La relación socrática entre maestro y discípulo ha dejado una huella imborrable en la forma occidental de entender la enseñanza, tanto la estrictamente instructiva de ciertos conocimientos como, allí donde se apunta a una concepción integral de la educación, la más ambiciosa que aspira a formar la moral de los más jóvenes, transmitir valores e incluso reglas y principios de actuación política. Sin embargo, esta huella envuelve cierto misterio que insta a volver una y otra vez a los textos platónicos a fin de esclarecerlos, pero con el resultado, pretendido o no, de que de nuevo nos asombran. Así se hace en este libro, de la mano de notables especialistas, que recorren los pasos de Sócrates en diálogos como el Ion, el Laques, el Gorgias, el Protágoras, el Fedón, el Crátilo o el Teeteto. Pese a lo lejanas que puedan quedar en el tiempo, las enseñanzas de Platón, talladas en la voz de Sócrates, son todavía de utilidad en nuestras aulas, más que nunca necesitadas de figuras que sirvan de orientación y de guía.
Esta obra es una selección de estudios sobre las complejas relaciones entre la imagen y el lenguaje, y sobre las dependencias ideológicas nacidas de su relación. El planteamiento de cada uno de los trabajos que se recogen aquí aborda transversalmente trasfondos metodológicos de máxima actualidad derivados de las crisis de las disciplinas que se venían encargando de analizar las prácticas artísticas, las instituciones culturales, los imaginarios globalizados y las formas de comunicación masiva inscritas en nuestras narrativas actuales. En todos estos casos, se impone una aproximación intermedial para analizar con nuevas herramientas y perspectiva suficiente fenómenos dispares pero unidos por esta dimensión migrante entre diversos soportes, medios y contextos institucionales. En este volumen podrá encontrarse una propuesta de análisis liberada de determinismos históricos, centrada en la capacidad de los casos de estudio, con independencia de su ubicación o su distancia histórica, para revelar las pervivencias actuales de estos mecanismos de interacción imagolingüísticos.
Lejos de quedarse en la queja o la constatación de cómo las mujeres fueron excluidas sistemáticamente de la esfera del arte a lo largo de siglos de desdén y dominio patriarcal, las dos autoras de este volumen van más allá: no sólo nos explican con extremo rigor y documentación de qué forma precisa se llevó a cabo este “ocultamiento de la voz femenina en la historia”, sino que nos ofrecen, con propuestas concretas, hacia el presente y el futuro, la manera en que a partir de ahora deberían organizarse y plantearse las cosas para que la igualdad real de los seres humanos artistas se haga posible, desterrando prejuicios, paternalismos, concesiones caballerosas y principios de autoridad masculinos. El reto es “elaborar modos, clasificaciones y jerarquías que todavía no existen”. Hay mucho de reparación sanadora en este libro, pues, como se dice, no está guiado sólo por un afán intelectual, sino también por un empeño ético.
«¿Cómo justificar la reflexión filosófica a la luz de esos objetivos de política pública que la filosofía no es capaz por sí misma de satisfacer?»
Una reflexión que elogia la «inutilidad» del quehacer filosófico en un mundo gobernado por la técnica.
En este necesario y perspicaz ensayo, Carlos Peña se hace cargo críticamente del menosprecio del que, de un tiempo a esta parte, es objeto la filosofía. En base a acusaciones de despilfarro e inutilidad, ha sido progresivamente desplazada de los planes educativos en pro de una enseñanza enfocada en lo técnico y lo útil. Es por eso que el autor se pregunta si efectivamente la enseñanza de la filosofía carece hoy de justificación y sentido.
No hay mejor forma de ilustrar la importancia de la filosofía, afirma Peña, que introducir al lector en el tipo de reflexión que esta lleva adelante. Sirviéndose de ilustrativas anécdotas y de algunas de las más importantes ideas del siglo XX —formuladas por Heidegger, Wittgenstein u Ortega—, se explica en este ensayo de qué modo la filosofía se asoma a la estructura de la vida humana para descubrir, finalmente, que ella es una realidad que se interpreta a sí misma.
En otras palabras, si con la filosofía no se puede hacer nada, quizá ella sí pueda hacer algo con nosotros.
Cómo el arte, la literatura y la filosofía pueden llevarnos más allá de los límites de nuestro yo y hacernos descubrir quiénes somos en realidad.
