Este libro contiene dos historias. En la primera, "¡Yo no estoy perdido!", el curso de Manuel va de paseo a la biblioteca municipal, pero el pequeño se queda atrás. Decide irse por su cuenta, hasta que una señora lo encuentra y cree que está perdido. Manuel intenta explicarle que no lo está pero no le salen las palabras. En el segundo cuento, "Una sorpresa para mamá". Lisa prepara un bizcocho para darle una sorpresa de cumpleaños a mamá. En la cocina, mezcla los ingredientes y pone la masa en el horno. Solo que no ha aprendido a graduar la temperatura y pronto la casa está encuelta en humo.
Desde que su papá murió en un accidente, Rafelito no ha vuelto a ser el mismo, se muestra huraño y triste. Extraña demasiado a su padre y rechaza los intentos de acercamiento de su mamá, quien también está sufriendo. Hasta que tiene un sueño que lo hace comprender y cambiar de actitud.
Al quedar huérfano, Juan se va a vivir con su tía en un barrio de la Capital. El muchacho se da a querer en el vecindario y se integra con facilidad al nuevo ambiente. Como tiene un gran corazón, empieza a ayudar a un joven, miembro de una banda, que desea dejar ese tipo de vida. ¿Se da cuenta Juan de los riesgos que corre?
María Cristo vino de Haití, habla bien el español y se dedica a vender ropa de paca. Vive con Casimiro, un chofer de ruta que la ha ayudado en sus gestiones. La familia de María Cristo -compuesta por su madre y hermanos pequeños- sigue en Haitií, después del terremoto que devastó la capital, Puerto Príncipe, atraviesa una situación de extrema necesidad. Por eso, ella se dispone a regresar para ayudarlos a pesar de la oposición de su marido. Después del reencuentro, María Cristo enfrenta un dilema: ¿vuelve a la tierra dominicana o se queda junto a su familia?