Paul Gauguin (1848-1903) no estaba hecho para las finanzas. Tampoco duró mucho en la marina francesa, ni como vendedor de carpas en Copenhaugue porque no sabía hablar danés. Empezó a pintar en su tiempo libro en 1873. y en 1876 participó en el Salón de París. Tres años después, exponia junto a Pissarro, Degas y Monet. Vehemente y gran bebedor, Gauguin solía autoadjetivarse como «salvaje». Su íntima pero agitada amistad con el también temperamental Vincet van Gogh llegó a su clímax con un incidente violento en 1888, cuando Van Gogh se enfrentó supuestamente a Gauguin con una navaja de afeitar y más tarde se cortó la oreja. Poco después, tras completar una de sus obras maestras, La visión tras el sermón (1888), Gauguin se trasladó a Tahití con la intención de escaparse de «todo lo artificial y convencional» del mundo.
Fernando Botero es un artista con estilo propio. Durante más de seis décadas, la técnica del boterismo colombiano ha fascinado a coleccionistas, instituciones y espacios públicos de todo el mundo por su visión exagerada, rolliza y singular del cuerpo humano. A través de sus corpulentas creaciones. Botero se ha convertido en uno de los artistas más reconocidos de Latinoamérica, y sus obras se han expuesto en algunos de los lugares más emblemáticos de todo el mundo, como la Parle Avenue de Nueva York y los Campos Elíseos de París.
Esta edición ofrece una introducción esencial a esta destacada figura del arte contemporáneo. El libro, que recorre la obra de Botero desde sus primeras caricaturas de animales hasta las últimas esculturas en bronce a gran escala, analiza las diversas influencias del artista, de Paolo Uccello al expresionismo abstracto, y rinde homenaje al ingenio, la ironía, la perspicacia y la agudeza crítica que se ocultan tras las proporciones absurdas de sus composiciones.