Sheila Hernández nos regala un relato honesto que refleja los problemas de una generación, en el que el bullying, la depresión, el miedo, el amor, las despedidas y las relaciones familiares están presentes. Nos muestra cómo ella y sus circunstancias le han ayudado a alcanzar su sueño de ser periodista, y a seguir luchando cada día. Nada ni nadie la hizo más fuerte.
Soy joven, no gilipollas es un ejemplo de cómo la resiliencia ante las adversidades nos hace a todos capaces de conseguir nuestras metas.
Había una vez un principito que vivía en un planeta diminuto y que soñaba con tener un amigo. Los personajes de la famosa obra de Antoine de Saint-Exupéry, en un precioso libro que, al final, incluye un espejo para jugar con los más pequeños.