Estamos perdiendo nuestra capacidad de no hacer nada. Nuestra existencia está completamente absorbida por la actividad y, por lo tanto, completamente explotada. Dado que solo percibimos la vida en términos de rendimiento, tendemos a entender la inactividad como un déficit, una negación o una mera ausencia de actividad cuando se trata, muy al contrario, de una interesante capacidad independiente.
Byung-Chul Han indaga en los beneficios, el esplendor y la magia de la ociosidad y diseña una nueva forma de vida, que incluya momentos contemplativos, con la que afrontar la crisis actual de nuestra sociedad y frenar nuestra propia explotación y la destrucción de la naturaleza.
Qué podemos aprender de la complejidad de la pandemia para enfrentar la próxima catástrofe global.
Al tratar de abordar la complejidad del mundo, su red de causas y efectos, su radical incertidumbre, somos como los ciegos de la fábula, que intentan entender cómo es un elefante con solo tocarlo. La autora disecciona la estructura de los problemas complejos -como lo fue la última pandemia- y propone herramientas para estar mejor preparados en la próxima catástrofe global, que, tarde o temprano -asegura-, llegará.
Nos cuesta mucho entender la complejidad del mundo, la red dinámica de causas y efectos que lo constituye, su radical incertidumbre. Al tratar de comprenderla, somos como los ciegos de la fábula, que intentan saber cómo es un elefante con solo tocarlo. La última pandemia nos enfrentó de lleno a un problema complejo, y reveló nuestra natural dificultad de obtener y procesar información cambiante.
Guadalupe Nogués disecciona la estructura de esos problemas y describe herramientas para estar mejor preparados en la próxima catástrofe global, que, tarde o temprano -asegura-, llegará. Lejos de acumular respiradores, prepararnos significa mejorar la infraestructura lógica de su abordaje. Y las herramientas que propone son verdaderos superpoderes para hacerlo, indispensables en contextos salvajes e inciertos como los que nos toca atravesar.
Un libro con un enfoque científico, social y político, que pone el énfasis en el análisis de los procesos y no tanto en el de los hechos, "porque los hechos no se repiten, pero los procesos sí".
La Escuela de Frankfurt fue el comienzo de la revolución cultural y de los «ismos» que hoy pretenden destruir los cimientos de la civilización occidental cristiana. Estamos en condiciones de afirmar, sin temor a equivocarnos, al menos dos cosas: 1) que tratamos aquí con el primer think tank multidisciplinario y realmente organizado del marxismo anti dogmático; y 2), que ha sido determinante la influencia ejercida sobre los primeros triunfos de la Nueva Izquierda y del posmodernismo.
En resumidas cuentas, la Escuela de Frankfurt salvó al marxismo de sí mismo; especialmente del entonces ya obsoleto marxismo institucional, cuyos ensayos caían estrepitosamente por su propio peso en todo el mundo. Los filósofos alemanes lo revitalizaron, dándole un nuevo rostro -pasando a retiro al proletariado- y añadiendo nuevos miembros y manifestaciones a su cuerpo, ahora sustentado y alimentado por otras víctimas: nuevos idiotas útiles y sujetos revolucionarios (mujeres, estudiantes, homosexuales, ecologistas, animalistas, negros, indígenas, etc.). Desvincularon al marxismo de una revolución que sensatamente juzgaron imposible, evitando su completo descrédito y eventual extinción.
Vacío y plenitud es una de esas obras fundamentales que permiten acceder a la comprensión de la pintura china. Su autor, François Cheng, conocido especialista en poesía y pintura chinas, expone el desarrollo que, a lo largo de quince siglos, ha tenido la pintura en China, pero su estudio no es de carácter histórico sino filosófico. La primera parte explora el sistema de la pintura en relación con la filosofía taoísta a partir de la noción de vacío que todo artista debe conocer, eje fundamental de la concepción china del universo y su comprensión del mundo objetivo, ligado a la idea del aliento vital y al estado supremo al que el hombre debe tender. Cheng explica también al lector occidental la adscripción de este arte a la concepción taoísta, incorporando fragmentos de pintores y tratadistas chinos sobre elementos y momentos de la actividad pictórica.
Este libro podría haber tenido otros títulos, pero acaso este, A propósito de Ferlosio, más genérico, sea el más fiel a un ensayo urdido en torno a una intimidad moral. Entre la historia literaria y la intelectual, estas páginas interpretan (temeraria, aunque cuidosamente) la trayectoria de Rafael Sánchez Ferlosio a la luz de las transformaciones que tuvieron lugar en un tramo que va de finales de los años cuarenta a principios de los noventa; de ahí que su protagonista vaya saltando de la voz solista al coro, unas veces desgajado y otras diluido en la peripecia de otros hijos de la élite vencedora de la Guerra Civil. El trauma de una culpa heredada jamás remitió e impuso exorcismos que oscilaron entre la ruptura -siempre estruendosa- y la reformulación; entre el apego sentimental a modelos aprendidos en casa y el repudio de los valores que llevaban adheridos. Su obra es inexplicable sin esos fantasmas, que determinaron en la sombra numerosas obsesiones, como la meditación sobre la historia, la tradición o, en fin, sobre los espinosos modos de recuperar el pasado. Hay más en estas páginas, pero en última instancia tal vez todo pase por las vicisitudes y ambiciones de un pensador embargado por la culpa y el anhelo de perfección.
¿Es moral el capitalismo? Nadie puede evitar enfrentarse a esta pregunta, puesto que ninguno de nosotros es ajeno ni a la moral ni al capitalismo.
Todo el mundo participa —mediante su trabajo, sus ahorros y su consumo— en un sistema económico que algunos justifican y otros condenan, siempre en nombre de conceptos éticos. André Comte-Sponville somete estas dos orientaciones morales al examen de un lúcido análisis.
A través de una escritura llana y asombrosamente clara, esta obra propone una visión del mundo de hoy que desemboca en una llamada a la responsabilidad.