Este libro es una apología de la lectura y una alabanza del lector, entendiendo por lector a aquella persona vehemente y excéntrica que entabla con los libros la misma relación que un gato con una pantufla vieja.
A diferencia de otros adictos –léase: coleccionistas, escritores, bibliotecarios–, quien se define como «lector» es una persona distinta de aquella que colecciona, escribe o trabaja con libros… incluso si ambas comparten un mismo rostro en el carnet de identidad.
Las autoras y los autores de los textos que reunimos en estas páginas fueron muchas cosas a lo largo de sus vidas. Pero aquí solo son, por convicción y decisión propia, lectores. Como Borges, están tan satisfechos con sus lecturas que dejan que los demás se enorgullezcan de lo que han hecho o escrito.
Este ensayo supone un retrato apasionante de este personaje imprevisible, Juan Ramón Masoliver, excelente editor, premiado traductor Premio Nacional de Traducción, 1989, y crítico literario en La Vanguardia durante décadas. Para la autora, Juan Ramón Masoliver es la voz de un intelectual cosmopolita que se definió a sí mismo, por encima de cualquier etiqueta propia o ajena, como un animal de lectura, que dignificó el arte de la traducción, fue un apasionado dinamizador de la lectura, y defendió el oficio de editor como lector.
Desde tiempos remotos, los japoneses han percibido su realidad como el lugar donde moran los kami: divinidades de la naturaleza como las montañas, los ríos o los árboles o espíritus de la tierra o de las profesiones, de los héroes o de los ancestros. A esta visión, heredada del sintoísmo, la religión autóctona de Japón, se han ido superponiendo armónicamente nuevas ideas provenientes de las tradiciones chinas e hindúes e incluso Occidentales, que han ido configurando el particular imaginario japonés, un universo extraordinario habitado por seres fantásticos únicos y criaturas sobrenaturales de lo más insólito.
Wolfgang Iser defendió que el sentido y la potencia de las obras nacen de la interacción con el lector. Sus ideas sobre la lectura y los espacios vacíos del texto abrieron un mundo de posibilidades y mostraron hasta qué punto los libros pueden reclamar nuestra presencia e implicación. Este texto de referencia para la teoría literaria contemporánea, que entabló un intenso diálogo con las principales corrientes de su tiempo, supuso un cambio esencial en nuestra mirada sobre la literatura y el arte en general.
La novela es el género más moderno y prolífico de la tradición europea. Su invención, lógicamente, no fue casual, sino el producto de un proceso cultural muy amplio que se produjo en dos momentos fundamentales para el desarrollo de la cultura europea: la Antigüedad clásica y la Alta Edad Media. En este libro, Carlos García Gual enlaza ambos escenarios a través de dos estudios fundamentales en un único volumen: Los orígenes de la novela y Las primeras novelas europeas. El primero estudia el nacimiento de la novela situándolo dentro del proceso histórico general a través de obras como la Ilíada, la Odisea o el Satiricón, entre muchas otras. El segundo, en cambio, se sumerge en la novela medieval y analiza las motivaciones sociales y los temas típicos de esta literatura.