Los Diálogos de Platón, son un inagotable homenaje a la figura de su maestro Sócrates; el joven Platón uno de aquellos brillantes muchachos ganado por el «polemo» dialéctico que asistió sin duda alguna al proceso de su admirado maestro, víctima de unos manejos democráticos que le condenaron. La injusticia cometida con Sócrates es sin duda el argumento decisivo para santificar su odio a la plebe. Lo cierto es, que el joven Platón ante tales hechos, jamás sería un demócrata de convicción, toda su energía la consumió en su proyecto melancólico de la fundación de una «ciudad ideal», una república regida por la diké y la armonía cósmica de las almas y las leyes.
En ocasiones, nos asalta la sospecha de que la vida podría ser algo muy distinto a la vida que vivimos. Que tal vez esta no sea más que una apariencia de vida, que quizá se haya vaciado de su esencia sin que nos hayamos dado cuenta y sea solo su simulacro o su parodia; porque nuestras vidas se estancan, se resignan, quedan sepultadas bajo el cúmulo de los días, se alienan y se cosifican bajo la influencia forzosa del mercado y la tecnificación. Que tal vez estemos dejando pasar, sin siquiera darnos cuenta, la verdadera vida.
Pero ¿qué es la vera vita? De Platón a Rimbaud, de Proust a Adorno, esta pregunta se ha mantenido vigente a través de los tiempos. No es la vida bella, o la buena vida, o la vida dichosa, tal y como la ha ensalzado la tradición occidental. No se encuentra, de ninguna manera, en el mercadeo de la felicidad y el desarrollo personal que tanto negocio hacen hoy en día. La vida auténtica no proyecta ningún contenido ideal, ni cae tampoco en la autocelebración propia del vitalismo. Es, por el contrario, el rechazo obstinado a la vida perdida, el no rotundo a la seudovida. La verdadera vida es tratar de resistir a la no-vida, del mismo modo que pensar es resistir al no-pensamiento.
Este volumen describe con firmeza la historia de las ideas de los precursores de la Modernidad y su lucha contra sus perseguidores. Esta contienda todavía no ha terminado y nosotros somos sus herederos.
Tras una detallada historia de las ideas del Renacimiento, este libro destila otro libro oculto de intervención política, en el que el lector encontrará un aliado intelectual contra los poderes actuales de la reacción, del servilismo, del dogmatismo y del totalitarismo.
La imagen que nuestra época elabore acerca del Renacimiento es muy importante para definir el futuro que queremos construir. Justo por ello, aquellas corrientes intelectuales y religiosas herederas del escolasticismo están muy interesadas en transmitir e imponer una idea residual del Renacimiento.
Frente a esto, el libro de Herrera define con claridad qué debe la Modernidad al verdadero precursor (el humanista y el filósofo renacentista) y qué debe la Modernidad (si le debe algo positivo) al perseguidor (la escolástica y sus poderes temporales). El perseguidor nunca fue el precursor de la Modernidad en términos de ilustración, libertad, antidogmatismo y cosmopolitismo.
Un fascinante recorrido filosófico por la historia cultural en torno a la tensión entre el individuo y la sociedad.
Cada uno de nosotros es, antes que nada, un ser individual, único. Y si para muchos esto es un estímulo para cultivar la propia singularidad, para otros esta individualidad puede convertirse en una acuciante sensación de soledad, de la que solo es capaz de rescatarnos la pertenencia a un grupo o a una clase social, o la adhesión a una ideología. La historia de la filosofía nos muestra numerosos ejemplos de cómo algunos escritores y pensadores han reflexionado sobre cómo mantener viva la propia singularidad frente a las exigencias del clan o de la sociedad en su conjunto. Con esta tensión como telón de fondo, Safranski presenta las ideas de los genios artísticos renacentistas, los primeros ecologistas del siglo xix o los pensadores existencialistas. Y también nos brinda inéditas perspectivas sobre autores como Montaigne, Rousseau, Diderot, Kierkegaard, Hannah Arendt, Elias Canetti o Ernst Jünger.
«Ética para Amador nunca fue un recetario de soluciones ―hay que hacer esto, no hay que hacer aquello― sino una invitación. ¿A qué? A reflexionar. ¿Sobre qué? Sobre la orientación que podemos dar a nuestra vida. Porque la ética consiste en intentar vivir a propósito, de un modo deliberado y consciente.»
Siguiendo la estructura de una larga carta dirigida a un adolescente, el autor analiza algunas de las cuestiones éticas más esenciales para la sociedad actual: el correcto ejercicio de la libertad, la aceptación de la responsabilidad, la necesidad de la convivencia para poder vivir plenamente, la ineludible relación entre ética y política, el saludable deseo de disfrutar de los placeres y la obligada reflexión acerca de temas como la conservación del planeta o la realidad de la inmigración.
Mediante un lenguaje accesible y cercano, Savater logra que seamos conscientes de la relevancia que tienen en nuestra vida las consecuencias derivadas de nuestras decisiones diarias.
Una perfecta introducción a la filosofía.
Las cuestiones relativas a la ética y la filosofía —cómo vivir, nuestras responsabilidades respecto a nuestros conciudadanos, la diferencia entre el bien y el mal— han sido debatidas a lo largo de siglos por filósofos y pensadores, y sus conclusiones han servido como pilar para la construcción de nuestros sistemas políticos y legales.
Esta obra constituye un ameno recorrido por todos estos conceptos que han merecido la atención de los pensadores, desde la Antigua Grecia hasta el presente. Una introducción perfecta a la filosofía escrita por un autor con un auténtico talento para popularizar sus conceptos, a menudo complejos y exigentes.