DULCES COMO LA VENGANZA es una historia para todas las chicas que están dispuestas a hacer lo que sea para que se haga justicia.
Jade y sus amigas son las reinas del círculo de chicas ricas de L.A. Son intocables, hermosas y populares. Están siempre en las mejores fiestas y el mundo está a sus pies… hasta la noche de su cumpleaños dieciséis, cuando deciden ir a una fiesta del St. Andrews y Jade se convierte en víctima de los chicos dorados, los más poderosos de su escuela, que creen que pueden hacer lo que quieran sin consecuencias. Lo que no saben es que se metieron con la chica equivocada.
Sedienta de venganza, Jade se cambia a St. Andrews para poner en marcha su plan de destruir a cada uno de los que le hicieron daño. Su estrategia es acabar con la vida de los chicos dorados desde adentro, y tiene el arma perfecta: un joven llamado Mack, cuya ambición y lealtad podrían tornarse mortales. Jade tomará el control y se apoderará de la escuela para coronarse reina de St. Andrews… si es que sobrevive.
Desde hace tres semanas, Thomas vive en una habitación sin ventanas, de un blanco resplandeciente y siempre iluminada. Sin reloj y sin contacto con nadie, más allá de las tres bandejas de comida que alguien le lleva a diario (aunque a horas distintas, como para desorientarle). Al vigésimo sexto día, la puerta se abre y un hombre le conduce a una sala llena de viejos amigos.
Un grupo de música
Una balada de rock distinta.
Una última canción. Personas fugaces. Vínculos eternos.
Diez meses después del último beso con Noah, Marina trabaja en Roma y piensa en él, y le siente, pero empieza a olvidar su tacto.
Diez meses después, Leo sigue cubriendo su cuerpo de tinta, alejado de sus flores y siendo el solista de Al borde del abismo, pero ha perdido la ilusión.
Diez meses después surge la oportunidad para que Noah pueda dejar una huella imborrable, y sus caminos vuelven a unirse.
Marina. Noah. Leo.
Leo. Noah. Marina.
Una balada de rock distinta.
Porque a veces buscando te pierdes y tienes que encontrarte para escuchar la voz que más anhelas en tu interior.
Porque querer con el corazón de verdad, húmedo, hinchado y resbaladizo, da miedo, pero es la única forma de curarte.
Porque los ángeles caídos vuelven a volar cuando confían en sus alas hechas de pétalos.
Un grupo de música
La última canción.
Dos almas heridas que juntas pueden sanar. Personas fugaces, un amor eterno.