Las escuelas filosóficas de la Grecia clásica, como el estoicismo, el epicuerísmo o el escepticismo, proponían ante todo un arte de vivir basado en el control de los impulsos y las emociones, en la meditación sobre lo que depende, o no, de nosotros y en una búsqueda reflexiva de la felicidad. Más que ofrecer un conjunto de doctrinas y teorías, sus enseñanzas aspiraban a conquistar una sabiduría práctica fundada en el discernimiento racional, en el análisis sereno de la situación personal, en el dominio de la ira y la superación de angustias innecesarias, y en lograr una conexión más real con la naturaleza. En suma, en la conquista de un sí mismo verdaderamente auténtico y libre.
He aquí, pues, un auténtico taller de filosofía, un manual, no de historia del pensamiento sino de cómo aprender a filosofar, lleno de lecciones, ejercicios y sugerentes casos prácticos de lectura y escritura, de escucha y concentración, extraídos de autores como Epicuro, Séneca o Marco Aurelio, y vertidos en un lenguaje claro y accesible.
Filosofix constituye una original propuesta para adentrarnos en el mundo de las ideas. Basándose en ejemplos tomados de los propios pensadores, este libro nos permite descubrir a través del cómic diez anécdotas sorprendentes y nos revela el encanto y la profundidad de las lecciones de filosofía que contienen.
La caverna de Platón, las peras de san Agustín, el funambulista de Nietzsche, la garrapata de Deleuze... Estas fábulas de vida y sabiduría dejan huella e invitan a la reflexión y al debate tanto a los principiantes como a los apasionados por la filosofía.
El anonimato es imprescindible en unas ocasiones, y deplorable en otras. Por eso el
debate sobre su amparo o proscripción no se puede resolver de un plumazo, sino que
requiere detenimiento en la exposición, sosiego en el análisis y comedimiento en el
juicio. Hay casos en los que debe protegerse como un derecho fundamental de la
persona, pero hay otros en los que se usa para atacar precisamente esos mismos
derechos.
¿Es posible regular el anonimato de modo que se proteja su función positiva y se
censure en todo aquello que suponga impunidad en un Estado democrático de
derecho? Partiendo de numerosos ejemplos amenos y reveladores, esta obra razona y
argumenta sobre los dilemas que el anonimato plantea, partiendo de la importancia del
nombre propio en la historia -especialmente en la cultura-, pasando por el relato de
quienes se vieron obligados a esconderlo; para llegar finalmente a los atentados
propiciados por su ocultación.
Solo un talento de la audacia y altura intelectual, poética y pedagógica de Ibáñez Langlois sería capaz de reunir en un gran poema de la Historia de la Filosofía a todos sus protagonistas, escuelas y pensadores.
José Miguel Ibáñez Langlois (Santiago de Chile, 1936) es sacerdote y doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, y en Filosofía por la Universidad Lateranense de Roma. Ha enseñado Teoría poética, Poesía contemporánea y Filosofía del arte en diversas universidades chilenas y europeas. Es miembro de número de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, y ha escrito unos mil quinientos artículos de crítica literaria, doce libros de poesía y veinte de ensayo.
¿Qué significa tener una buena vida? Para ofrecer una respuesta original a esta pregunta tan antigua y propia del ser humano, el joven filósofo convoca a pensadores antiguos y modernos y acude a dos de sus mayores aficiones, aparentemente muy alejadas: la filosofía y el ejercicio físico.
Sandel revela que la plenitud proviene de nuestra inmersión en actividades intrínsecamente gratificantes, en esos momentos que nos dejan absortos, y en construir una vida coherente en torno a ellos. En el centro de su visión están la idea de la vida como un viaje y la convicción de que nuestra obsesión por alcanzar metas nos aleja de aquellas tres virtudes fundamentales que nos permiten hacer realidad el ideal de vivir el momento y estar plenamente presentes en lo que hacemos.
Para ilustrar la lucha por alcanzar estas virtudes, Sandel recurre a la literatura, el cine y la televisión, pero también a sus propias experiencias y retos (entre estos su sorprendente récord Guiness de mayor número de dominadas en un minuto). Sandel vuelve la filosofía accesible a todos aquellos lectores que, de maneras muy diversas, luchan con la tensión entre lograr sus objetivos y aceptar lo que les ha dado la vida.
Escribir una carta, o recibirla, es indicio de que todavía palpita un deseo consciente de preocuparse por los acontecimientos y de interesarse por las personas que tendrán que sobrevivirlos a nuestro mismo lado de la historia.
Las cartas de Arendt a sus amigos son un intento de definir la amistad entre seres humanos capaces de reconocer y de asumir su parte de responsabilidad en la conformación de la historia.
En este ensayo, Olga Amarís se adentra en la escritura de la Arendt más íntima, aquella que se muestra desde sus distintos prismas, como amante, como amiga, como confesora, como discípula… para comprobar de qué forma su obra filosófica y política resultan inseparables de la vida que las concibió.
De este modo, el género epistolar -entendido como aquel refugio en el que el pensamiento se exilia para poder encontrase con el otro- le permite a Amarís descubrir de qué modo la comunicación con los amigos condiciona y transforma el desarrollo de la obra arendtiana, constituyendo por otro lado, un auténtico ensayo de comprensión de la realidad de su tiempo.