¿Qué significa, desde el punto de vista filosófico, musical e histórico, hablar de la música en términos de «obras»? Lydia Goehr propone de forma elegante y persuasiva una respuesta, describiendo cómo el concepto de obra musical cristalizó plenamente en torno a 1800, y posteriormente definió las normas, expectativas y pautas de comportamiento que han llegado a caracterizar la práctica de la música clásica. En el contexto de un relato filosófico más general sobre el auge y la decadencia de los conceptos y los ideales, y de sus funciones normativas, Goehr aborda también los debates entre directores de orquesta, intérpretes de música antigua y músicos de vanguardia.
Este libro es una de las principales contribuciones al campo de la filosofía de la música en los últimos cincuenta años. La presente edición revisada incluye un nuevo ensayo introductorio de la autora y un provocador prólogo de Richard Taruskin.
El descubrimiento de América, las pinturas de Jackson Pollock, las consecuencias de la mayor tragedia minera de la historia, el destino de un veterano de la guerra de Vietnam, la deforestación del planeta, las fotografías de August Sander y Diane Arbus, la peripecia de una inmigrante recién llegada a Ellis Island o la supremacía mundial de Estados Unidos hoy son algunos de los hechos y personajes entre los que Bruno Remaury establece una inusitada y pertinente relación en este fascinante viaje en el tiempo y el espacio. Como el sabio cuentacuentos que pone su profunda erudición al servicio de la imaginación para penetrar el alma humana, el autor nos relata, con una lucidez y una sutileza admirables, cómo ha ido cambiando la relación con nuestros semejantes a lo largo de la historia y también nos describe cómo es la relación del hombre con esa compleja y a veces sofocante creación humana que es nuestro mundo. El ser humano contemporáneo ha sustituido su ancestral visión religiosa del tiempo por una perspectiva mitológica del espacio, es decir: nuestra civilización ha construido un mundo horizontal en el que, negando cualquier verticalidad o trascendencia, ya no da cabida a lo secreto, lo sagrado, lo enigmático. En esta original propuesta, en la que Remaury erige el miedo en motor de la Historia, somos testigos de una humanidad que ha pasado del protector espacio de las cavernas de sus antepasados prehistóricos a un espacio infinito regido por una despiadada lógica de exploración y explotación en el que no hay resquicio donde guarecerse de la injusticia, el dolor y la violencia imperantes. Con un portentoso don para establecer asociaciones, un ritmo narrativo extraordinario y una escritura en estado de gracia en la que se da una perfecta comunión entre el arte del relato y la especulación ensayística de índole antropológica, en la estela de Quignard o Michon, Remaury desentraña los hilos invisibles con los que se entretejen los azares de la Historia y la intrahistoria.
Pese al fracaso editorial que había supuesto la primera edición de El mundo como voluntad y representación, Schopenhauer consiguió que en 1844 saliera a la luz una segunda edición, aumentada por un segundo volumen de mayor extensión que el primero y en el que incluyó los complementos a los cuatro libros que componían la obra original. Calificadas por él mismo como «lo mejor que he escrito», sus páginas son fruto de veinticinco años de trabajo dedicados a reelaborar, ampliar y profundizar en las tesis vertidas en el primer volumen. Lejos de ser un aditamento postizo, los Complementos del Schopenhauer maduro son a la obra de juventud «lo que el cuadro pintado al simple boceto», y su lectura resulta indispensable para captar en toda su significación el contenido de aquélla y comprender en profundidad la filosofía de Schopenhauer. En esta edición se incluyen los índices de materias y nombres de los dos volúmenes de la obra, reforzando así la perfecta unidad de este libro único.
Se ha dicho con razón que Arthur Schopenhauer fue autor de un solo libro: El mundo como voluntad y representación. En este libro único, del que todas sus restantes obras son prolegómenos, ampliaciones o desarrollos, se expone además un único pensamiento: que «el mundo es el autoconocimiento de la voluntad». La presente traducción ofrece el primer volumen según la versión definitiva de la tercera edición alemana, comprendiendo sus cuatro Libros y el Apéndice sobre la filosofía kantiana.
Como si de un paseo por su laboratorio se tratase, Jalalvand recrea con ingenio la relación entre los grandes temas filosóficos y los descubrimientos científicos. En la conocida 'Metamorfosis' de Kafka, ¿queda algo de Gregorio Samsa en la cucaracha en que este se ha convertido? Si, como señala el autor de este libro, él mismo sería capaz de crear células humanas luminiscentes con tan solo insertar un gen de medusa en su genoma... ¿dónde pondríamos los límites? Si bien las clásicas cuestiones filosóficas sobre la vida, el ser humano y la sociedad adquieren hoy un sentido diferente, todavía existe una profunda brecha entre las ciencias naturales y la filosofía a la hora de explicarlas. Farshid Jalalvand busca equilibrar esta carencia a partir de un ameno relato en donde ideas, experimentos, así como el pensamiento de filósofos clave se combinan con ejemplos de cultura popular para mostrar cómo los avances científicos cambiaron radicalmente las respuestas que los pensadores daban a preguntas que siempre nos acompañarán como especie: ¿qué somos?, ¿cómo hemos llegado aquí?, ¿cómo evolucionamos? «En el origen todo fue filosofía y, como reivindica este maravilloso libro, nunca ha dejado de serlo. Hacer uso de la moderna biología para responder a las eternas preguntas de la filosofía responde al sueño de Descartes: una ciencia universal en la que todos los conocimientos estén integrados.» Eduardo Infante, filósofo
Una monumental obra sobre nuestro cosntante diálogo con el temor y la amenaza. Esta excepcional historia del miedo en Occidente desde el siglo XIV hasta el XVIII demuestra que no solo los individuos, sino tambien las colectuvidades e incluso la civilizaciones pueden estar atrapadas en un permanente diálogo con el miedo. El autor traza el retrato de una sociedad traumatizada por la peste, las guerras, las disputas religiosas y la inseguridad, y analiza la isntrumentalización del terror, sobre todo por parte de la Iglesia. Al desvelar las pesadillas de nuestro pasado, mustra las raíces de la necesidad de seguridad que caracteriza a la sociedad contemporánea.