Max Ernst (1891-1976) transformó todo lo que tocó con una originalidad artística sin igual. Se convirtió en una de las figuras más importantes del dadaísmo y del surrealismo que ensanchó las fronteras del arte y rompió con la visión limitada de la cultura de su tiempo. Impulsado por la reacción a los horrores de la Primera Guerra Mundial, se convirtió en un pionero del movimiento dadaísta. La cancelación de la famosa exposición dadá en Colonia por “obscenidad” llevó a Ernst a pasar el resto de su vida en París, donde entró en contacto con los surrealistas.Por encima de todo, Ernst destaca por la variedad de estilos y técnicas que empleó. Su obra abarca desde la pintura, el dibujo y la escultura, pasando por textos y escenografías, hasta novelas de collage y el desarrollo de su propia técnica de frottage. Durante la Segunda Guerra Mundial, Ernst, como muchos de sus colegas, se convirtió en un “extranjero indeseable” y se vio obligado a emigrar, aunque regresó a Francia después de la guerra. Siguió desarrollando una carrera que abarcó décadas, y en 1954 recibió el Gran Premio de Pintura en la Bienal de Venecia.Este libro es un viaje por la magia, la intensidad y la fantasía. Es una puerta de entrada a la mente y el mundo complejo de Max Ernst.
Todos actores y personajes así como las personas en general tenemos una persona pública con la que nos presentamos ante los demás, una necesidad insatisfecha encubierta bajo esa máscara y cometemos un error trágico cuando reaccionamos ante un choque entre lo queremos que se piense de nosotros y lo que realmente somos. Sobre estos tres elementos clave Susan Batson ha desarrollado un proceso de técnica actoral que han seguido estrellas de la talla de Nicole Kidman, Tom Cruise, Bradley Cooper o Juliette Binoche. En Verdad, un clásico desde su publicación en 2007, expone didácticamente ante un círculo de alumnos imaginarios (pero en los que no cuesta reconocer actitudes y personalidades frecuentes en el mundo de la interpretación), los múltiples recursos que un actor o actriz debe explorar y aprovechar «para que un personaje esté vivo».
Con su zafarrancho de trenes, lunas tuertas y tartas voladoras, el cine llegó como principal testigo de un escandaloso, emocionante y terrible cambio de mundo: el paso del siglo XIX al XX, tiempo de juventud y hartazgo, de entusiasmo y profunda desesperanza. Entre esos telones, este nuevo invento terminaría por convertirse en el más compartido lenguaje de narración, embeleso y manipulación; una herramienta imprescindible con la que documentar y fabricar esa época distinta a todas las demás, en la que la historia empezó a avanzar cada vez más rápido, sin casi un minuto ya para pensar en sí misma ni recoger sus cosas. Por supuesto, nada de eso sucedió en silencio. Este libro recoge, desde sus orígenes hasta nuestros días, la historia de la música del cine: una relación simbiótica y fascinante que transformó y enriqueció por igual a estas dos disciplinas artísticas en su camino compartido hacia la modernidad.