In pursuit of both knowledge and delight, the craft of botanical illustration has always required not only meticulous draftsmanship but also a rigorous scientific understanding. This new edition of a TASCHEN classic celebrates the botanical tradition and talents with a selection of outstanding works from the National Library of Vienna, including many new images.
Antoni Gaudí fusionó orientalismo, formas naturales y materiales nuevos en una estética modernista única que colocó a Barcelona en el mapa global de la arquitectura. A través de nuevas fotografías, planos y dibujos realizados por el propio Gaudí, así como un extenso apéndice de todas sus obras que incluye mobiliario y proyectos inacabados, este...
La vida de Antoni Gaudí (1852-1926) fue compleja y contradictoria. En su juventud se unió al movimiento nacionalista catalán y fue crítico con la Iglesia; hacia el final de su vida se dedicó por completo a la construcción de un espectacular templo: la Sagrada Familia. De joven, Gaudí llevaba una vida social glamurosa digna de un dandi. En el momento de su muerte, atropellado por un tranvía en las calles de Barcelona, iba tan mal vestido que los transeúntes creyeron que se trataba de un vagabundo.
La incomparable arquitectura de Gaudí es una muestra de la complejidad de sus múltiples facetas. De las brillantes superficies y las formas orgánicas de la Casa Batlló a la matriz hispanoárabe de la Casa Vicens, su estilo modernista único muestra influencias del orientalismo, las formas naturales, los nuevos materiales y la fe religiosa. Aún hoy, su estética es reconocida en todo el mundo.
Paul Gauguin (1848-1903) no estaba hecho para las finanzas. Tampoco duró mucho en la marina francesa, ni como vendedor de carpas en Copenhaugue porque no sabía hablar danés. Empezó a pintar en su tiempo libro en 1873. y en 1876 participó en el Salón de París. Tres años después, exponia junto a Pissarro, Degas y Monet. Vehemente y gran bebedor, Gauguin solía autoadjetivarse como «salvaje». Su íntima pero agitada amistad con el también temperamental Vincet van Gogh llegó a su clímax con un incidente violento en 1888, cuando Van Gogh se enfrentó supuestamente a Gauguin con una navaja de afeitar y más tarde se cortó la oreja. Poco después, tras completar una de sus obras maestras, La visión tras el sermón (1888), Gauguin se trasladó a Tahití con la intención de escaparse de «todo lo artificial y convencional» del mundo.
Este libro apareció originalmente en 1979 en su versión italiana, y un año después en inglés. Pese al prestigio de su autor, nunca se había traducido al español, por lo que la presente edición es casi una novedad.
Como se indica nada más empezar el prefacio, este estudio sobre el concepto del 'espíritu del lugar', el genius loci de los antiguos romanos, es una continuación de tres libros anteriores del autor, todos existentes en versión española: Intenciones en arquitectura (1963), Existencia, espacio y arquitectura (1971) y Arquitectura occidental (1974).
La idea fundamental del libro es que el ser humano necesita un 'punto de apoyo existencial' y que es la arquitectura, en sus diversas escalas, la que se lo puede proporcionar. Para ello, el principal objetivo que se plantea el texto es exponer las implicaciones psíquicas de la arquitectura y no tanto su lado práctico, aun sabiendo que existe una relación entre ambos aspectos.
Las reflexiones filosóficas de Martin Heidegger sobre el concepto de 'habitar' sirven al autor como punto de partida de sus investigaciones sobre la noción de lugar, entendido éste como un espacio con un carácter distintivo en el que el ser humano puede desarrollar plenamente su vida.
Así pues, el genius loci, el 'espíritu del lugar' se ha reconocido desde tiempos antiguos como la realidad concreta que el ser humano tiene que afrontar y asumir en su vida cotidiana. La arquitectura significa hacer visible ese genius loci, y la labor del arquitecto es crear lugares significativos con los que ayudar al ser humano a habitar.
Pese a ser aclamado como uno de los mejores guitarristas de su época y de la historia, George Harrison luchó contra sentimientos de inferioridad, especialmente en sus primeras décadas. A menudo era el blanco de las bromas de sus compañeros de banda debido a su origen de clase baja y, por lo general, no se le permitía contribuir más que con una o dos canciones por álbum de las decenas que escribía.
Ahora, el aclamado biógrafo de los Beatles, Philip Norman, examina a Harrison a través de la lente de sus numerosas contradicciones. Comparado con las enormes luminarias compositoras Lennon y McCartney, se le consideraba un talento menor; sin embargo, compuso obras maestras como «While My Guitar Gently Weeps» o «Here Comes the Sun», y su triple álbum de debut en solitario All Things Must Pass consiguió un inmenso éxito, apareciendo en muchas listas de los 100 mejores álbumes de rock de todos los tiempos. Los críticos de música moderna lo sitúan en el panteón de los dioses de la guitarra de los años sesenta, junto a Eric Clapton, Jimi Hendrix, Keith Richards y Jimmy Page.