Prepárate para un cuento encantador con esta maravillosa colección de historias mágicas para leer en 5 minutos. Únete a la sirena Marina en su aventura oceánica, conoce al unicornio especial de la princesa Alejandra, descubre si el príncipe de los duendes consigue aprender a ser amable y vive otras aventuras. Desata la magia y fomenta la imaginación de los pequeños con estos cuentos verdaderamente encantadores.
Su mamá es un hada, su papá un vampiro y ella tiene un poquito de los dos. Le encanta la noche, los murciélagos y su tutú negro de ballet, pero también la luz del sol, las varitas mágicas y su conejo rosa Pinky.
Carlitos está deseoso de llegar a pasar el verano con sus abuelos cocolos. En el batey de San Pedro de Macorís podrá jugar pelota con sus amigos, salir a coger cangrejos con Papá Viejo y, lo que más le gusta, entrar a la cocina de Mamá Ñola, con sus ollas burbujeantes, sus ingredientes misteriosos y sus irresistibles sabores. Panecicos de yuca, chivo guisado, mondongo, arroz con lentejas, domplines, todo se prepara en su maravillosa cocina. Aunque el abuelo dice que cocinar es cosa de mujeres, Carlitos sueña con que algún día será un gran cocinero... ¿o será pelotero?
Una divertida combinación de texto e illustraciones para responder a cuestiones que a veces son poco graciosas: ¿por qué ellas cobran menos que ellos? ¿por qué en algunos países ellas no van a la escuela?, ¿el color rosa es solo para las niñas? Con un formato muy atractivo, cada página es una invitación a saber más sobre " mujeres increíbles " así como ejemplos de hombres que rompieron los estereotipos y dejaron claro que ellas y ellos... son iguales.
—Pero es que la abuela es taaan aburrida... —se quejó Ben. Era una fría tarde de viernes del mes de noviembre, y como de costumbre, iba repantigado en el asiento trasero del coche de sus padres, camino de la casa de la abuela, donde se vería obligado a pasar la noche una vez más—. Todos los viejos lo son.
—No hables así de tu abuela —le regañó su padre con desgana. Su gran barriga se aplastaba contra el volante del pequeño coche marrón.
—Odio quedarme con la abuela —protestó Ben—. ¡Tiene la tele estropeada, solo piensa en jugar al Scrabble y apesta a repollo hervido!