En 1844, y atribuyéndolo a Juan Clímaco, Kierkegaard había publicado Migajas filosóficas, obra en la que diferenciaba radicalmente la filosofía sistemática con pretensiones absolutas (representada por Hegel) del socratismo, y a este, de la relación única que se produce entre el maestro y los discípulos, tal como se establece en el caso de Cristo y los cristianos.
Dos años más tarde, el mismo Juan Clímaco (y su «editor», es decir, Søren Kierkegaard) se vio en la obligación de hacer una serie de apostillas a dicho texto. En ellas profundizaba en los muchos matices del problema de cómo cabe siquiera pensar que la eternidad se relacione con el tiempo, o sea, que Dios y la historia puedan estar de algún modo en contacto y el individuo existente pueda realmente convertirse ya ahora en seguidor de la verdad plena y eterna.
La empresa, ciertamente, no puede ser más atrevida: se trata de formular los fundamentos de una ontología existencial donde la libertad y el amor hallen cabida e incluso se conviertan en el núcleo de un nuevo pensamiento antisistemático y mucho más profundo que cualquier intento de sistema.
¿Quién dijo que la filosofía es aburrida?
Maura Gancitano, una de las filósofas jóvenes más prestigiosas de Europa, nos presenta un manifiesto en favor de la filosofía para aprender a aplicarla en la vida cotidiana y transformar nuestra manera de pensar con ejemplos prácticos.
Descubre cómo la filosofía está presente en todo lo que nos rodea: en el lenguaje, la política, la inteligencia artificial, la ciencia o la arquitectura. Con un enfoque claro y accesible, este libro nos descubre los misterios de la filosofía y muestra su relevancia en el mundo moderno. Ya sea para navegar en un mundo complejo, encontrar nuevos caminos o buscar la felicidad, la filosofía es una herramienta fundamental.
«¿Cómo justificar la reflexión filosófica a la luz de esos objetivos de política pública que la filosofía no es capaz por sí misma de satisfacer?»
Una reflexión que elogia la «inutilidad» del quehacer filosófico en un mundo gobernado por la técnica.
En este necesario y perspicaz ensayo, Carlos Peña se hace cargo críticamente del menosprecio del que, de un tiempo a esta parte, es objeto la filosofía. En base a acusaciones de despilfarro e inutilidad, ha sido progresivamente desplazada de los planes educativos en pro de una enseñanza enfocada en lo técnico y lo útil. Es por eso que el autor se pregunta si efectivamente la enseñanza de la filosofía carece hoy de justificación y sentido.
No hay mejor forma de ilustrar la importancia de la filosofía, afirma Peña, que introducir al lector en el tipo de reflexión que esta lleva adelante. Sirviéndose de ilustrativas anécdotas y de algunas de las más importantes ideas del siglo XX —formuladas por Heidegger, Wittgenstein u Ortega—, se explica en este ensayo de qué modo la filosofía se asoma a la estructura de la vida humana para descubrir, finalmente, que ella es una realidad que se interpreta a sí misma.
En otras palabras, si con la filosofía no se puede hacer nada, quizá ella sí pueda hacer algo con nosotros.
La Política se ha convertido en un texto clásico que tiene todavía hoy mucho que decir y enseñar, y quizá sea la obra de pensamiento político más importante de toda la larga y fecunda historia del pensamiento humano. Sin su lectura perdemos algo fundamental de nuestra vida, de nuestra civilización, de nuestras raíces que dan sentido a la existencia de millones de personas. Es, incluso en los albores del siglo xxi, un libro imprescindible para entender el pasado, actuar en el presente, diseñar el futuro.
Un aspecto básico de la filosofía práctica de Aristóteles son sus teorías políticas, que en gran parte se exponen en los ocho libros que componen la Política. La obra, que posiblemente estaba compuesta por diferentes tratados, se basa en dos ideas fundamentales: la sociabilidad es un rasgo esencial de la naturaleza humana y la finalidad a la que tiende el hombre es la comunidad política. Esos son los dos pilares en torno a los cuales el filósofo de Estagira analiza la familia, la ciudad, el Estado y las constituciones, proponiendo diversos modelos ideales. Se trata de una obra compleja y capital que plantea no pocos temas y problemas, y que esta edición con su introducción y su excelente traducción anotada pretende clarificar.
Compuesta entre el 330 y el 323 a.C., la "Política" se puede considerar en lo esencial como una de las últimas obras de Aristóteles (384-322 a.C.). En ella, el que fuera preceptor de Alejandro Magno y discípulo de Platón se erige en defensor de la "polis" tomando en consideración sus posibilidades históricas y sus grandes realizaciones civilizadoras. Frente al desarraigo y el exacerbado individualismo dominantes en la Grecia de la época, y contra los que creen en el buen salvaje, Aristóteles hace hincapié en el carácter social del hombre -definido como «animal cívico»- y en el fundamento natural de la ciudad -anterior por naturaleza a la familia y aun a cada individuo-, valorándolos como un logro insuperable de la civilización griega frente a las rudas formaciones políticas de las tribus bárbaras.