París, 1926. Walter Benjamin se enamora de la ciudad, pero ella no le corresponde... Incomprendido y desconocido, en ocasiones se siente profundamente solo. Lo que no le impide empezar a trabajar en la que será la obra de su vida, El libro de los Pasajes. Ese mismo año, André Breton conoce a Nadja, que se convierte en su heroína y lo guía a través de una ciudad de azar y maravilla. Por su parte, cada noche, Ludwig Hohl camina por París, descubriéndola barrio por barrio. Su mirada de extranjero se cruza con la de Léon-Paul Fargue, auténtico parisino, nostálgico y brillante. Y entre ellos aparece también el gran paseante Franz Hessel. París se entrega, se enamora, pero igualmente se aleja, pues el mundo que viene no está preparado para crear un mundo, nos dice Frédéric Pajak. Entre la ironía y la melancolía, este segundo volumen del Manifiesto incierto evoca las sombras de la ciudad, el tiempo previo a la Segunda Guerra Mundial y también la actualidad, el asesinato y la destrucción de París, ese París que ya no existe y ese París que, sin embargo, reclama sangre y cuenta muertos en cada calle en honor a la poesía y a la historia. Una obra épica iluminada por ciento cincuenta deslumbrantes dibujos.
En 1939, como todos los ciudadanos alemanes residentes en París, Walter Benjamin fue internado en un campo de «trabajadores voluntarios» en Nevers. Liberado después de dos meses y medio gracias a la intervención de varios amigos, regresó a París hasta que llegaron las tropas de la Wehrmacht. Entonces huyó y comenzó a vagar por el sur, primero Lourdes, luego Marsella, desde donde intentó en vano embarcarse hacia Estados Unidos. Su viaje continuó por los Pirineos, hasta el puesto fronterizo español en Portbou, donde, amenazado con ser entregado a la Gestapo, se suicidó.
Esta historia se entrelaza con una evocación del poeta estadounidense Ezra Pound, exiliado en Rapallo, en la Italia fascista, cuyas opiniones comparte ciegamente. En Roma, el poeta se encuentra con Mussolini para ponerse a su servicio, pero éste rechaza la propuesta, convencido de tratar con un espíritu perturbado. Detenido en 1944 por los estadounidenses y condenado por traición, fue encerrado en Pisa en una jaula al aire libre, antes de ser internado durante trece años en su país.
A través de las cincuenta y tres piezas que componen el Manual, Epicteto –crecido como esclavo en la turbulenta Roma de Nerón– nos ofrece los principios de la filosofía estoica, corriente de la que, junto al emperador Marco Aurelio y el filósofo Séneca, es su máximo representante.
Por medio de unas reflexiones afiladas y certeras y un lenguaje claro y sin concesiones, Epicteto nos propone la ética estoica como un punto de partida en la búsqueda de la tranquilidad de ánimo y de la felicidad. La unión entre la reflexión moral y su vertiente práctica que se produce en el Manual y en las dos piezas de sus diatribas incluidas en este volumen (Cómo actuar ante los tiranos y Contra los conflictivos y salvajes) contribuye a que el estoicismo sea percibido como una corriente filosófica capaz de influir en las acciones del día a día.
¿Por qué un manual? Porque aspira a ser fácil de manejar y fácil de entender y su intención es fundamentalmente práctica. Porque no es un libro oficial, académico o doctrinario, y compendia lo más sustancial de unas cuantas vidas filosóficas. ¿Por qué portátil? Porque es un homenaje a caminantes. La filosofía portátil es un esfuerzo por liberar al pensamiento de la reclusión a la que ha estado sometido por escolásticos y académicos. Un modo de conjurar esa manía erudita de hablar sólo para aquellos que comparten cátedra o facultad. El espíritu de la pesadez infecta como ningún otro al de la filosofía, y el portátil es un soltador de lastre. Prefiere ofrecer ironías, migajas y vislumbres que abran paso a una nueva inteligencia de la vida. Este libro propone recorrer el río de la filosofía a contracorriente, en busca de sus fuentes. El viaje se inicia con el gesto de un antropólogo que, tras estudiar filosofía en París, se va a buscar la verdad entre los «salvajes». Luego, visitamos a los filósofos, contemplando escenas inolvidables: Wittgenstein toma notas en una trinchera, Nietzsche susurra a un caballo, Kierkegaard financia un panfleto anticlerical, Leibniz descubre el amor entre las princesas, Montaigne se encastilla, Plotino oculta su pasado, Sócrates bebe voluntariamente un veneno y Empédocles se arroja a un volcán. Lo que a primera vista podría parecer extraño revistió un profundo sentido para todos ellos. Llamemos a ese sentido filosofía y veamos qué ocurrió.
