Un grupo de jóvenes estudiantes se organiza en una peculiar pandilla en defensa de los animales. Entre todos idean maneras e inventan instrumentos para proteger y defender especies en peligro; en este caso, para rescatar a un león amenazado de muerte.
Cuando Roz abre los ojos por primera vez, descubre que está sola en una isla remota y salvaje. No tiene idea de cómo llegó ahí o con qué propósito, pero sabe que necesita sobrevivir.
Después de enfrentarse a una feroz tormenta y escapar del ataque de un oso, se da cuenta de que su única oportunidad para sobrevivir es adaptándose a sus alrededores y aprendiendo de los demás habitantes, aunque estos no sean los más amigables.
Cuando trata de hacerse cargo de un gansito que queda huérfano, finalmente los demás animales deciden cooperar, y la isla se empieza a sentir como un hogar. Los castores le enseñan técnicas avanzadas de construcción, el venado le muestra cómo cultivar un huerto y una tortuga le cuenta a Roz acerca de los efectos del cambio climático.
Rojo y azul, dos tonos fabulosos para llamar la risa y la nostalgia. Dos muñecos de fieltro asentados en nuestros corazones, compañeros perfectos de un tiempo en el que mundo era inmenso y confuso, y acababa en los ojos de Mamá. Rojo y Azul, testigos de los primeros dientes, pasitos y palabras. Guardianes desvelados en las noches de miedo, cálidos talismanes contra las pesadillas, los villanos de la imaginación y el frío que anidaba, sin permiso, en el pecho. Rojo y Azul, dos criaturas rellenas de ternura, eternamente listas para las aventuras, los dibujos, la simpática ceremonia del té y el asombroso carrusel de alegrías de una infancia feliz. Esta, que a aquí te cuento, es su historia, y a su vez, la historia de la niña que tanto los amó. ¿Nos acompañas a jugar con ellos?