BELLAS ARTES

The Wunderkammer, or “cabinet of curiosities,” saw collectors gathering objects from many strands of artistic, scientific, and intellectual endeavor, in an ambitious attempt to encompass all of humankind’s knowledge in a single room. From the Grand Duke Francesco I de’ Medici and Holy Roman Emperor Rudolf II to Archduke Ferdinand II of Habsburg, these aristocratic virtuosos acquired, selected, and displayed the objects in real-life catalogues that represented the entire world―spanning architecture, interior design, painting, sculpture, gemology, geology, botany, biology and taxonomy, astrology, alchemy, anthropology, ethnography, and history. Marvel at the unicorn horns (narwhal tusks), gems, rare coral growths, Murano glasswork, paintings and peculiar mechanical automata. Browse through illustrations of exotic and mythical creatures and discover the famed “Coburg ivories,” an astounding collection of crafted artifacts. These collections are nothing short of a journey through time, from the Renaissance and Age of Discovery, the Mannerist and Baroque periods, up to the present day. Although many of these cabinets of curiosities no longer exist, others have been meticulously reconstructed, and new ones born.

The works of Christo and Jeanne-Claude are monuments of transience. Gigantic in scale, they are always temporary, created to exist only for a limited time and to leave unique, unrepeatable impressions. “From the smallest of the Packages made in Paris in the early 1960s, to the delicate pattern of hundreds of branches embraced by a translucent fabric veil... in Christo and Jeanne-Claude’s works there is nothing abstract, nothing imagined; it is all there―corporeal and tangible.” (Lorenza Giovanelli)

De ser prácticamente unos cantantes marginales y vistos con desdén hace no más de 30 años, los contratenores han pasado a convertirse en auténticas estrellas seguidas con fervor por el público. Sin duda, su creciente protagonismo en el repertorio barroco ha tenido mucho que ver en esta popularidad, pero ni mucho menos se limita a él, puesto que también desempeñan un papel destacado en la creación más estrictamente contemporánea. Su emisión prioritaria en Mecanismo 2 en ámbito de alto o mezzo desafió las expectativas de la inmensa mayoría de las audiencias clásicas. Y en su valoración no ayudó mucho el que, desde tiempos pretéritos, se aplicase a su fonación el insidioso término de falsete, con lo que conllevaba de sugerir falsedad o artificiosidad. Partiendo del establecimiento de los cuatro patrones mecánicos de fonación, el autor aborda la figura del contratenor con un carácter global: su historia, su correcta clasificación, su técnica vocal, su presencia en la interpretación históricamente informada … En suma, El contratenor, estudio sólido y exhaustivo, es la reivindicación de una voz determinante que, desde que llegó, se ha convertido en un imprescindible de la práctica musical de nuestros días.