Epicteto, un esclavo que tuvo que exiliarse de Roma precisamente por sus ideas filosóficas, nos ha legado sus consejos para hallar la tranquilidad de espíritu conociéndonos a nosotros mismos y a la naturaleza. Aquí se encuentra condensada la regla de oro de la filosofía estoica: el secreto de la felicidad y de nuestra plenitud depende solo de nosotros; se basa en nuestra capacidad para centrarnos en lo que podemos cambiar y aceptar lo que escapa a nuestro control. Una obra esencial de la sabiduría que enseña a vivir hablándonos clara y directamente de la amistad, del amor, de los placeres y de otros aspectos de la vida cotidiana.
A lo largo de la historia, algunos libros han cambiado el mundo. Han transformado la manera en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Han inspirado el debate, la discordia, la guerra y la revolución. Han iluminado, indignado, provocado y consolado. Han enriquecido vidas, y también las han destruido. Taurus publica las obras de los grandes pensadores, pioneros, radicales y visionarios cuyas ideas sacudieron la civilización y nos impulsaron a ser quienes somos.
¿Cómo podemos ser felices y libres a pesar de las vicisitudes de la vida? En esta obra maestra del pensamiento estoico, también conocida como Enquiridión, Epicteto nos invita a centrarnos en tratar de controlar solo lo que depende de nosotros y a aceptar lo que venga de fuera. Basándose en ejemplos prácticos y cotidianos, el libro condensa los principios del estoicismo, la corriente filosófica para la tranquilidad del espíritu, de la que, junto con Marco Aurelio y Séneca, Epicteto es el máximo representante.
Durante su vida, Roland Barthes publicó poco sobre Proust —cinco textos o artículos— aunque él mismo confiesa que sin duda fue el autor que más leyó, ya desde la adolescencia pero especialmente en sus últimos años, durante el duelo por su madre, de la que constantemente hizo eco con la de la madre de Proust.
Este volumen reúne los textos de Barthes publicados en vida, la transcripción de tres emisiones que efectuó en France Culture, algunas obras inéditas, algunos fragmentos de un curso que llevó a cabo en el Collège de France y una importante selección de sus conocidos archivos personales.
Barthes abre caminos, toma atajos, adopta, descarta y ofrece una visión perfectamente moderna de un autor extraordinariamente moderno. Básicamente llena un vacío: faltaba el «Proust de Barthes» y aquí lo tenemos centelleante, vibrante, seminal.
Este libro parte del estado actual de los estudios sobre María Zambrano para poner de relieve la actualidad de su pensamiento. Los destacados intérpretes que en él se dan cita exploran las diferentes direcciones en las que la obra de Zambrano sigue generando un fructífero debate intelectual.
El volumen alberga también una dimensión histórico-biográfica que examina la filiación filosófica de Zambrano y presta particular atención a los meandros de su trayectoria vital y espiritual, en cuya dirección fueron determinantes los acontecimientos políticos de su tiempo.
Con todo, el estudio no puede obviar los años de formación de la autora en el ámbito de la “Escuela de Madrid”, decisivos tanto por lo que tuvieron de “encuentro” con el pensamiento como por los notables desencuentros con algunos de sus más destacados exponentes.
Si bien Más allá del bien y del mal (1886) retoma elementos e ideas de Así habló Zaratustra profundizando en ellos, presenta un tratamiento de los mismos completamente distinto. Entre una y otra obra hay, fundamentalmente, un reajuste de la miradb: el paso del símbolo al concepto, de la poesía a la psicología, de la confianza a la sospecha, de la lejanía que permite dejar de lado los defectos a la óptica microscópica que pone de relieve las miserias; un reajuste que permite a Friedrich Nietzsche (1844-1900) dar un paso más en la radicalidad de su pensamiento filosófico.