Una biografía importante por la nueva documentación que incorpora para la comprensión de la figura de Hannah Arendt.
¿Por qué una nueva biografía de Hannah Arendt?
Porque el autor ha tenido acceso a documentación hasta ahora desconocida, que permite explorar nuevos ángulos y enriquecer la comprensión de una de las pensadoras más relevantes de la historia contemporánea. Porque presta especial atención a dos momentos cruciales de la vida de Arendt: su estancia en París tras su huida de Alemania y sus primeros años en Estados Unidos. Porque desvela el compromiso de la filósofa con la causa judía y su participación directa en la salvación de niños y jóvenes frente al nazismo. Porque el pensamiento de Arendt se ha revelado como uno de los proyectos intelectuales más lúcidos del siglo pasado, y esta nueva aproximación a su figura nos desvela a un personaje más complejo de lo que hasta ahora creíamos.
Las vicisitudes y el compromiso de Arendt ante el horror del nazismo ayudan a comprender la forja de su pensamiento filosófico. Thomas Meyer ha escrito una biografía rigurosa y de lectura apasionante que arroja nueva luz sobre una mujer comprometida, una de las intelectuales más brillantes del siglo XX.
Fue una de las imágenes más desgarradoras del siglo XX: dos niños, dos príncipes, caminando detrás del féretro de su madre mientras el mundo contemplaba la escena con pesar... y horror. A la vez que se daba sepultura a Diana, princesa de Gales, miles de millones de personas se preguntaron qué debían de pensar y sentir esos príncipes y qué rumbo tomarían sus vidas en adelante.
En el caso de Harry, esta es, por fin, esa historia.
Con su franqueza directa y sin concesiones, En la sombra es una publicación que marcará un hito, llena de lucidez, revelaciones, introspección y sabiduría, adquirida a un alto coste, sobre el eterno poder del amor.
Código fuente no es un libro sobre la época dorada de Microsoft ni sobre la creación de la Gates Foundation, tampoco sobre el futuro de la tecnología. Es la historia humana, personal, de cómo Bill Gates se convirtió en quien es hoy, de su infancia y de sus tempranos intereses y proyectos. Es también la historia de su abuela, una mujer de principios, y de sus ambiciosos padres; de sus primeras amistades verdaderas y de la muerte repentina de su mejor amigo; de sus problemas para integrarse y de su descubrimiento de la programación y los ordenadores en los albores de una nueva era; de cómo siendo adolescente emprendió un camino que empezó con escapadas a medianoche a un centro de informática cercano y culminó en la habitación de su residencia universitaria, donde puso en marcha una revolución que cambiaría el mundo.
Robert Richardson, autor de las biografías magistrales de Henry David Thoreau, Ralph Waldo Emerson y William James, nos relata en este libro las historias personales e interconectadas de estos tres autores que cambiaron para siempre la filosofía y la psicología contemporáneas. Pero ¿de qué tipo de historias hablamos? La muerte de una esposa que no llegó a cumplir los veinte años, o de un hijo que apenas empezaba a ver el mundo, o de un hermano que ni siquiera alcanzaba la treintena... Fallecimientos extremadamente dolorosos y duelos terribles que la razón no quiere admitir... Y, sin embargo, lo importante de este texto no está ahí, en la mera aceptación, sino en la manera en que estos pensadores supieron leer, a raíz de estas pérdidas, el libro secreto de la naturaleza: pasando de ver el mundo como un cúmulo de individuos irremplazables a entenderlo como un tejido en el que el conjunto de los seres vivos somos hilos de una misma totalidad. Pero, además, los tres intuyeron e integraron la profunda fuerza reparadora que se aloja en todo lo que es y las armonías ocultas que sostienen el cosmos, para así renacer ellos mismos mucho más sabios y vitales. En otras palabras: Thoreau, Emerson y James nos enseñan a través de sus respectivas decisiones vitales a afrontar con resiliencia un duelo necesariamente devastador, es decir, saber recuperarnos de las pérdidas, levantarnos tras ser derribados y construir prosperidad desde los escombros del desastre. Igualmente, descubrimos que para estos tres pensadores ese aprendizaje se convirtió en el fuego secreto que avivó sus obras fundamentales, reconocidas hoy como clásicos a los que seguimos acudiendo en busca del conocimiento y el refugio que nos ofrecen. Ninguno de esos libros referenciales para la cultura contemporánea habría sido posible si sus autores no hubieran sabido pisar descalzos las brasas ardientes de la ausencia, señalándonos así el camino hacia la transformación y el renacimiento.
Schopenhauer es sin duda uno de los pensadores más leídos de la modernidad. Consciente desde muy temprana edad de su genio y convencido de que la vida «es una cosa miserable», dedicó la suya a preguntarse por el sentido de la existencia y a pensar en el mejor modo de evitar el sufrimiento. A los treinta años expuso su sistema metafísico en un libro extraordinario, El mundo como voluntad y representación, pese a lo cual el medio académico y el público culto de su época lo ignoraron durante décadas, mientras Fichte, Hegel o Schelling se consagraban. La obra magna del filósofo pesimista tardó mucho tiempo en ser reconocida, pero cuando lo fue, al final de su vida, cosechó un éxito imperecedero. Contemporáneo de Goethe y Napoleón, Schopenhauer viajó por Europa, se sintió cosmopolita desde joven y aprendió a pensar desde la experiencia. Moreno Claros, con profundo conocimiento y comprensión de la vida y la obra del filósofo, nos ofrece una semblanza instructiva y amena de las complejidades de un pensador que ha fascinado a autores tan diversos como Nietzsche, Tolstói, Proust, Mann, Zweig, Wittgenstein o Borges.
Si bien es reconocido mundialmente como uno de los grandes novelistas del género histórico, y especialmente marítimo, Patrick O’Brian fue, en realidad, un gran contador de historias.
Publicada por primera vez en 1976, es ésta una biografía completa, exhaustiva, pero a la vez profundamente personal del gran pintor que fue Pablo Picasso, y la única que ha sabido apreciar plenamente los orígenes mediterráneos del carácter y el arte del artista.
Todo en Picasso, excepto su estatura física, era de una escala enorme. Jamás ningún pintor fue tan asombrosamente productivo y con tanta calidad; y tampoco ninguno consiguió ganar tanto dinero en vida con su obra. Nadie puede rivalizar con él en el interés del público, siempre ávido e insaciable. Y Patrick O’Brian, amigo personal de Picasso, lo conocía lo suficientemente bien como para captar la esencia real de su personalidad.