Perfect for fans of the dystopian settings of The Hunger Games and Divergent, the gripping second installment of the Slated trilogy is a riveting psychological thriller set in a future where violent teens have their memory erased as an alternative to jail.
When Kyla was slated, her memory was erased for good.
Except it wasn’t.
Not completely.
She remembers years of working with Antigovernment Terrorists.
She remembers acts of violence against the Lorders.
But perhaps most important—she remembers Ben.
If he’s alive, Kyla’s about to play a dangerous game between the Lorders and the AGT.
Then again, every move in her new life is a gamble.
The first day at a new school is always the hardest, right? No, not always as George finds out the hard way. On the second day at…Sugarman Elementary School, he is suddenly seized by uncontrollable burps, burps so loud they practically break the sound barrier, burps that make him do wild and crazy stuff and land him in trouble with a capital T. One thing is for sure: these are not normal burps, they are magic burps—and they must be stopped! But how?
María Cristo vino de Haití, habla bien el español y se dedica a vender ropa de paca. Vive con Casimiro, un chofer de ruta que la ha ayudado en sus gestiones. La familia de María Cristo -compuesta por su madre y hermanos pequeños- sigue en Haitií, después del terremoto que devastó la capital, Puerto Príncipe, atraviesa una situación de extrema necesidad. Por eso, ella se dispone a regresar para ayudarlos a pesar de la oposición de su marido. Después del reencuentro, María Cristo enfrenta un dilema: ¿vuelve a la tierra dominicana o se queda junto a su familia?
Si apeláramos ambos a un juicio imparcial de las naciones cultas, y preguntáramos cuál es el verdadero pirata, entre el General Luperón que montaba el vapor Telégrafo, procuraba salvar la integridad territorial del suelo que lo vio nacer, o el Presidente Grant, que envía sus vapores a ampararse de Samaná, sin previa autorización del Congreso Americano, la solución no sería a mi ver muy difícil. Señor Presidente: S. E. ha abusado de la fuerza para proteger la más baja corrupción. Y si es cierto que es humillante para el pueblo dominicano tener mandatarios tan traidores, no es menos indecoroso para el gran pueblo americano el que su Gobierno consienta en tan ruines achicamientos. Para ambas naciones el hecho es afrentoso. Gregorio Luperón (Carta al Presidente Ulysses S. Grant de los Estados Unidos).
Apetezco [sic] más que nunca, por verme al lado de ustedes y por salir de todos estos enredos políticos de aquí, que están cada día peores, poniendo al país en un estado de miseria y de terribles angustias, matándose los unos a los otros, parientes y amigos, esta situación está de salirse huyendo todo el que puede. Buenaventura Báez 1876