Contaminación de los ríos, embriones congelados, coronavirus, sida, agujero de ozono, robots… ¿Cómo comprender estos “objetos” extraños que invaden nuestro mundo? ¿Proceden de la naturaleza o de la cultura? Hasta aquí, las cosas eran simples: para los científicos, la gestión de esta división tradicional del trabajo no puede explicar la proliferación de híbridos. De ahí el sentimiento de pavor que generan y que los filósofos contemporáneos no consiguen disipar.
¿Y si hubiéramos tomado el camino errado? De hecho, nuestra sociedad moderna nunca funcionó de acuerdo con la gran división que sustenta su sistema de representación del mundo: la que opone radicalmente la naturaleza a la cultura. En la práctica, los modernos no dejaron de crear objetos híbridos, que proceden tanto de la una como de la otra y que se niegan a pensar. Nunca fuimos verdaderamente modernos, y hoy en día, para comprender nuestro mundo, hay que cuestionar ese paradigma fundador.
Traducido a más de veinte lenguas, Nunca fuimos modernos renovó profundamente los debates de la antropología porque modificó por completo la división entre naturaleza en singular y culturas en plural.
Al ofrecer una alternativa al posmodernismo, Bruno Latour abrió nuevos campos de investigación y brindó a la ecología posibilidades políticas inéditas. Como homenaje a este pensador original y único, que falleció en octubre de 2022, hemos creído oportuno reeditar el presente volumen, donde se ofrecen múltiples herramientas para afrontar con rigor los innumerables retos que se le plantean al ecologismo.
¿«Nada es seguro en esta vida salvo la muerte»? Veremos. Los transhumanistas han llegado muy lejos y pretenden hacernos inmortales.
Nostalgia de futuro aborda los orígenes, fundamentos y peligros de la pretensión de alcanzar una naturaleza humana «mejorada» de manera acrítica y amoral a través de la tecnología. «El transhumanismo, aunque se presente como promotor de lo humano, es un pensamiento contrario al hombre. Lo es porque no asume la realidad esencialmente vulnerable y frágil del ser humano con la intención de paliarla o sanarla, sino que más bien pretende una superación de ella».
Desde la concesión en 2018 de la ciudadanía en Arabia Saudí al robot Sophia, que goza de más «derechos» que las mujeres en ese país, pasando por FM-2030, un hombre que asumió una identidad «futurista» porque aseguraba ser «una persona del siglo XXI arrojada accidentalmente al siglo XX», hasta la existencia de un partido político transhumanista, el americano Transhumanist Party, Roberto Esteban Duque aporta un recorrido exhaustivo y escalofriante de todas las «mejoras» realizadas en los últimos años, dejando claras las comprometidas intenciones de los transhumanistas: «crear en el sentido que se quiera la propia condición humana».
En 1943, dos años después de su llegada a Nueva York, Hannah Arendt escribe el ensayo Nosotros, refugiados. Testimonio existencial de una apátrida excepcional, pero también primer manifiesto político sobre las migraciones, esta obra constituye una lectura indispensable para orientarse en el escenario político actual, donde ha aumentado la masa de quienes, atrapados entre fronteras nacionales, son considerados cuerpos extraños, superfluos, residuos de carne y hueso; los Estados aún discriminan y rechazan, mientras se multiplican los campos de internamiento y las zonas de tránsito donde son arrojados millares de seres humanos. La presente edición complementa el texto con un estudio crítico de Donatella Di Cesare que reconstruye la lección de Arendt, devolviéndole todo su carácter disruptivo.
Una reflexión sobre cómo lo digital transforma nuestras vidas y nuestra relación con la lectura.
Somos ya seres digitales. Hemos pasado de la galaxia Gutenberg de McLuhan a la galaxia digital. ¿Cómo afecta a nuestra percepción de la realidad? ¿Qué derivas políticas suscita esta revolución tecnológica? ¿Cómo influye en el ejercicio del periodismo? ¿Cuál es el papel del libro y la lectura en esta nueva era? Juan Villoro responde a estas y otras preguntas en un ensayo que huye del academicismo y combina las pinceladas autobiográficas con la reflexión y la prospección especulativa.
Por estas páginas asoman los dispositivos móviles, las selfies y Twitter (ahora X), el control mediante el reconocimiento facial, internet y las mentiras virales, la lectura en red y la transformación del modo en que circula la información… Un nuevo contexto tecnológico que conduce a la «desaparición de la realidad». El libro explora las pistas anticipatorias en los países tecnológicamente más avanzados, como Japón o Corea del Sur; las profecías contenidas en la literatura visionaria de Bradbury y las viejas polémicas —ya presentes en Rousseau y Diderot— sobre realidad y representación, que vuelven a adquirir vigencia.
¿Hacia dónde nos dirigimos como ciudadanos y como lectores? Dice el autor: «Pasamos página gracias al siglo XII, leemos textos impresos gracias al XV, damos un clic gracias al XXI. La lógica de esa aventura depende de la manera de leer. […] Las tradiciones que perduran no son las que se aferran al pasado, sino las que no olvidan su futuro».
El estudio de la noción de fenómeno se remonta a los orígenes del pensamiento, pero adquiere un protagonismo especial en la filosofía de Husserl.
Esta nueva entrega de Steinbock –en la línea de su obra programática Mundo familiar y mundo ajeno (1995), donde desde una perspectiva generativa ha repensado fenómenos como la historicidad– se ocupa de la noción de don.
Ahora bien, la cuestión del don como temática filosófica no es pacífica, ya que para el autor el punto esencial es la relación que se establece entre el amante y el amado, puesto que sin ella no es posible que el don aparezca. Más aún, el don no establece la conexión entre amante y amado, sino que emerge de ella. Y es justamente dicha relación la que orienta hacia el otro y establece un proceso de acompañamiento. En esta línea, la unión con el otro y la compañía en el caminar permiten contemplar la relación interpersonal como el medio privilegiado para liberar al otro de la pobreza, la enfermedad, el sufrimiento y la infelicidad, vía privilegiada para adentrarse en el misterio del amor como movimiento hacia lo alto y de la propia vocación como clave de la existencia.
¿Por qué tanto ensañamiento con el cinismo? Porque el cínico cometió el terrible pecado de señalar el idealismo con el dedo y gritar: «¡El rey va desnudo!». Desde entonces, los maestros de la filosofía los ignoran, los silencian, los tergiversan, los caricaturizan o directamente los descalifican para que su mensaje quede oculto. Platón defendió la existencia de un modelo eterno, perfecto e inmaterial de hombre al que debemos someternos. Pero Diógenes se ríe de esta teoría y busca por las calles de Atenas, con una linterna en pleno día, a ese hombre ideal. Platón define al ser humano como «un animal de dos pies y sin plumas», y los académicos que lo escuchan admiran su sabiduría. Mientras tanto Diógenes sale a la calle, toma un gallo, le quita las plumas, lo tira al suelo de la elitista escuela y le dice a Platón: «Aquí tienes a tu hombre». Este se niega a debatir con Diógenes y lo trata siempre de loco. A partir de ese momento, los idealistas siguen la actitud del maestro.
No me tapes el sol busca actualizar la filosofía cínica como salvavidas para subsistir con libertad, cordura y dignidad en un mundo pospandemia que parece navegar a la deriva.