¿Puede una filosofía del siglo XX ser una guía en la actualidad? El pensamiento de Xavier Zubiri (1898-1983) lo es, porque nos presenta la filosofía desde la perspectiva necesaria para el hombre contemporáneo que busca una verdad que no sea postura dogmática sino el camino hacia una investigación sincera.
Zubiri construye una nueva metafísica a partir de la lectura de Husserl y Heidegger en la que la realidad y la inteligencia se piensan como congéneres, al tiempo en que examina los problemas fundamentales de la filosofía occidental.
Este libro presenta la evolución del pensamiento de Zubiri organizado en dos etapas sucesivas. Una primera más fenomenológica y ontológico-hermenéutica y una segunda metafísica, en la que se aleja de sus predecesores y propone una antropología para el hombre de nuestro tiempo a través de una nueva mirada sobre lo real y la inteligencia. A través de la lectura de los textos zubirianos, Paolo Ponzio nos invita a descubrir los conceptos más importantes de su filosofía: lo real, la verdad, el hombre y la experiencia de Dios.
La Eneida no es un poema para tiempos de paz. Sus versos no son apropiados cuando todo va sobre ruedas, son ideales cuando sentimos la urgencia de encontrar nuestro camino hacia un después que nos asombra por su diferencia con el antes en el que siempre hemos vivido. Por decirlo con otras palabras: la lectura de la Eneida es muy recomendable en medio del huracán, y a ser posible sin paraguas. Eneas es el hombre vencido, el héroe sin patria a la que volver. Se aleja de las ruinas de Troya con su padre a cuestas y en busca de un nuevo comienzo, armado con sus posesiones más preciadas, en un barco sin timonel a la búsqueda de una tierra prometida en la que volver a empezar.
A su más puro estilo, Marcolongo nos muestra en este maravilloso ensayo cómo el poema épico de Virgilio resuena en el mundo contemporáneo y cómo sus temáticas y sus protagonistas nos pueden seguir emocionando aún hoy. De Eneas solemos recordar su huida de Troya o su trágica historia de amor con Dido, pero tendemos a olvidar el relato épico de los orígenes míticos de Roma y su imperio. Su resiliencia y la fuerza de su esperanza son ejemplares y constituyen una lección de sorprendente actualidad.
«El ser humano es ahora víctima de su propia tecnología», afirmó Aldous Huxley en una entrevista a la BBC en 1961, dos años antes de morir. Célebre por su novela distópica Un mundo feliz, Huxley fue también un lúcido crítico de la civilización industrial. Desde el comienzo de su carrera de escritor, se mostró preocupado por la relación entre el progreso científico y la sociedad humana.
Los ensayos reunidos en El precio del progreso, escritos entre 1946 y 1962, muestran cómo Huxley puso por delante de cualquier otro factor para el cambio, la necesidad de cuestionar el dogma del progreso científico y tecnológico. Supo desvelar el peligro inherente a la transformación social en Occidente si dicha transformación, independientemente de su naturaleza política, no tenía en cuenta en qué medida la industrialización y la tecnología suponían amenazas patentes para la emancipación total de las comunidades humanas.
Contaminación de los ríos, embriones congelados, coronavirus, sida, agujero de ozono, robots… ¿Cómo comprender estos “objetos” extraños que invaden nuestro mundo? ¿Proceden de la naturaleza o de la cultura? Hasta aquí, las cosas eran simples: para los científicos, la gestión de esta división tradicional del trabajo no puede explicar la proliferación de híbridos. De ahí el sentimiento de pavor que generan y que los filósofos contemporáneos no consiguen disipar.
¿Y si hubiéramos tomado el camino errado? De hecho, nuestra sociedad moderna nunca funcionó de acuerdo con la gran división que sustenta su sistema de representación del mundo: la que opone radicalmente la naturaleza a la cultura. En la práctica, los modernos no dejaron de crear objetos híbridos, que proceden tanto de la una como de la otra y que se niegan a pensar. Nunca fuimos verdaderamente modernos, y hoy en día, para comprender nuestro mundo, hay que cuestionar ese paradigma fundador.
Traducido a más de veinte lenguas, Nunca fuimos modernos renovó profundamente los debates de la antropología porque modificó por completo la división entre naturaleza en singular y culturas en plural.
Al ofrecer una alternativa al posmodernismo, Bruno Latour abrió nuevos campos de investigación y brindó a la ecología posibilidades políticas inéditas. Como homenaje a este pensador original y único, que falleció en octubre de 2022, hemos creído oportuno reeditar el presente volumen, donde se ofrecen múltiples herramientas para afrontar con rigor los innumerables retos que se le plantean al ecologismo.
Hay autores que nunca pasan de moda. Su pensamiento no solo se convierte en hogar donde se hospeda la mejor tradición filosófica, sino también en punto de partida que abre a nuevos horizontes. Hegel es, sin duda, uno de estos pensadores.
Según pasa el tiempo, cobran cada vez más importancia los escritos que redactó en su etapa de Jena, ya que en ellos se descubren muchos de los temas y la peculiar forma de abordarlos que cristalizará en su genial Fenomenología del espíritu(1807).
La obra que el lector tiene entre sus manos en edición bilingüe se remonta al año 1802. Publicada en la revista Kritische Journal der Philosophie, pretende analizar dos categorías fundamentales en el ámbito del conocimiento: el creer y el saber. Con este fin, reflexiona sobre la subjetividad en diálogo crítico con tres autores significativos: Kant, Jacobi y Fichte.
A partir de esta confrontación fecunda, Hegel lleva a cabo un avance significativo al aplicar su original «dialéctica ilustrada» en la búsqueda de un renovado pensamiento metafísico que integre de forma equilibrada la fe y la razón.
Alcanzar a conocer y a comprender es un proceso bastante más complejo que el de alcanzar a juzgar; en especial si para juzgar algo o a alguien partimos no de lo que podemos llegar a conocer sino de lo que podemos llegar a sentir, es decir, de nuestros más altos o bajos sentimientos. Viene esto a cuenta o a cuento, cómo no, de este libro que lleva por título La caza y los toros y que no es tanto un defensa de la caza y de los toros sino una reconsideración histórica, una meditación de lo que la caza y los toros han representado en la vida española durante cientos de años y aun milenios. Libro este muy ameno, sugerente y comprensivo por el que muchos ciudadanos (como yo mismo, pacíficos e incluso mansos), sentimos gran afición (pese a no haber ido nunca a los toros ni practicado jamás la caza, excepto de erratas) aunque en nuestro bárbaro tiempo haya devenido todo esto en asunto polémico, casi peligroso. Nuestra edición cuenta con un resiliente y atinado prólogo de Víctor J. Vázquez, que no solo sabe de Ortega y Gasset sino también, cosa bastante más rara, de toros. A.L.