Dentro de la vasta producción aristotélica, la Retórica es uno de sus dos grandes tratados sobre el arte. En concreto, el texto analiza esta disciplina lingüística siguiendo el método lógico y la erige en instrumento fundamental de la filosofía práctica, en tanto que necesaria para la persuasión. Con ello, Aristóteles presenta una completa arquitectura para la retórica, que se convierte en un estudio sobre el lenguaje que va más allá del examen de conceptos, y ofrece un campo de reflexión con enormes consecuencias para la vida humana.
«El rasgo fundamental del espectáculo moderno es la puesta en escena de su propia ruina». Así se expresaba Guy Debord en 1959. Lo que desde entonces parece claro es que –aunque las ruinas siempre ocupasen un lugar en la reflexión teórica y en la sensibilidad artística– el devenir histórico cercano ha abocado a la humanidad y a la vida en la Tierra hacia ese horizonte extraño. Siguiendo esta intuición, en este libro se estudia la presencia de las ruinas y los descampados en el arte, la arquitectura y el pensamiento europeos contemporáneos. Y, si se logra mostrar algo, eso es que las ruinas ocupan un lugar central, tanto en las denuncias más o menos veladas a los modelos socio-económicos heredados, como en las propuestas regeneradoras más recientes sobre el paisaje.
El hombre contemporáneo está gravemente enfermo. En el origen del «malestar de la civilización» está implícito el nihilismo imperante que Nietzsche instituyó a finales del siglo pasado. Frente a la ausencia del sentido que lo acompaña, encada paso del sometimiento técnico-científico del mundo, después de haber experimentado punzantes desilusiones, angustias y miedo, en el mundo actual se vuelve la mirada al «pasado remoto», en un deseo innato por retornar a las propias raíces culturales. El mundo contemporáneo ha redescubierto la sabiduría de los griegos, que de nuevo se impone como punto de referencia ineludible para quien pretenda construir la identidad propia. Este libro traza un minucioso itinerario por los males que aflijen al hombre contemporáneo, mostrando cómo la sabiduría antigua revela los métodos de «curación» del malestar actual. Esta terapia, tal vez, nos permita curar o, al menos, aliviar el dolor y la desesperación que nos invade.
La teoría política de John Locke (1632-1704) ha influido notablemente en la formación de la ideología liberal moderna. Mientras que el “Primer Tratado” es una larga y elaborada refutación de la teoría del derecho divino de los reyes tal y como fue concebida por sir Robert Filmer en Patriarca -también en esta colección-, el “Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil” -“Un ensayo acerca del verdadero origen, alcance y fin del Gobierno Civil”- aborda temas tan importantes como el origen de la legitimidad de los gobiernos, la propiedad o la sociedad civil, aunque por encima de todo fue un trabajo destinado a reafirmar el derecho de resistencia a una autoridad injusta y, en última instancia, el derecho a hacer una revolución. La presente edición ha utilizado como referencia la edición póstuma de 1764.
Traducción y prólogo de Carlos Mellizo
Catherine François trae a escena a unos héroes culturales casi desconocidos en Occidente, cuyas vidas constituyen fragmentos relevantes de la historia de China y un verdadero ejemplo de sabiduría.
La sensibilidad no es un fenómeno nuevo; ocupa en la historia de nuestra sociedad un papel importante como motor del progreso civilizador. La urbanización y la tecnificación hacen al ser humano más sensible, porque al ampliarse el acceso a los derechos se agudiza también la percepción de las injusticias y de las vulneraciones que estas causan. Sin embargo, las posiciones al respecto se vuelven cada vez más rígidas: liberales e igualitarios, gente de derechas y de izquierdas, viejos y jóvenes, se enfrentan y propician una erosión creciente de la cultura democrática del discurso.
Cuestiones como Me Too o Black Lives Matter, el lenguaje inclusivo, la libertad de expresión, el reconocimiento de colectivos marginados o la afectación de quienes temen perder sus privilegios, entre otros, ponen en evidencia uno de los grandes interrogantes que atenazan la discusión pública actual: ¿cuál es el límite de lo tolerable?