Como una experiencia capaz de barrer nuestra rutina, como una fractura olvidada, la aventura puede encender nuestros deseos silenciados. En un adictivo cuerpo a cuerpo con algunos textos fundamentales de la cultura occidental y las lecturas más originales de la contemporaneidad, Pietro Del Soldà pone en diálogo nuestros problemas cotidianos con las Historias de Heródoto, las intuiciones del sociólogo Georg Simmel con la Odisea de Kazantzakis, el teatro de Sartre con el Platón más autobiográfico y la sabiduría irónica de Montaigne. En un fascinante diario de viaje a través de los siglos y los continentes, el autor nos muestra cómo los griegos defendieron sus ideales de libertad en el campo de batalla de Maratón; en Sudamérica, seguimos los pasos de Alexander von Humboldt, precursor de una idea de la naturaleza que no podemos no hacer nuestra; en Praga, asistimos al estreno del Don Giovanni de Mozart, que, con sus aires de libertad y rebeldía sedujo y escandalizó al público; y en el desierto norteafricano andamos tras las huellas de la escritora y aventurera Isabelle Eberhardt. La aventura de la que nos hablan estas historias es el principal antídoto contra el conformismo y la tiranía del Yo. Como nos advierte este apasionante ensayo, la aventura se asoma «al aquí y ahora, nos inquieta y nos atrae. No podemos prepararnos para vivirla, no hay introducción posible a ella porque es una apertura radical a la imprevisibilidad del instante que no puede ser planeada».
¿Qué significa ser libre? ¿Podemos siquiera demostrar que lo somos? Y si lo fuéramos, ¿por qué deberíamos subordinar nuestra libertad a una norma ética? Si el universo no manifiesta interés alguno en nosotros, ¿por qué debemos actuar moralmente?
Practiquemos o no el bien, la naturaleza seguirá su curso y continuará ciega ante los esfuerzos éticos de la humanidad. Por mucho que nos afanemos en escuchar su voz, su lenguaje resultará siempre ininteligible para nuestras aspiraciones, pues se basa en leyes matemáticas impersonales, fijadas en los inicios del universo y ajenas a cualquier preocupación por nuestra suerte y por el valor de nuestras acciones.
En este libro, Blanco intenta responder a estas inquietudes. La libertad emerge como la capacidad de crearnos a nosotros mismos, de construir, de legar algo al mañana y de ampliar los horizontes y las posibilidades de nuestra reflexión.
Tyson Yunkaporta mira los sistemas globales desde una perspectiva única, ligada al mundo natural y espiritual, y considera que la vida contemporánea se aparta del patrón de la creación.
Los occidentales queremos que el mundo sea simple, pero nos relacionamos con él de manera complicada. El pensamiento indígena, por el contrario, entiende que el mundo es complejo y que simplificarlo sería, de hecho, destruirlo. Por este motivo, encuentra formas profundas para comunicar este conocimiento, que se despegan de la lógica neoliberal: a través de imágenes y tallas en lugar de palabras, marcan el terreno y cuentan sus propias historias.
Como miembro del clan apalach, Tyson Yunkaporta mira los sistemas globales desde una perspectiva única, ligada al mundo natural y espiritual, y considera que la vida contemporánea se aparta del patrón de la creación. Con tono reflexivo busca alternativas que reviertan este proceso. Honrando las tradiciones aborígenes australianas, se vale de la escritura en la arena, costumbre ancestral de dibujar imágenes en el suelo para transmitir conocimientos, y se pregunta qué ocurriría si aplicamos esa forma de pensar al estudio de la historia, a la educación, la economía o el poder, para crear una visión del mundo que pueda hacer frente a la situación social, política y ecológica actual y ensayar nuevas posibilidades para una vida más sostenible.
Humano, demasiado humano es un libro que, como el mismo Nietzsche dirá tiempo después, deriva de una transformación interior radical, que él vive como un auténtico proceso de curación de una enfermedad. En esta revisión retrospectiva señala el romanticismo como esa enfermedad de la que llegó a un punto en la vida en que no tuvo más remedio que depurarse. No hay otra manera de entender este libro y esta época, que partiendo de esta experiencia vital convulsiva que está de fondo. Solo a partir de ella se comprenden y cobran sentido sus tesis más arriesgadas.
La razón me reveló que la tristeza es un desperdicio y que la inteligencia siempre tiende a la alegría. El pesimismo no es más que una perspectiva parcial y frente a él, el amor cura e invita al optimismo.
Esto es lo que quiero compartir contigo: que el ser humano puede elegir, que no es una marioneta en manos de la fatalidad, que es posible encontrar esperanza, que el dolor psíquico puede superarse y que el optimismo no es signo de ingenuidad, sino un ejercicio de lucidez.
La filosofía es la herramienta que nos ayuda a vivir mejor.