La crítica del arte parece inseparable de los dictados del capitalismo y de la industria cultural. Todos los pretendidos o genuinos críticos de arte, que deberían buscar el debate y el fomento de la reflexión, se ven atados de pies y manos –a veces de manera más que voluntaria– a las exigencias del mercado si quieren mantener, e incluso promocionar, su estatus social y laboral. A la larga, no solo se desprestigia el arte y la propia crítica, sino que resulta imposible el fomento de la producción cultural y la formación o el disfrute del público. En esta coyuntura se presenta el dilema: ¿debería el crítico plegarse a las dinámicas económicas o convertirse en un kamikaze cultural condenado poco a poco al ostracismo?
En este volumen sobre la historia de las ideas, uno de los grandes pensadores del siglo XX aborda la influencia que los críticos reaccionarios y románticos de la Ilustración han ejercido en el curso del mundo contemporáneo. Dicha influencia ha resultado extremadamente contradictoria: ha impulsado movimientos políticos antiliberales (el autoritarismo, el nacionalismo, el fascismo), pero al mismo tiempo, de forma paradójica, ha revitalizado el liberalismo, ya que la diversidad y el pluralismo defendidos por los críticos románticos son una fuente importante de nuestras concepciones modernas de la tolerancia y la democracia.
Vivimos inmersos en el fetichismo de «lo auténtico». Queremos consumir cosas genuinas y aspiramos a ser originales. La consagración de la autenticidad se desparrama por lo que comemos (lo bio), los lugares que visitamos (con historia, con tradición), las prendas que vestimos (la moda de lo vintage) e incluso la vida interior que desearíamos alcanzar... El siempre sagaz Lipovetsky rastrea el origen de esta obsesión en el siglo XVIII y en la sacralización que hace Rousseau de la sinceridad como valor moral supremo, y a partir de ahí recorre el camino que nos lleva al presente.
¿Pero esta pasión por lo auténtico es inocua? ¿Todo lo auténtico es necesariamente bueno por el mero hecho de serlo? ¿Y, por defecto, es nocivo todo lo artificioso? A través de su lápiz siempre afilado, Gilles Lipovetsky nos presenta, aquí, otro de sus incisivos análisis sociológicos de la hipermodernidad.
En este estudio de la humanidad moderna, Hannah Arendt reflexiona sobre la dimensión activa de los seres humanos, es decir, sobre su capacidad de intervenir en el mundo por medio del trabajo, la obra y la acción. Arendt analiza tanto las capacidades humanas cuya finalidad básica es atender a las necesidades de la vida como la sublimación de estas en otra más trascendental, la capacidad de ser libres, para considerar nuestra condición a través de nuestros más recientes temores y experiencias.
La conciencia uncida a la carne es el segundo volumen de los diarios de
Susan Sontag, que abarcan desde 1964 a 1980.
El segundo de los tres volúmenes de los diarios de Susan Sontag arranca donde acaba Renacida: a mediados de los años sesenta. Estos diarios trazan y documentan la evolución de la autora de principiante en el mundo artístico e intelectual de Nueva York a influyente crítica mundialmente reconocida con la publicación de Contra la interpretación en 1966.
La conciencia uncida a la carne sigue a Sontag durante los turbulentos años de la decada de los sesenta -sus viajes a Hanoi en el punto álgido de la guerra de Vietnam y a Suecia para rodar largometrajes-, hasta los ochenta y el inicio de la era Reagan.
Este libro es un registro de incalculable valor de los mecanismos internos, emocionales, espirituales e intelectuales de una de las pensadoras más incisivas y analíticas del siglo XX en pleno apogeo de sus facultades, además de una ventana al despertar político y moral del individuo.
Pasear por la ciudad será diferente a partir de ahora.
La ciudad infinita es una mirada nueva al arte del paseo y también un ensayo lírico sobre urbanismo. La semilla de este libro fueron las 21 excursiones literarias, o «expediciones asfálticas», que Sergio C. Fanjul emprendió durante el verano en que ejerció de algo así como Paseador Oficial de la Villa de Madrid. Tras regarlas y abonarlas, se han convertido en una frondosa andadura donde conviven, con humor y vehemencia, apuntes sobre la misión del peatón en una época hostil a la urbanidad, la búsqueda de episodios históricos que nos reconcilien con el trazado de las calles e incluso una reivindicación de la convivencia y del ser social. Sin duda, este es un libro para aventureros de a pie, firmado por uno de los escritores más sorprendentes de la nueva literatura en español.