En este irreverente ensayo, Svenja Flasspöhler invita a pensar en profundidad la paulatina sensibilización para advertir así las tendencias progresivas y regresivas que suscita, y se plantea si es el individuo quien debe hacerse más resistente o, por el contrario, si es el mundo que lo rodea el que tiene que cambiar.
Un fascinante recorrido filosófico por la historia cultural en torno a la tensión entre el individuo y la sociedad.
Cada uno de nosotros es, antes que nada, un ser individual, único. Y si para muchos esto es un estímulo para cultivar la propia singularidad, para otros esta individualidad puede convertirse en una acuciante sensación de soledad, de la que solo es capaz de rescatarnos la pertenencia a un grupo o a una clase social, o la adhesión a una ideología. La historia de la filosofía nos muestra numerosos ejemplos de cómo algunos escritores y pensadores han reflexionado sobre cómo mantener viva la propia singularidad frente a las exigencias del clan o de la sociedad en su conjunto. Con esta tensión como telón de fondo, Safranski presenta las ideas de los genios artísticos renacentistas, los primeros ecologistas del siglo xix o los pensadores existencialistas. Y también nos brinda inéditas perspectivas sobre autores como Montaigne, Rousseau, Diderot, Kierkegaard, Hannah Arendt, Elias Canetti o Ernst Jünger.
La presente traducción de Ser y tiempo es el fruto de veintitrés años de trabajo. El traductor tuvo sus primeros contactos con Martin Heidegger en 1961, permaneciendo en estrecha relación con él. Entre 1973 y 1975 concluyó la primera versión del texto, que el propio Heidegger conoció y aprobó. En 1988 preparó una segunda versión, esta vez en reuniones con Friedrich-Wilhelrn von Herrmann, editor de Heidegger, y con el apoyo de Hans-Georg Gadamer y Max Müller. Finalmente, una tarea de cinco años con un equipo multidisciplinario de especialistas daría como resultado, en 1995, la tercera y definitiva versión. Con todo, más allá de su historia, la traducción de Ser y tiempo de Jorge Eduardo Rivera C. constituye un hito para la filosofía actual.
Sin el pensamiento de Martin Heidegger (1889-1976) la filosofía del siglo xx sería incomprensible. La mayoría de sus obras son ya auténticos clásicos convertidos en objeto continuo de meditación y discusión. Sus estudios sobre distintos filósofos y poetas han abierto novedosas perspectivas que han enseñado a mirar la tradición de un modo radicalmente diferente al habitual, y no deja de sorprender su capacidad de forjar nuevos conceptos y de conferir sentidos más profundos a las nociones más usuales. De Martin Heidegger han sido publicados en esta misma Editorial Los problemas fundamentales de la fenomenología (2000), Interpretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles (2002), El concepto de tiempo (2006), ¿Qué significa pensar? (2008) y Tiempo e historia (2009).
En este ensayo Russell parte de la idea de que la educación que deseamos para nuestros hijos depende de nuestros ideales acerca del ser humano. Ataca así el sistema educativo de la época, en manos de la Iglesia o del Estado, a los que acusa de crear «rebaños» formando en el conformismo, el autoritarismo y el nacionalismo. Russell busca educar personalidades libres y sensibles, cultivadas en la curiosidad, la confianza en el esfuerzo y e! sentido de aventura. Él y su mujer Dora crearon una escuela en Beacon Hill en donde intentaron llevar a la práctica sus ideales educativos. El valor actual de estos ensayos reside cn lo pausado y racional de su análisis, en la claridad de sus propuestas y la amenidad de su lectura: «Cuanto he de decir -escribe Russell- no es sino el resultado de mis preocupaciones con respecto a mis hijos; no hay, pues, en ello nada de remoto ni teórico, y espero que ayude a aclarar las ideas de otros padres en situación análoga a la mía, bien sea para compartir o para rechazar mis opiniones.»
Un libro en el que el propio Russell consigue lo que quiso para los niños: despertar la curiosidad y la reflexión conviniendo su discurso en una entretenida aventura.