En esta segunda entrega de su obra Pensamiento posmetafísico, Jürgen Habermas intenta determinar el sentido de la filosofía después de la crisis de su privilegio epistemológico frente a otras disciplinas y tras el cuestionamiento del predominio de la teoría sobre la praxis. Tres grandes temas son abordados en este contexto: el cambio de perspectiva desde las imágenes del mundo metafísicas al mundo de la vida; la relación entre religión y pensamiento posmetafísico, y el papel de la religión en el contexto político de una sociedad postsecular y liberal. En la tendencia hacia la globalización de la economía y de la comunicación digital, las sociedades de Europa, secularizadas en su mayor parte, se topan con movimientos religiosos y fundamentalismos de una vitalidad creciente. Esta circunstancia no solo ha dado otra dirección al debate científico-social sobre la relación de la secularización con la modernización de la sociedad, sino que también plantea nuevos retos a la filosofía. ¿Cómo tendría que entenderse una filosofía que trate la religión no como una figura del pasado, sino como una figura en el presente? En palabras de Habermas, «la filosofía no puede, tampoco en su configuración posmetafísica, ni sustituir ni desplazar a la religión».
¿Qué significa ser madre? ¿Qué significa pensar el cuerpo como materia viva que, en el parto, se abre y se desgarra? Devolviendo el concepto de 'vida' a su dimensión visceral, Adriana Cavarero desafía la indiferencia de la filosofía hacia el cuerpo materno y explora sus lados oscuros y perturbadores, marginados por una tradición que favorece representaciones idílicas y luminosas. Para ello, recurre a la literatura analizando la maternidad en libros de autoras como Annie Ernaux, Elena Ferrante o Clarice Lispector, además de al pensamiento filosófico y a la tradición trágica griega, con incursiones en la antropología, la biología y la teoría crítica feminista. Cavarero, pues, se centra en la parte carnal de la experiencia maternal, en la que el cuerpo femenino se hace cómplice del proceso procreativo de la naturaleza, permitiéndole regenerarse cada vez. El origen de la vida está precisamente en el cuerpo de la mujer que se desgarra para generarnos.
En esta obra rigurosamente filosófica, Byung Chul Han reflexiona, tomando como referencia a Kant, Heidegger, Lévinas y Canetti, entre otros, sobre la re-acción a la muerte para indagar en la compleja tensión entre este concepto con los de poder, identidad y transformación.
Concebimos nuestra propia muerte como la extinción sin residuos del yo personal, y por tanto como la imposición absoluta de lo totalmente heterogéneo. Ante esta perspectiva, la inminencia de la muerte puede despertar un amor heroico, en el que el yo deja paso al otro y así se promete una supervivencia. De este modo, en torno a la muerte surgen complejas líneas de tensión que se entrecruzan entre el yo y el otro.
Muerte y alteridad se inspira en la fenomenología y la literatura contemporánea para contraponer las reacciones de o bien el énfasis del yo o bien el amor heroico a la hora de encarar la muerte. Asimismo, muestra otra manera de «ser para la muerte» en un modo de tomar conciencia de la mortalidad que conduce a la serenidad. De esta manera, se tematiza una experiencia de la finitud con la que se aguza una sensibilidad especial para lo que no es el yo: la afabilidad.
Ningún siglo se parece tanto al nuestro como el siglo XVII, el tiempo del Barroco.
Vivimos en una nueva edad barroca: otro periodo de luces y sombras, ingenio y mentiras, ilusionismo y ansiedad. Como entonces, el mundo es un gran teatro, y el individuo, un ser solitario enfrentado a la incertidumbre.
La soledad como elección y destino.
Este libro se centra, en primer lugar, en la moral de la España del llamado Siglo de Oro, y en segundo en la de nuestra época en general, en muchos aspectos coincidente con la de aquella: individualismo y postureo; falta de imaginación social y sumisión al orden establecido; entrega a la realidad virtual y preeminencia del miedo.
Y, a la vista está, otro tiempo de ortodoxias imperiales, desigualdad social y pesimismo colectivo. Después de las crisis con las que se ha abierto el siglo XXI, nada es lo que se pensaba. Mientras tanto, la vida transcurre como en un tiempo detenido: sin esperanza de futuro ni nostalgia del pasado. Decidiendo solos, en la incertidumbre.
Montaña viaja en el tiempo, a través de varias historias universales y alguna aventura inédita del autor, para explicar la misteriosa relación del ser humano con las cimas, y sobre todo consigo mismo y con los demás: de los pioneros en el Mont Blanc a la vanguardia del estilo alpino en el Himalaya; de la curiosidad científica de Saussure a la búsqueda de la perfección ética y estética de Steve House… Existen tantas motivaciones y justificaciones para lanzarse a subir montañas como personas hay en el mundo.
En estas páginas, Diego S. Garrocho no arma una defensa de la prudencia ni de las buenas maneras en política, sino la constatación de cómo en un contexto atravesado por irracionales identitarismos y juegos de posición, la moderación es, sobre todo, un acto de valentía.