Fue Sorozábal el músico más popular en el Madrid de mitad del siglo XX.
Su música tenía gancho, era chispeante, castiza, muy madrileña.
Era además original y moderna en su momento, sin que supusiera una ruptura con esa entrañable y larguísima tradición española de la zarzuela: o sea, tenía eso que hoy se busca en las generaciones nuevas de compositores sin hallarlo nunca.
El arte lírico de Sorozábal no cayó jamás en las ramplonas orquestaciones de otros músicos de zarzuela de su momento, período de franca decadencia artística del género.
Y, por si fuera poco, tenía un agudo sentido teatral en la equilibrada mezcla de elementos cómicos y de carácter, con una fuerte vena lírica, en él tocada de humana cordialidad y nostálgica ternura.
Junto a lo madrileño hay otro polo en la obra de Sorozábal, este más auténtico en su raíz: lo vasco, presente muchas veces en composiciones no teatrales para voz solista o para coro.
Si pudiéramos viajar en el tiempo, ¿a dónde iríamos? ¿A revisar nuestro pasado o a conocer nuestro futuro? ¿Querríamos cambiar algo de nuestras vidas o nos limitaríamos a ser testigos pasivos de la historia? Estas son solo algunas de la infinidad de preguntas que se plantean en las películas de viajes en el tiempo, una de las manifestaciones más recurrentes del cine fantástico de ayer y de hoy. Es un tema que traspasa las fronteras de los géneros y que adopta múltiples formas. Entender el concepto de viaje en el tiempo es comprender mejor la misma función del cine, lleno de viajeros que, como los cineastas y los espectadores, juegan a desafiar los límites de su existencia. Este libro propone un recorrido por 50 títulos fundamentales que demuestran que los protagonistas de películas como Regreso al futuro o Atrapado en el tiempo no están solos en su aventura contra el reloj.