Cumplidos ciento veinte años del nacimiento de Nikolaus Pevsner (enero de 1902) y cuarenta de su desaparición (agosto de 1983), la editorial Abada publica bajo el título Sobre lo pintoresco seis artículos suyos dedicados a los autores más conspicuos de la teoría del jardín paisajista, y a la postre del paisaje, en la Inglaterra del siglo XVIII, aparecidos entre los años 1944 y 1949, en la inmediata posguerra; y una conferencia dictada el 25 de noviembre de 1947 en el Royal Institute of British Architects sobre su aplicación a la arquitectura moderna, que aporta las claves del valor otorgado a lo Pintoresco en ese preciso momento histórico. Todo ello precedido de un estudio introductorio de Miguel Ángel Aníbarro que sitúa en su contexto el acercamiento del autor al tema.
Pevsner actúa como un historiador no solamente atento a examinar uno de los fenómenos culturales más llamativos de la Ilustración, sino comprometido con su tiempo, que intuye en lo Pintoresco una de las raíces –y no la menos profunda– de la arquitectura del Movimiento Moderno, así como cierta capacidad para solventar algunos problemas urbanos actuales.
¿Por qué vivir en sociedad? ¿Por miedo? ¿Por comodidad? ¿O hay quizá alguna razón más profunda? Aranguren analiza cinco grandes respuestas que justifiquen la vida social occidental en el siglo XXI.
La inmensa mayoría de los seres humanos vivimos en sociedad. ¿Por qué? ¿Por el deseo de neutralizar la violencia que sentimos dentro, o la violencia de los demás? ¿Vivir en sociedad mejora al ser humano, o más bien lo degenera? ¿No nos estará robando lo más auténtico de nosotros mismos?
Si fuéramos sociales por necesidad, deberíamos subordinarnos a los fines de la ciudad, o del Estado. ¿Debemos entregar entonces nuestra libertad, a cambio de un proyecto común más importante? Algunos defienden que ese modo de organizarse se ajusta a la vida buena, nos hace mejores, y nos permite entender lo que somos. Si es realmente así, ¿qué responsabilidades genera? ¿Ante quiénes? Desde la creencia, ¿es la vida en común un símbolo de la condición del ser humano como imagen de Dios?
Este libro estudia cinco propuestas (Hobbes, Rousseau, Platón y Aristóteles, y la que propone el cristianismo), sin orden cronológico ni intención académica. Los autores citados sirven de pretexto para compartir ideas y activar el pensamiento crítico del lector en torno a la vida social occidental en el siglo XXI.
Fernando Savater selecciona sus cien artículos más relevantes y se responde a sí mismo con una nueva columna con la que actualiza su pensamiento.
Solointegral es la modalidad más extrema de escalada. En su práctica, el escalador se juega la vida en cada uno de sus movimientos. Este conjunto de artículos (cien publicados y otros cien inéditos) reflejan el espíritu crítico y a contracorriente de Fernando Savater. El autor se pone a prueba en esta revisión de sus ideas no solo porque puede llegar a contradecirse, sino porque, al ser textos independientes, que no están adscritos a un medio de comunicación, puede pensar, escribir y opinar de una forma totalmente libre.
Esta obra es un ejercicio intelectual audaz, en el que se tratan los temas clásicos del filósofo: política, nación, sociedad, educación, ética, cultura…sin ninguna línea roja, y en el que se propone un estimulante juego de espejos. Una cuidada selección de textos que hará las delicias de los seguidores de Savater y que además agitará conciencias y levantará polémicas.
Una introducción original al pensamiento de Arendt, con anécdotas biográficas y claves para entender cuestiones de nuestro presente.
Hannah Arendt se ha vuelto imprescindible para el siglo xxi, pues seguimos viviendo «en una era de incertidumbre política y su efecto es desconcertante». Lyndsey Stonebridge explora cómo y por qué la filósofa alemana terminó pensando como lo hizo en sus propios tiempos oscuros, para enseñarnos a razonar de manera similar en los nuestros. En esta biografía, se desprende la importancia de aprender a reflexionar críticamente sobre nuestra realidad política y a apartarnos del dogma, los tópicos políticos, las zonas de confort y las ideologías fáciles.
La filosofía de vida del autor de El mundo de Sofía en un ensayo que es a la vez una historia personal y un intento de entender el mundo actual.
En este relato fascinante, Jostein Gaarder parte de las preguntas que se hizo de niño cuando empezó a ser consciente de la existencia del mundo –«¿No es extraño que estemos vivos? ¿Que el mundo exista?»—, y que le ayudaron a situar la Tierra en el Universo, con lo que todo ello implica, para plantearse cuestiones nuevas y urgentes relacionadas con el medio ambiente, la sostenibilidad, las relaciones humanas, la religión, el envejecimiento, la vida y la muerte. Y a través de su análisis, con la experiencia y el conocimiento que le ha dado vida y su trabajo literario, señala el que es y será nuestro reto más importante: ¿Cómo vamos a preservar la civilización humana y el sustento mismo de nuestro propio planeta?
