¿Por qué son tan fascinantes las montañas? Antaño temidas como horribles moles de piedra, son consideradas desde la época de Rousseau como un lugar de alivio y serenidad, en contraste con las degeneradas ciudades, y despiertan una atracción que no decae. Hijo de la nieve y los abetos, criado en Austria y Suiza, el autor tiene también una relación muy especial con el tema: cuanto más alto sube, más cercano es el reencuentro con su juventud. De modo que este libro es, en realidad, una especie de autobiografía sensorial en la que todo contribuye al recuerdo del pasado.
Escalar significa oxigenar el espíritu, volver a conectar alma y cuerpo en un único bucle, un ejercicio de amistad que une a los compañeros de cordada… Pero, ¿por qué subir a la cima si solo es para volver a bajar, por qué el dolor de ascender se convierte en placer, por qué lo absurdo de esta práctica hace que lo absurdo de la existencia parezca trivial, qué metafísica de lo absoluto está aquí en juego; qué desafío al tiempo, al envejecimiento, al pánico y al peligro? ¿Queda espacio para una ontología del heroísmo en nuestros tiempos postheroicos?
Con un estilo resplandeciente y sensual, este ensayo es un compendio de cosas vistas y leídas, de literatura y filosofía, de los rituales de una práctica apasionada y de preguntas sobre la destrucción de nuestro ecosistema; el crepúsculo de una forma de entender la aventura y, en último extremo, el sentido de la vida.
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Sin pretender ser una guía exhaustiva, dada la moderada extensión de la obra y los numerosos vínculos y estratos de los escritos de Campanella, la intención es que esta traducción sirva para acceder tanto al texto como, gracias al mismo, a una primera visión de conjunto del autor y de sus planteamientos.
El sí-mismo ricoeiuriano es un ser que va mucho más allá de su ser mismo; aborda así el ser del otro, de la pluralidad humana y del sentido de vivir-juntos. Precisamente, en su última obra publicada en vida, Ricoeur analiza dicho vínculo en una hermenéutica que nos conduce a la odisea de sí-mismo. Esta obra, por su parte, aporta un diálogo enriquecedor entre la obra de Ricoeur y especialistas de la talla de Marcel Hénaff, Olivier Abel, Richard Kearney, Georges Taylor, Tomás Domingo Moratalla, Pol Vandevelde, Marie-France Begué y Gilbert Vincent. De esta forma, se produce un encuentro intelectual no solo desde la hermenéutica, sino que también desde la fenomenología, la filosofía del lenguaje o el psicoanálisis, entre otros
El coaching no es invento nuevo. De hecho, buena parte de lo que hoy en día aparece en charlas y libros de autoayuda ya estaba en los poemas, obras teatrales y discursos filosóficos que escribieron griegos y romanos hace dos mil años. Algunas de esas enseñanzas, sin embargo, nos han llegado a medias o en versiones descafeinadas. Y aún tenemos mucho que aprender de ellas.
El poeta y filólogo Juan Antonio González Iglesias nos lleva de la mano a recorrer los textos de autores como Ovidio, Horacio, Marcial o Marco Aurelio. A través de su pensamiento, nos descubre la vigencia de sus ideas para nuestro día a día. Porque regresando a las raíces de nuestra cultura podemos aprender a ser más felices.
En mayo de 1880, Édouard Manet viaja a la clínica Materne, cerca de la costa oeste de Francia, para tratar la enfermedad circulatoria que paralizaba poco a poco sus piernas. Tres años, varios ingresos, una gangrena y una amputación más tarde, el pintor, figura clave en los inicios del impresionismo, fallecía en su casa de París. Pero hasta entonces siguió capturando incansablemente su mundo en bocetos, en pinturas al óleo y al pastel… y en un diario personal. Este diario. En El cuaderno perdido de Édouard Manet, la novelista Maureen Gibbon, una de las mayores conocedoras de la vida y obra del artista, imagina un diario privado escrito entre abril de 1880 y marzo de 1883. Un diario en el que Manet confiesa ―primero con timidez y orgullo herido, con frustración y pena conforme se le agotan las páginas y los días― sus miedos y sus anhelos como artista incomprendido, como amante pasional y también, muy a su pesar, como enfermo que se aproxima a la muerte. El diario es, por encima de todo, un testimonio de una manera de ver el mundo única: delicada, fantástica e increíblemente sensorial; impresionista por naturaleza. Una historia sobre la vida, la muerte y el arte como único refugio posible frente a ellas.
El estudio de la noción de fenómeno se remonta a los orígenes del pensamiento, pero adquiere un protagonismo especial en la filosofía de Husserl.
Esta nueva entrega de Steinbock –en la línea de su obra programática Mundo familiar y mundo ajeno (1995), donde desde una perspectiva generativa ha repensado fenómenos como la historicidad– se ocupa de la noción de don.
Ahora bien, la cuestión del don como temática filosófica no es pacífica, ya que para el autor el punto esencial es la relación que se establece entre el amante y el amado, puesto que sin ella no es posible que el don aparezca. Más aún, el don no establece la conexión entre amante y amado, sino que emerge de ella. Y es justamente dicha relación la que orienta hacia el otro y establece un proceso de acompañamiento. En esta línea, la unión con el otro y la compañía en el caminar permiten contemplar la relación interpersonal como el medio privilegiado para liberar al otro de la pobreza, la enfermedad, el sufrimiento y la infelicidad, vía privilegiada para adentrarse en el misterio del amor como movimiento hacia lo alto y de la propia vocación como clave de la existencia.