CLAY
Las chicas Marymount somos buenas chicas. Castas, puras, casi inalcanzables, y lo importante no es serlo sino parecerlo. Yo no soy la excepción, sé portarme bien, con mi uniforme planchado, mi cuerpo erguido; de lunes a viernes soy la dueña del instituto y los domingos… una buena niña católica.
Esa soy yo, siempre tengo el control. No puedo confesar lo que realmente quiero, he de ocultarlo, cada día, cada hora, luchar contra el deseo constante de meter mi mano bajo su falda. Porque todos interpretamos un papel, y el mío es ser perfecta.
OLIVIA
Todos los días pongo rumbo al colegio Marymount con una motivación: graduarme y entrar en la universidad. No me avergüenzo ni de mi familia ni de mis orígenes, aunque todos en la escuela se dediquen a cuchichear sobre el largo de mi falda o el rojo de mis labios.
Ellos siempre me han despreciado y creen que no voy a defenderme. Se equivocan. Lo haré cuando esté a solas con ella y le demuestre que no hace falta que sea un chico quien la toque para dejar aflorar todo lo que esconde con tanto esfuerzo.
Gwen, la sarcástica e ingeniosa princesa de Inglaterra, y Arthur, futuro Lord y granuja redomado, han estado comprometidos desde su nacimiento. Por desgracia, la única cosa en la que están de acuerdo es en que se odian con todas sus fuerzas.
Cuando Gwen pilla a Art besando a un chico y Art descubre los secretos que esconde Gwen en su diario, harán un pacto a regañadientes. Fingirán que se están enamorando el uno del otro para asegurarse de que nadie descubra la verdad: nunca van a enamorarse el uno del otro. Pero, ¿cuánto tiempo podrán mantener la farsa sin que se descubra la verdad?
Sofía es una chica moderna. Independiente, sin ganas de comprometerse con nadie y con una vida que le encanta. Hasta que un día, tras romperse su móvil y tener que comprar uno nuevo, ocurre algo increíble, se despierta en el siglo XIX. Mientras intenta desesperadamente encontrar una manera de volver al presente, conoce al servicial y apuesto Ian Clarke, con quien Sofía se embarcará en una búsqueda para encontrar la manera de entender qué le ha sucedido y como puede volver a su época, sin saber que su corazón tiene otros planes…
Siete años dan para mucho.
Ashley Jones te diría que, en siete años, una persona puede aprenderlo todo acerca de perder y ganar lo más vital de la vida.
Brody Sanders diría que son suficientes para planear una venganza perfecta.
Maia Campbell-Dávalos diría que, con mucho esfuerzo y el apoyo de una gran familia, en siete años puedes llevar las riendas de tu vida de un modo que nunca nadie imaginó.
Y Kellan Hyland... Bueno, en realidad, si se lo preguntaras a Kellan posiblemente te miraría a través de sus gafas de sol, gruñiría algo, devolvería la atención a su guitarra y te ignoraría por completo.
Lo que está claro es que, aunque hayan pasado siete años, Rose Lake todavía tiene muchas historias sin resolver. Quizá demasiadas.
Y ha llegado el momento de completarlas.
Cherry Chic cierra la bilogía Rosa Lake que se suma a los éxitos de sus trabajos anteriores: la serie Dunas y la saga Valientes.
¿Qué ocurre cuando todos tus planes se desvanecen?
Harper ha planificado hasta el último detalle de su futuro. Pronto acabará sus estudios y logrará el trabajo por el que tanto se ha esforzado. Tendrá la vida que desea. Sin embargo, una triste pérdida hará que su plan perfecto, aquello que creía querer más que nada, se transforme de nuevo en confusión, dudas e inseguridades.
Porque los secretos no pueden guardarse para siempre. Porque hay caminos destinados a cruzarse.
Porque una sola decisión puede cambiarlo todo y nada da más miedo que arriesgarse por tus sueños.
Porque la vida no se trata de sobrevivir a la tormenta, sino de aprender a bailar bajo ella.
«La teoría de los archipiélagos viene a decir que todos somos islas, llegamos solos a este mundo y nos vamos exactamente igual, pero necesitamos tener otras islas alrededor para sentirnos felices en medio de ese mar que une tanto como separa. Yo siempre he pensado que sería una isla pequeñita, de esas en las que hay tres palmeras, una playa, dos rocas y poco más; me he sentido invisible durante gran parte de mi vida. Pero entonces apareciste tú, que sin duda serías una isla volcánica llena de grutas y flores.