El pequeño narrador de esta historia adora a su abuelo y le encanta pasar tiempo con él. Lo encuentra valiente, fuerte y súper inteligente y aprende un montón de cosas. Pero un día quiere anotar en un cuaderno todo lo que su abuelo le ha enseñado; tiene miedo de olvidarse de algo. Entonces se lo muestra a su abuelo, a quien le cuesta descifrar las palabras El niño comprende entonces que el abuelo no sabe leer y decide enseñarle. Esta vez será él quien va a enseñarle. Una hermosa historia intergeneracional y llena de complicidad. Émile Chazerad encuentra las palabras precisas para hablar de analfabetismo y Nicolas Duffaut ilustra esta relación con delicadeza.
Hace unos años que Pepe, el abuelo de Lola, vive en Yayolandia, el planeta al que viajan todos los abuelos y abuelas que un día se van al cielo.
Al principio, Lola no lo entendía: ¿por qué dejó nuestro planeta para irse a otro? ¿Por qué ya no puede verlo cada día y jugar con él?
Pero ahora Lola sabe que hay veces en la vida en que, por más que deseas algo con todas tus fuerzas, no puedes tenerlo. Y que su abuelito se lo pasa en grande en Yayolandia, y desde allí los observa y los protege.
Y es que solo hay una cosa más fuerte que el paso del tiempo: el poder del recuerdo. De este modo, el abuelito Pepe vivirá con ella para siempre, en su corazón.
El abuelo de Diego va a vivir con su familia. Juega a los espías, caza monstruos en el armario y monta bicicleta. Pero el abuelo Max olvida las cosas y a veces no sabe dónde está. Desconcertado por esos despistes, el chico no sabe si lo hace en serio o está bromeando. La culpa es del "alemán" explica la madre. ¿Quién será ese tal alemán? -se pregunta intrigado Diego- y qué tiene que ver con su abuelo?
Un niño sueña todas las noches con el ancho mundo y con fantásticos tesoros. Y de pronto la gran aventura llama a su puerta: RamTamTam, un perro peludo que se convierte en su mejor amigo. Durante años son inseparables, hasta que un día RamTamTam, ya viejo y canoso, se duerme y no se despierta nunca más. Pero las aventuras de los dos amigos no han acabado todavía.
Si no estuviera ya muerta, Delphie se moriría de vergüenza. Ha llegado al más allá vestida con el típico pijama raído que una preferiría que nadie viera y se ha topado cara a cara con el hombre más guapo que ha visto nunca. Y él le está sonriendo.
Cuando ambos empiezan a hablar, todo lo demás pasa a un segundo plano... hasta que alguien aparece a toda prisa, les grita que ha habido un error y manda al atractivo desconocido de vuelta a la tierra.
En un giro de los acontecimientos, a Delphie le proponen un trato para volver a su vida anterior y reencontrase con el misterioso hombre que, según ella, es su alma gemela.
¿El problema? Solo dispone de diez días para dar con él.
Diez días para conseguir que se enamore de ella.
Ah, y además él no recuerda haberla conocido...