Poets and intellectuals brushed shoulders in bustling coffeehouses, young avant-gardists heralded a new era in social and sexual liberalism, waltzes resounded through the Ringstrasse, the Vienna Secession preached: “To every age its art — to every art its freedom;” and tremors warned of looming political disintegration when the Austrian capital passed into a new century.
Across economics, science, art, and music, Vienna blossomed into a “laboratory of modernity,” one which nurtured some of the greatest artistic innovators—from Egon Schiele’s unflinching nude portraits to Gustav Klimt’s decadent Portrait of Adele Bloch-Bauer I, from the ornamental seams and glass floors of Otto Wagner to Ditha Moser’s calendars adorned in golden deities.
Con su zafarrancho de trenes, lunas tuertas y tartas voladoras, el cine llegó como principal testigo de un escandaloso, emocionante y terrible cambio de mundo: el paso del siglo XIX al XX, tiempo de juventud y hartazgo, de entusiasmo y profunda desesperanza. Entre esos telones, este nuevo invento terminaría por convertirse en el más compartido lenguaje de narración, embeleso y manipulación; una herramienta imprescindible con la que documentar y fabricar esa época distinta a todas las demás, en la que la historia empezó a avanzar cada vez más rápido, sin casi un minuto ya para pensar en sí misma ni recoger sus cosas. Por supuesto, nada de eso sucedió en silencio. Este libro recoge, desde sus orígenes hasta nuestros días, la historia de la música del cine: una relación simbiótica y fascinante que transformó y enriqueció por igual a estas dos disciplinas artísticas en su camino compartido hacia la modernidad.
Todos actores y personajes así como las personas en general tenemos una persona pública con la que nos presentamos ante los demás, una necesidad insatisfecha encubierta bajo esa máscara y cometemos un error trágico cuando reaccionamos ante un choque entre lo queremos que se piense de nosotros y lo que realmente somos. Sobre estos tres elementos clave Susan Batson ha desarrollado un proceso de técnica actoral que han seguido estrellas de la talla de Nicole Kidman, Tom Cruise, Bradley Cooper o Juliette Binoche. En Verdad, un clásico desde su publicación en 2007, expone didácticamente ante un círculo de alumnos imaginarios (pero en los que no cuesta reconocer actitudes y personalidades frecuentes en el mundo de la interpretación), los múltiples recursos que un actor o actriz debe explorar y aprovechar «para que un personaje esté vivo».
Este libro constituye una lectura apasionante e instructiva, a la vez que nos presenta un testimonio conmovedor, debido a la manera profunda y personal, en que el autor describe la maravilla que fue la isla de Cuba desde el inicio de su historia.
En él encontrarán los interesados un estudio exhaustivo de la materia expuesta, que lo convierte, definitivamente, en obligado material de estudio sobre el importante tema de la música popular comercial en Cuba.
It was the Belle Époque, a time before air travel or radio, at the brink of a revolution in photography and filmmaking, when Burton Holmes (1870–1958) began a lifelong journey to bring the world home.
From the grand boulevards of Paris to China’s Great Wall, from the construction of the Panama Canal to the 1906 eruption of Mount Vesuvius, Holmes delighted in finding “the beautiful way around the world” and made a career of sharing his stories, colorful photographs, and films with audiences across America. He coined the term “travelogue” in 1904 to advertise his unique performance and thrilled audiences with two-hour sets of stories timed to projections of multihued, hand-painted glass-lantern slides and some of the first “moving pictures.
While anchoring his practice in the traditions of antiquity and the Renaissance, Auguste Rodin (1840–1917) paved the way for modern sculpture. From a very early stage, he was interested in movement, the expression of the body, chance effects, and the incomplete fragment. It was these elements that gave shape, and the impression of life, to such famous works as The Kiss and The Thinker.