Si hay un filósofo que representa lo que ha sido la ilustración, éste es sin duda Kant y, concretamente, su obra más universal, la Crítica de la razón pura. Con este libro emprende una crítica tan sistemática como demoledora a la metafísica o, para mayor exactitud, a los argumentos con que se sostiene la merafísica tradicional. En realidad, la Crítica de la razón pura se presenta como preparación de un riguroso sistema filosófico que Kant no llegó a elaborar. En esta edición, cuidadosamente revisada, se han introducido notables modificaciones respecto de las anteriores, buscando una mayor precisión en el vocabulario, ampliando el índice analitico e incluyendo introducción, cronología y bibliografía nuevas.
El presente volumen prosigue el proyecto de edición de las Obras Completas de Filón de Alejandría, que son exponente de una extraordinaria síntesis de la fe judía, el humanismo helenístico y el legalismo romano, y constituyen sin duda una de las matrices de la cultura europea en el cruce del mundo grecolatino con el judeocristiano. Tres grupos de textos se dan cita en esta nueva entrega. En primer lugar, dos tratados Sobre los sueños que componen una serie atípica dentro del corpus filoniano, pues abandonan en gran medida la lectio continua y adoptan un desarrollo temático. En segundo lugar, los dos únicos tratados conservados sobre la vida de los patriarcas, es decir, Sobre Abraham y Sobre José, que pertenecen a lo que se conoce como Exposición de la Ley y conforman su parte histórica, siendo de escritura posterior al tratamiento de la cosmogonía y anterior a la parte legislativa. En tercer lugar, las traducciones de los dos últimos tratados de la Exposición de la Ley, de carácter ético-judicial, dedicados al hombre en su relación con la Torá: Sobre las virtudes y Premios y castigos.
Hegel es el pensador que inaugura el mundo contemporáneo. Toda su obra está penetrada y motivada por la conciencia y por la emoción de tener que habérselas con una inflexión decisiva en el curso del mundo, y por lo tanto en el curso de la filosofía. El sentido ya no se propone como el vínculo religioso de una comunidad, y el saber no se ordena ya en pos de la totalidad de un sentido.[...] Desde Hegel no hemos dejado en penetrar en esta negatividad, y la propia época de Hegel, al igual que su filosofía, yacen a su vez bien lejos tras nosotros. En cierto modo, no podemos recoger de ellos alguna significación que tuviera todavía disponible. Por ello es por lo que, aquí mismo, no se prentende «restituir» a Hegel, y no se expone un «hegelianismo»: se lee a Hegel, o se lo piensa, tal como fue releído y repensado hasta nosotros, tal como ya se ha puesto en juego en el pensamiento. Pero lo primero que se debe pensar es esto: el sentido nunca está dado ni disponible; antes bien, se trata de volverse uno disponible para él, y esta dispoibilidad se llama libertad.
"¿Qué está en juego en la literatura? ¿Cuál es el fuego que el relato ha perdido y que busca recobrar a toda costa? ¿Y qué es la piedra filosofal que los escritores, con el empecinamiento de los alquimistas, se esfuerzan en producir en el horno de las palabras? ¿Qué resiste, en todo acto de creación, a la creación misma, y de esa forma confiere a la obra su fuerza y su gracia?
Agamben recoge en diez ensayos los motivos más urgentes y actuales de su investigación.
Hay cosas que nunca desaparecen. Entre ellas se cuenta la violencia. Su forma de aparición varia según la constelación social. En la actualidad, la violencia ha mutado de visible en invisible, de frontal en viral, de directa en mediada, de real en virtual, de física en psíquica, de negativa en positiva, y se retira a espacios subcomunicativos y neuronales, de manera que puede dar la impresión de que ha desaparecido. Pero la violencia se mantiene constante. Simplemente se traslada al interior. La decapitación en la sociedad de la soberanía, la deformación en la sociedad disciplinaria y la depresión en la sociedad del rendimiento son estadios de la transformación topológica de la violencia. En este ensayo, Han profundiza su análisis de la sociedad del cansancio y de la transparencia, buscando sacar a la luz las nuevas formas de violencia que se ocultan tras el exceso de positividad.
Entre 1906 y 1907, William James (1842-1910) pronunció una serie de conferencias que darían lugar a Pragmatismo, manifiesto para una filosofía del futuro, más práctica y humana, centrada en la cotidianidad del hombre, que provocaría grandes críticas entre mentalidades racionalistas pero también enorme entusiasmo entre filósofos vitalsitas como Bergson. Heredero del espíritu empirista y utilitarista pero abierto a interpretaciones prácticas de la metafísica y la religión, James reexaminó en esta obra no sólo algunos de los problemas perennes de la filosofía, sino también los desafíos que el evolucionismo y la ciencia moderna planteaban a las viejas concepciones de lo humano y lo divino, la verdad y la libertad. Escrito a caballo entre dos mundos, un pasado puritano que no acababa de morir y un futuro modernista que empezaba a nacer, Pragmatismo es un texto sumamente interesante para entender el papel de la filosofía en tiempos convulsos.