La libertad no es el orden natural de la humanidad. En la mayoría de lugares y de épocas, los fuertes han dominado a los débiles y la libertad ha sido aplastada por la fuerza o por las costumbres y las normas. A menudo los Estados no han tenido la suficiente capacidad para proteger a los individuos o, por el contrario, han sido tan fuertes que la gente no ha podido defenderse de su despotismo.
La libertad sólo surge cuando se logra un equilibrio delicado y frágil entre el Estado y la sociedad. El pasillo que lleva a la libertad es estrecho y sólo puede recorrerse si se produce una lucha constante entre el Estado y la sociedad. Pero, ¿en qué consiste esa lucha?
En un recorrido fascinante que nos lleva del mundo árabe en tiempos de Mahoma a las ciudades-Estado de la Italia medieval, de la Latinoamérica de las dictaduras a la Suecia que inventó la socialdemocracia, de la caótica República de Weimar a la China imperial, El pasillo estrecho nos introduce en el que tal vez sea el proceso más fascinante de la historia: el de la obtención de la libertad. Una libertad que solo puede existir cuando la sociedad cuestiona el poder del Estado y de las élites, pero también cuando, al mismo tiempo, existe un Estado robusto capaz de defender nuestros derechos cuando estos se ven amenazados.
El capitalismo no es ni una consecuencia inevitable de la naturaleza humana, ni una mera ampliación de antiguas prácticas comerciales cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos. Desencadenado en unas coordenadas espaciales y temporales específicas, el capitalismo necesitaba de una transformación radical previa de las relaciones entre los seres humanos y de estos con la naturaleza.
Son muchos los que creen que el mercado es un mecanismo casi natural gobernado por una «mano invisible» que conduce espontáneamente al crecimiento y al bienestar colectivo. ¿Están en lo cierto? ¿O hay que entender el mercado como una construcción social que requiere unas reglas y una dirección? El libro del profesor Roncaglia constituye un análisis a contracorriente del concepto de libertad que redescubre el mercado como lugar de encuentro entre la sociedad y la economía.
Cuando su cuñado perdió casi 100 mil dólares en inversiones en menos de dos meses, Jordan Belfort lo sentó para tener una charla. Sirviéndose de su conocimiento financiero y de la experiencia que adquirió durante su paso por Wall Street, le explicó cuáles de las decisiones que había tomado fueron malas y por qué, y le enseñó las estrategias que usan los expertos para llevar su cartera al siguiente nivel.
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A diferencia de los libros tradicionales sobre inversiones, Belfort te enseña todo sobre el mercado de valores mientras te divierte con sus desternillantes anécdotas y su carismática arrogancia, tan célebremente interpretada en la pantalla por Leonardo DiCaprio.
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Este libro incluye las nueve conferencias que dicto Mises en 1951 con la Foundation for Economic Educaction (FEE), centro de pensamiento fundado por su amigo Leonard Reed (1898-1983) en 1946. Mises no solo hace un despliegue de lo más maduro de su pensamiento sino de lo mejor de su capacidad crítica al asumir los argumentos contrarios a sus ideas sobre la propia lógica de sus expositores. A escasos dos años de haber publicado su gran tratado titulado La Acción Humana (1949), las conferencias que se reúnen en este volumen hacen parte de las muchas que de ahí en adelante Mises impartirá de la mano de la FEE en diversos lugares de su nueva patria, los Estados Unidos. Junto con las conferencias ya publicadas bajo el título de Marxismo desenmascarado, le damos continuidad a la divulgación de las ideas de uno de los economistas más representativos de todos los tiempos.
El mercado financiero durante la Edad Moderna adquirió dimensiones extraordinarias. La creciente demanda de la empresa americana, junto con el desarrollo de los mercados al otro lado del Atlántico, aceleró de forma exponencial las transacciones económicas y precisó de sofisticadas operaciones financieras. Nuevos instrumentos financieros coexistieron con otros que, si bien conocidos, aumentaron considerablemente en volumen y alcance geográfico. No sólo letras de cambio sino también obligaciones, albalaes, deudos, hipotecas o cesiones generaron un complejo entramado crediticio que, en gran parte, sustentó el movimiento de mercancías y personas desde los centros productores europeos hasta los nuevos enclaves en territorio americano.