En su nuevo curso, las compañeritas empiezan a reírse del cabello de Lucía Ricitos porque es rizado, le dicen «pelo malo». La niña se defiende con uñas y dientes y después de una charla con la directora aprende que sus rasgos físicos son únicos, como los de cada persona, y que su pelo no es bueno ni malo sino diferente… Y convence a su madre de no hacerle el desrizado nunca más.
Asombro y puro placer despiertan estos cuentos "sin ningún porqué", donde lo increíble cobra vida. el árbol seco convertido en jirafa, el niño que gana la carrera con un pie ligero y otro pesado, el mono parlante que solo dice monosílabos, el pequeño ladronzuelo de las sombras de los demás, la ventana abierta sobre el piso en lugar de la pared...
Rebeca se enfrenta a un reto importante: batear un jonrón para que su equipo gane el trofeo en un torneo de béisbol con niñas de otros países, celebrando en Nueva York. Su padre y su madre la han entrenado muy bien y, confiada, ella siente el sudor corriéndole por la espalda mientras aprieta el bate con fuerza. En otros dos cuentos, Anita descubrirá qué hacer para no olvidar sus tareas diarias y José Rapidez, varado en una isla, aprende a obedecer y a no se tan imprudente.
Cae la lluvia. La neblina va cerrándose sobre la ciudad. Una gota de lluvia temblorosa se aferra al viento para no caer. Luego de la lluvia todos los colores salen a vestir el cielo. Un fantástico poema-canción describe la formación y caída de la lluvia. Al margen notas y comentarios prenden, retan y sorprenden al pequeño lector.
Desde que su papá murió en un accidente, Rafelito no ha vuelto a ser el mismo, se muestra huraño y triste. Extraña demasiado a su padre y rechaza los intentos de acercamiento de su mamá, quien también está sufriendo. Hasta que tiene un sueño que lo hace comprender y cambiar de actitud.