Por una vez, Percy Jackson no debe preocuparse por salvar el mundo. En esta ocasión tiene una tarea mucho más difícil: entrar en la universidad. La Universidad de Nueva Roma pide cartas de recomendación de tres dioses para acceder, así que… sí: Percy tendrá que llevar a cabo nuevas misiones para conseguirlas.
Primera misión: el copero de los dioses, Ganimedes, ha perdido su cáliz, lo cual no sólo es vergonzoso, sino que podría provocar un desastre, ya que cualquier mortal que beba del cáliz obtendrá la inmortalidad. Percy, Annabeth y Grover deben encontrar el cáliz y devolverselo a Ganimedes antes de que alguien se entere de lo sucedido. Estos dioses… podrían ponerles un GPS a sus objetos mágicos, ¿no?
¿Que pasaría si un día descubrieras que, en realidad, eres hijo de un dios griego que debe cumplir una misión secreta?
Pues eso es lo que le sucede a Percy Jackson, que a partir de ese momento se dispone a vivir los acontecimientos más emocionantes de su vida.
Expulsado de seis colegios, Percy padece dislexia y dificultades para concentrarse, o al menos esa es la versión oficial. Objeto de burlas por inventarse historias fantásticas, ni siquiera el mismo acaba de creerselas hasta el día que los dioses del Olimpo le revelan la verdad: Percy es nada menos que un semidiós, es decir, el hijo de un dios y una mortal. Y como tal ha de descubrir quien ha robado el rayo de Zeus y así evitar que estalle una guerra entre los dioses. Para cumplir la misión contará con la ayuda de sus amigos Grover, un joven sátiro, y Annabeth, hija de Atenea.
Fer ya no quiere vivir. Alex necesita salvar a alguien. Una historia de amor imposible que te hará recuperar la fe y reconectar con lo esencial de la vida.
Alex es enfermera en un hospital de Nuevo México y lleva una vida monótona y tranquila hasta que la muerte de su padre lo cambia todo. Ahora se siente perdida y solo encuentra consuelo en su conexión con la naturaleza y en la fotografía analógica. Fer, por el contrario, está en su mejor momento: es atractivo, conduce un coche de lujo y gana mucho dinero. Pero un grave accidente lo deja postrado en una camilla sin fuerzas para luchar. En el hospital se cruzarán sus caminos y ocurrirá lo inesperado.
Claudinho Osvaldo, delantero pichichi del Real Madrid, y Lorenzo Bassi, estrella incuestionable del FC Barcelona, acaban de anunciar que no podrán jugar al fútbol nunca más. Se lesionaron en los amistosos de verano... y la cosa era más seria de lo que parecía. Este año, la temporada de la Liga ha empezado de una manera rarísima, porque el Amigos del Neutrón FC, un equipo que acaba de ascender de segunda y por el que nadie daba un duro..., ¡no para de ganar!
¿De dónde sale este enigmático equipo? ¿Será casualidad que sus siglas sean las mismas que las del ADN, esa sustancia genética que los científicos estudian, entre otras cosas... para la clonación? Solo Temo y David, con sus conocimientos sobre fútbol y jugadores, pueden llegar al centro del misterio antes de que sea demasiado tarde.
Eden solía pensar que Josh era el único que podía salvarla. Él, con su amable sonrisa, su trato cuidadoso y su corazón sincero, era lo mejor que había en su vida en mucho tiempo, pero no podía ser quien la rescatara. Porque eso era algo que tenía que hacer la propia Eden sola.
En el instituto, Josh y ella jamás tuvieron oportunidad de tener una relación sana. Eden cargaba con las consecuencias de un suceso devastador, mientras Josh lidiaba con el alcoholismo de su padre. Sin embargo, ahora ella ha hecho frente a su agresor y va a empezar la universidad, y puede que allí ambos encuentren el lugar y el momento adecuados…
Volver a Newford parecía sencillo, pero Trinity no esperaba tener que lidiar con tantas cosas a la vez.
Su hermana, Laureen, ha decidido venirse a Keens y hacerle la vida imposible. Su pasión por la equitación no es lo que era, y tras pasar tantos meses fuera, su relación con Jordan parece haber cambiado.
Cuando Jordan y ella fingen que salen juntos para que Laureen la deje en paz, Trinity empieza a pensar que esta confusión es lo último que necesita. ¿O quizá es justo lo que le hacía falta para aclararse?
Cuando la línea entre el amor y la amistad no está clara, dar el primer paso significa arriesgarlo todo…