Los personajes de los cuentos clásicos tienen que ir a juicio por contrariar los mismos hechos que los hacen famosos. Pinocho tendrá que responder por recortarse su larga nariz; la Bella Durmiente por ser fea; Caperucita por andar sola en el bosque... Este es un tribunal con juez, fiscal acusador, abogado defensor, acusados y un público que toma partido. Pero, ¿serán ciertas las acusaciones? ¿Habrá otros culpables?
Desde que su papá murió en un accidente, Rafelito no ha vuelto a ser el mismo, se muestra huraño y triste. Extraña demasiado a su padre y rechaza los intentos de acercamiento de su mamá, quien también está sufriendo. Hasta que tiene un sueño que lo hace comprender y cambiar de actitud.
Al quedar huérfano, Juan se va a vivir con su tía en un barrio de la Capital. El muchacho se da a querer en el vecindario y se integra con facilidad al nuevo ambiente. Como tiene un gran corazón, empieza a ayudar a un joven, miembro de una banda, que desea dejar ese tipo de vida. ¿Se da cuenta Juan de los riesgos que corre?
Mariana sale de su casa dando un portazo. Está enojada porque sus padres no le han permitido quedarse en casa. De camino a la escuela, junto a su amiga Patricia, observa las escenas que la rodean y desea ser mayor para ya no tener que ir a la escuela. Cuando va pasando frente a una vitrina con un letrero que promociona cierta playa, algo muy extraño empieza a suceder y Mariana se verá arrastrada a una increíble aventura.
Los animales se aburren como ostras. Pasan el tiempo debajo de un árbol de flamboyán,echándose freco y mirando a las hormigas subir por el tronco. Hasta que un día, una bandada de cotorras les propone un inesperado concurso que va a sacarlos de su pereza y desánimo. Una fábula sobre el esfuerzo, la autoestima y las habilidades propias.