La acuñación moderna de la filosofía no puede separarse de la crítica del prejuicio, de la sospecha de los hábitos y convenciones que rigen nuestros pensamientos y acciones. Pese a ello, la historia de la filosofía no siempre escapa al influjo de una mezcla de prejuicios, hábitos y convenciones que ofrece, como patrimonio no contestado, una cierta imagen de sus autores, temas y conceptos. Tal es el caso de la supuesta ruptura que realiza Cartesio, con su propuesta teórica, de los vínculos que antaño unían el saber filosófico con el saber teológico. Pedro Lomba muestra en este libro lo endeble de esta tesis o, en otras palabras, que la clave de bóveda de la filosofía cartesiana, en pugna con un escepticismo revestido con nuevos hábitos, tiene un nombre antiguo, pero irremplazable: Dios. La obra de Lomba ejerce así el noble oficio de la filosofía ilustrada: desautoriza nuestra comprensión prejuiciosa de la tradición. La crítica del programa cartesiano tiene un alcance inesperado: muestra la facilidad con que la filosofía se confunde con la teología política.
Una introducción original al pensamiento de Arendt, con anécdotas biográficas y claves para entender cuestiones de nuestro presente.
Hannah Arendt se ha vuelto imprescindible para el siglo xxi, pues seguimos viviendo «en una era de incertidumbre política y su efecto es desconcertante». Lyndsey Stonebridge explora cómo y por qué la filósofa alemana terminó pensando como lo hizo en sus propios tiempos oscuros, para enseñarnos a razonar de manera similar en los nuestros. En esta biografía, se desprende la importancia de aprender a reflexionar críticamente sobre nuestra realidad política y a apartarnos del dogma, los tópicos políticos, las zonas de confort y las ideologías fáciles.
En 1961 Foucault presenta la tesis complementaria para la obtención de su doctorado: la traducción al francés de la Antropología en sentido pragmático, de Kant, acompañada de una formidable y extensa introducción. Ese texto es la base de este libro. Una pieza que puede leerse -y de hecho así lo ha sido en general- en relación estrecha con Las palabras y las cosas, publicado pocos años más tarde, en 1966. En ambos hay una reflexión crítica sobre el sueño antropológico, sobre el humanismo moderno, sobre el estatuto de las ciencias humanas.
Hay una línea, muy trabajada, que vincula a Foucault con Nietzsche, a través de Heidegger. Existe también otra genealogía, menos frecuentada pero igualmente productiva, que llega a Kant a través de Heidegger. En Una lectura de Kant, Foucault se apoya decisivamente en la lectura que Heidegger realiza del autor de La crítica de la razón pura. La tesis centra de Foucault, según la cual la modernidad, y por lo tanto el kantismo, es la época en la que el pensamiento piensa la finitud a partir de la finitud, suena como un eco de las expresiones de Heidegger. Pero Foucault va más allá, pues extiende esta tesis a la problemática general de las ciencias humanas.
El interés de Una lectura de Kant reside, entonces, en situarse en el cruce de todos estos caminos. Es un punto de pasaje ineludible para comprender el desarrollo posterior de la obra foucaultiana, pero también un libro que renueva la forma de leer a Kant.
¿Qué relación tenía Foucault con la literatura? Se sabe que era un lector apasionado y erudito, que la biblioteca de su madre le reveló a los clásicos franceses y grecolatinos, y que su admiración por Faulkner lo llevó a hacer un viaje por tierras faulknerianas. Más allá de estas notas biográficas, también se sabe que las lecturas literarias atravesaron toda su producción teórica. Es por eso que resulta clave entender cómo pensaba la literatura, cómo se apropiaba de textos y autores. La gran extranjera contiene una serie de intervenciones de Foucault acerca de la literatura y el lenguaje, que no sólo funcionan como compendio de su concepción de la literatura sino que ofrecen pistas para abordar su obra. Así, Foucault indaga en la relación entre literatura y locura a partir del análisis de obras de Shakespeare, Cervantes y Diderot. Si la locura es lo otro de la razón y por lo tanto lo que nos permite vislumbrar sus contornos históricos, la literatura es ese discurso capaz de expresar el orden del mundo en un momento dado y, a la vez, su dimensión de exceso, de desborde. Foucault también explora, a partir de los personajes de Sade, el vínculo entre la literatura, el deseo y la verdad. Sin proponérselo, estos textos echan luz sobre las tesis de clásicos como Historia de la locura, Las palabras y las cosas, Raymond Roussel, El nacimiento de la clínica o El orden del discurso. Este libro viene entonces a desplegar la evidencia de que la literatura es la “gran extranjera”, aquella que está al otro lado de las fronteras de los sistemas de pensamiento. Muestra a la vez el modo magistral, estratégico, en que Foucault elige leer la literatura y la historia de la cultura.
La sociedad global del siglo XXI parece más polarizada que nunca. Para algunos, los humanos estaríamos más cerca que nunca de los dioses gracias a los logros civilizatorios. Para otros, habríamos puesto en peligro la vida del planeta y los derechos fundamentales. Las culturas de la cancelación o despiertismo (wokeness) aumentan las tensiones sociales, voluntaria o involuntariamente. Desde el deporte hasta la política -incluida la guerra-, pasando por el trabajo o la educación, la persona contemporánea busca héroes de distintos bandos cuando no logra alcanzar el éxito en todas las facetas de la vida. La humanidad, como reconocimiento de la vulnerabilidad, como competencia en el arte de la compasión, es cada vez más escasa. Tras un viaje que emprenderán por un universo tecnológico y veloz que parece un campo de minas, los lectores encontrarán el retrato robot de una humanidad futura que se reencuentra con los ángeles de la tierra y de la luz en la senda de un humanismo equilibrado. Para este viaje Fernando Gil Villa construye una universitas navis, una nave compuesta de una infinidad de partes para explorar tanto lo inhumano como los posthumano en un mundo humano fracturado lleno de amenazas. Su nave se enfrenta a aquella otra que pintó El Bosco, la Narrenschiff, llena de necios y locos que a veces con optimismo y otras con pesimismo van dejando una estela de insensateces y exageraciones que amenazan el luminoso humanismo que Gil Villa defiende (R. Bartra).
En su conjunto, el pensamiento de Nietzsche tiene una vertebración que es necesario mostrar. Esto es lo que, ante todo, se propone este libro: hacer ver los vínculos que dan consistencia y justifican la capacidad de este pensamiento para iluminar nuestro presente. Nietzsche introduce un nuevo concepto de filosofía como estudio e interpretación de las prácticas culturizadoras características de nuestra tradición europea, de sus creaciones (ciencia, religión, arte, política, derecho, técnica, economía, etc.) y de los juicios de valor que las sustentan. A partir de la idea de que sin una moral el ser humano no habría podido superar el nivel de la animalidad, comprende la verdadera naturaleza de las prescripciones morales como condiciones de existencia y dispositivos para la configuración de un cierto estilo de vida propiamente «europeo». Sin embargo, la decadente evolución de esta forma de ser humano, por un lado, y el «nihilismo» en su contemporánea proyección global, por otro, reclaman nuevos valores con los que inaugurar otra época e impulsar un nuevo giro histórico.