Santa Catalina de Alejandría e Hipatia de Alejandría fueron dos portentos de sabiduría, valentía y lucidez, que desafiaron el orden establecido esgrimiendo su convicción de que salvaguardar la razón, la libertad y la justicia es necesario para que cualquier civilización sea digna de llamarse así. La primera es emblema de fe y virtud; la segunda, de erudición científica y filosófica. Ambas figuras son una sola en las tradiciones cristiana y pagana, y comparten el mismo fatídico destino: fueron asesinadas a causa de la intolerancia religiosa.
En un recorrido apasionante y muy personal, Ana Rossetti reflexiona sobre las vocaciones y principios de estas dos mujeres, y entreteje sus vivencias con el devenir histórico de la primera gran ciudad cosmopolita y el declive de su esplendor. La autora abunda en las entretelas de la escena sociopolítica de la época y en sus personajes más relevantes, aportando así una perspectiva reveladora, de profundo calado espiritual, que nos permite comprender mejor la deriva de las célebres alejandrinas hacia su trágico final. Somos un cuerpo herido es un ensayo amplio y riguroso, a la vez que reivindicativo, con el que la autora constata, una vez más, su formidable capacidad para entrelazar erudición y narrativa.
Un homenaje al niño que todos llevamos dentro y una invitación a recuperar la extrañeza ante el mundo.
A veces intentamos ver el mundo con mirada infantil. Al hacerlo, nos topamos con algunas preguntas fundamentales, esas preguntas que los pequeños se hacen sin miedo y que en cambio los adultos a menudo olvidamos o dejamos que queden ocultas tras el ritmo frenético de la actividad diaria. ¿Cómo responder cuando una hija quiere saber si sus padres la quieren tal como es, o si se esperaban otra cosa? ¿Cómo explicar qué son la vida y la muerte, por qué las piedras no sienten dolor y los animales no hablan? ¿Qué significa cumplir una promesa? ¿Qué representan los amigos imaginarios con los que jugamos de niños? La filosofía es esto: asombro y descubrimiento del mundo. Y las preguntas a veces cuentan incluso más que las respuestas.
La tecnología ha sido siempre documento de civilización, pero también de barbarie. Este libro expone algunos casos, como el del zoológico fundado en Hamburgo por Carl Hagenbeck, que en 1875 exhibió indígenas porque resultaban más económicos de importar que los animales; o el de Eduardo Kac, que en 2001 utilizó la ingeniería genética como lenguaje plástico en su obra Génesis, al encriptar una frase traducida a morse en pares de ADN e inocularla en bacterias.
Según Michel Nieva, la historia de la literatura argentina se funda sobre esa fricción: la tecnología como cruce entre civilización y barbarie. En estas páginas encontramos una recopilación de ensayos que exploran, en la estela de Sarmiento y Borges y con la colaboración de Agamben y Burroughs, los imaginarios literarios y políticos que instituyeron el límite entre lo humano y lo no humano, lo cultural y lo natural, lo que merece vivir y lo que debe ser exterminado y capitalizado.
Desde hace unas décadas, nuestras sociedades se han visto atravesadas por una obsesión memorialista sin precedentes. La necesidad de recordar los pasados traumáticos se ha impuesto así, casi sin percatarnos, como una obligación moral que, supuestamente, nos llevará a evitar futuros enfrentamientos y desgarros. El mantra «quien olvida su historia está condenado a repetirla» sintetiza a la perfección esta idea, formando ya parte de todo un sentido común de época. En 'Tejer el pasado', las politólogas Sandrine Lefranc y Sarah Gensburger cuestionan de raíz esta concepción tan extendida. Este borboteo incesante del pasado en nuestro presente ha propiciado la aparición de toda una 'industria de la memoria' cuyos esfuerzos, en opinión de las autoras, están dirigidos de manera ineficiente. Y es que, según argumentan, el despliegue de todas estas acciones memorialistas no contribuye de manera necesaria a alumbrar sociedades más pacíficas o tolerantes. Su análisis, por tanto, no parte de la idea preconcebida de que cabe recordar para 'nunca más' repetir errores del pasado, sino que se centra en el modo en que, según las ciencias sociales, los individuos operamos en nuestros campos de referencia. ¿Cómo hacer que las políticas de memoria puedan ser realmente eficaces? De este modo, este brillante estudio dinamita un lugar común como punto de partida, para a continuación instituir un nuevo promontorio desde el que repensar el modo en que deberíamos recordar ―o no― de manera colectiva, a fin de construir sociedades más justas.