?
¿SABRÁS RESOLVER EL MISTERIO Y ENCONTRAR LA MÁQUINA TEJEMONSTRUOS?
La máquina tejemonstruos del Dr. Frankestufo ha desaparecido y, tú, con la ayuda de tu jefe, el detective Klaus Solstaag, deberás descubrir quién se la ha llevado. ¿Cómo lo harás? ¿Seguirás el rastro de Bramido Stoker, el espeluznante vampiro, o de los traviesos mellizos Duendila y Duendilón? ¿O confiarás en una pista que apunta a las astutas brujas? Pero ¿y si investigar a Monstri, el hijo del doctor, te lleva hasta la persona o las personas responsables del robo? ¡TÚ decides!
CIENTOS DE CAMINOS POR ELEGIR Y MONTONES DE PISTAS POR SEGUIR, ¡CONVIÉRTETE EN TODO UN DETECTIVE!
¡Tengo una corona! ¡Soy el rey!». Con estas palabras, el mono que quería ser rey se impuso a todos los monos del lugar. Nadie se atrevía a contradecirle hasta que un pequeño mono capuchino de otro país vino a cuestionar esa supuesta autoridad. Un canto a la igualdad y a la justicia, una crítica a cualquier tipo de tiranía, contado con sencillez y protagonizado por personajes antropomórficos. Las ilustraciones fascinantes, tan exuberantes como la selva en la que transcurre la historia, dialogan con el texto y le dan a la historia una riqueza artística impresionante.
Rabiotón lleva mucho tiempo de color rojo, pero muy muy rojo. Hace tanto que está así que el pobre ha olvidado cuál es su color de verdad y es que ¡está rojo de rabia! Pero Rabiotón tiene un amigo que le enseñará a sacar su rabia de forma sana y a descubrir cuál es su verdadero color.
Todas las emociones son importantes y todas tienen una finalidad. Es normal sentir todo tipo de emociones, y muy necesario expresarlas. La rabia, por tanto, no es mala. Es una emoción más que todos experimentamos a veces y que nos impulsa a actuar. Por ejemplo, nos ayuda a cambiar cosas que no nos gustan, a defender a otros y a nosotros mismos, a levantarnos cuando nos caemos o a conseguir algo que queremos. A nosotros no nos enseñaron a sacar la rabia de forma sana y, cuando nuestro hijo la siente o cuando tiene una rabieta, no sabemos ayudarlo, nos bloqueamos, nos asusta e incluso nos enfada. Pero la rabia no hay que dejarla dentro ni taparla, hay que sacarla sin hacer daño a los demás o a nosotros mismos. Los niños exteriorizan su rabia de formas distintas, a veces gritando, empujando y tirando algo, o a través de una rabieta. Nuestro trabajo como madres y padres es validar esa rabia y acompañarlos y guiarlos para que la gestionen correctamente.