Todos nosotros somos, en esencia, aquello que leemos. Ese es el presupuesto del que parte Luis García Montero en este libro. Un principio difícilmente rebatible desde cualquier rincón de la cultura. Las lecturas a las que Federico García Lorca se acercó en su juventud le convirtieron en la persona que fue -hasta sus últimas consecuencias- y en símbolo de toda una época. Como uno de los escritores españoles más populares del siglo XX, sus obras son objeto continuo de estudio, su poesía resuena más allá de los libros y sus piezas teatrales han conocido multitud de puestas en escena a lo largo de los años. Lejos del mito del autor de genio innato y profundas raíces populares, su escritor, desde los más tempranos, reflejan un profundo conocimiento de la literatura clásica, de las obras de sus contemporáneos, además de un acercamiento intelectual a la cultura popular, tanto literaria, como musical o teatral. Como todo lector, el joven Lorca buscó en sus lecturas la manera de forjarse una identidad, no solo como escritor, sino también como individuo y como ser social. Este es, sin duda, uno de los más hermosos y fecundos ejercicios de la libertad que puede acometer el ser humano.
Si usted lee "der schwankende Wacholder flüstert", sabrá que está ante una frase en alemán. Y pensará que se ha topado con el inglés si ve en un texto "before it is too late". Y no dudará que se escribió en italiano la frase "e’ un ragazzo molto robusto che non presenta particolari problemi". Si escucha la palabra "cusa" en un contexto español, pensará que es un vocablo que usted desconoce pero que probablemente existe (porque sí están en nuestro idioma «casa», «cesa», o «cosa», o «musa», o «rusa», «lusa», o «fusa»). Aunque en realidad no exista. Pero a usted le sonará español si las palabras que la rodean son castellanas. Y, si es usted español, no le cabrá ninguna duda de qué lengua tiene ante sus ojos si lee "txamangarria zera eder eta zera nere biotzak ez du zu besteroik maite". En efecto, es euskera. ¿Qué es lo que nos hace identificar palabras como propias o ajenas, o asignarlas a una u otra lengua?: el genio de cada idioma, que alcanzamos a identificar someramente incluso aunque no lo conozcamos. Esta obra se pregunta —y procura algunas respuestas— sobre el genio del idioma español. Qué le gusta y qué rechaza, cómo se comporta desde hace siglos y cuáles son sus manías y sus misterios. Sabiendo todo eso, adivinaremos mejor cómo somos nosotros y cómo va a evolucionar nuestra lengua.
Rudyard Kipling encontró la perdición en los burdeles de la India colonial; Conrad descubrió en Borneo un destino hecho para los «hombres sin entrañas» y Graham Greene quedó atrapado entre nubes de opio en la decadencia de Saigón.
David Jiménez sigue las huellas de escritores legendarios que quedaron hechizados por la magia de Oriente, recorre los escenarios de sus libros y se embarca en una odisea para resolver el gran misterio. ¿Cuál es el secreto que ha empujado a viajeros, exploradores y escritores hasta el Este desde tiempos de Marco Polo?
El autor se adentra en la Birmania que George Orwell vivió como policía imperial; la China donde la mítica reportera Martha Gellhorn sufrió su «viaje al infierno» en compañía de Hemingway; o la Filipinas disparatada que describió Manu Leguineche.
Míticos hoteles de guerra, islas remotas, mundos perdidos y personajes fascinantes protagonizan un recorrido en el que Jiménez nos descubre qué permanece y qué se ha desvanecido del Asia que inspiró a las figuras de la literatura. El resultado es una aventura a través de un continente en ebullición, una travesía por lo más profundo de la naturaleza humana y una búsqueda, trepidante y obsesiva, del elusivo misterio oriental.
La trepidante odisea del manuscrito maldito del Marqués de Sade, una obra descrita como «el evangelio del mal»
A primera hora de una mañana de noviembre 2014, dos semanas antes del bicentenario de la muerte del marqués de Sade, veinte policías de paisano salieron de entre la niebla y atravesaron las imponentes puertas rojas del gran Museo de Cartas y Manuscritos de París. El hombre al que buscaban era Gérard Lhéritier, el «rey de los manuscritos», acusado de hundir la venerable industria anticuaria francesa con una presunta estafa piramidal valorada en cientos de millones de euros. Durante años, este empresario había estado comprando manuscritos históricos y su fondo acaparó obras escritas por personajes como Napoleón, Einstein y otros. Pero el manuscrito que precipitó su caída fue una cosa diminuta de poco más de diez centímetros de ancho; un ajustado pergamino de escritura tan minúscula que es casi imposible de leer. Una obra que, según algunos, incluido Lhéritier, está maldita.
¡Abróchese el cinturón y disfrute del viaje a través de 75 obras de ficción internacionales que se remontan desde la Odisea (h. 725-675 a. C.) hasta La autopista Lincoln (2021)!
Este es un magnífico y apasionante compendio que atraerá tanto a los lectores que hayan viajado mucho como a los que estén dispuestos a embarcarse en toda una vida de aventuras, e incluso a aquellos que quieran seguir viajando sin moverse del sillón.
La selección de los libros se ha basado sobre todo en tres criterios: en primer lugar, se trata de una obra literaria de ficción, por lo que se han excluido expresamente los libros de viajes; en segundo lugar, cada libro debía contener un viaje que se basara en lugares reales, y no imaginarios, aunque esos lugares no se mencionaran de forma explícita; en tercer lugar, el objetivo era que el libro sirva tanto de compañero de viaje a diferentes rincones del mundo como de "máquina del tiempo" gracias a la ordenación cronológica de las entradas.
Una reconstrucción imaginativa sobre cómo serían las tumbas, de existir, de ciertos personajes universales como Gregorio Samsa, Madame Bovary, el Gólem, Drácula, Don Juan, mitos clásicos como Teseo, la Sibila, las sirenas y protagonistas religiosos como Adán o la papisa Juana. Un libro de arqueología fantástica que es, al mismo tiempo, una historia cultural de Occidente. Con la gracia y don de síntesis de Marcel Schwob y sus Vidas imaginarias, Herrera logra producir vinos nuevos sobre odres viejos.
Un repaso a algunos de los grandes mitos de la tradición occidental, una reflexión desenfada, pero no caprichosa, sobre su sentido para las generaciones que creyeron en ellos y una meditación filosófica sobre el vacío dejado por los mitos en que ya no creemos.