Esta primera obra de la poesía épica española construye un héroe a partir de los pensamientos, palabras y hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar.
Esta selección del Cantar de mío Cid incluye un completo estudio y además notas aclaratorias que ayudan a seguir y comprender perfectamente el sentido de la obra.
En su nuevo curso, las compañeritas empiezan a reírse del cabello de Lucía Ricitos porque es rizado, le dicen «pelo malo». La niña se defiende con uñas y dientes y después de una charla con la directora aprende que sus rasgos físicos son únicos, como los de cada persona, y que su pelo no es bueno ni malo sino diferente… Y convence a su madre de no hacerle el desrizado nunca más.
DOS CLASES ENFRENTADAS, AHORA EN EL MISMO EQUIPO. ESTRATEGIAS, MOVIDAS Y BROMAS... EN UN PARQUE DE ATRACCIONES ÉPICAMENTE ALUCINANTE. ¡LA GUERRA MÁS GAMBERRA QUE SE HA LIBRADO JAMÁS!
Si mi vida llegara a ser tan importante que se justificara algún día escribir sobre ella, habría empezado diciendo: Nacio en La Vega, República Dominicana, el 30 de junio de 1909, y volvió a nacer en San Juan Puerto Rico a principios de 1938, cuando la lectura de los originales de Eugenio Maria de Hostos le permitió conocer que fuerzas mueven el alma de un hombre consagrado al servicio de los demás.
Mucho conozco al pueblo dominicano. Abandonado siempre a sus propias fuerzas, ha luchado siempre por su libertad, y siempre sus esfuerzos se han visto coronados por el éxito deseado. Puede por un momento ser dominado por los extraños, porque la sorpresa del acto que cambie su condición política, le embargue los medios de resistencia y acción; más pesado ese primer momento de estupor, se levantará como un solo hombre, obedeciendo a un solo pensamiento, para oponerse a quien pretenda arrebatarle su libertad, su independencia. Tomás Bobadilla
Para que esto se realice creo que, si el capital mejor aconsejado se decidiera a hacer concesiones, a reintegrar hasta cierto punto a los trabajadores en la situación que antes tenían; a hacerlos si no socios, a lo menor participantes en cierto grado de los proventos que recauden; a convenir con la equidad que requieren todos los contratos humanos, sobre todo en aquellos que se desea obtener cooperación enérgica y eficaz en trabajos rudos como son los del campo. Pedro Francisco Bonó