“Épocas hay en que el equilibrio social se rompe en favor de la mediocridad. El ambiente se torna refractario a todo afán de perfección; los ideales se agostan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen su primavera florida. Los estados se convierten en mediocracias; la falta de aspiraciones que mantengan alto el nivel de moral y de cultura, ahonda la ciénaga… Es más contagiosa la mediocridad que el talento.” Filósofo, periodista y médico de proyección internacional, el italoargentino José Ingenieros (Palermo, 1877 - Buenos Aires, 1825), hombre políticamente comprometido con los valores del socialismo, publicó en 1913 este ensayo con el propósito de sacudir las conciencias entregadas al ya por entonces imperante conformismo de la medianía.
El interés de José Ortega y Gasset por la sociología se fue incrementando según avanzaban los años treinta, cristalizándose en la publicación de "El hombre y la gente". Este importante escrito se remonta en sus primeras redacciones a 1934 y 1936, aunque no aparece como texto unitario hasta las primaveras australes de 1939 y 1940 en Buenos Aires. En mayo de 1934 había hablado por primera vez de forma sistemática de un tema que desde entonces será frecuente en sus escritos y que, de una u otra forma, había apuntado ya antes: la comprensión del hombre inmerso en la sociedad y el análisis de la interrelación entre lo individual y «lo social». A finales de 1949 y principios de 1950 el filósofo expuso, en un curso de doce lecciones impartido en Madrid, el conjunto de su pensamiento sociológico y siguió trabajando sobre el manuscrito, casi listo para su publicación cuando la muerte lo sorprendió.
Desde el sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, al filósofo francés Albert Lautman, pasando por Hipatia, Plinio el Viejo, Miguel Servet, Descartes, Simone Weil, Spinoza, Olympe de Gouges, Condorcet, Leibniz y tantos otros, la historia de la filosofía está llena de nombres de personas que mantuvieron la entereza en circunstancias que hacían extremadamente difícil guardar fidelidad a las exigencias del pensamiento: personas que rechazaron postulados religiosos, políticos o científicos que no superaban la prueba del recto juicio, fuera cual fuera el peso de la autoridad individual o institucional que los apoyaba. Las biografías de quienes fueron fieles a la razón en diversos contextos pese a la condena de sus contemporáneos ilustran el alcance de la radical apuesta a favor del pensamiento a lo largo de la historia y constituyen, en suma, una incomparable lección viva de moral.
Durante los años noventa Michael Ignatieff recorrió las principales zonas de guerra: Serbia, Croacia y Bosnia; Ruanda, Burundi y Angola; y Afganistán. El honor del guerrero es una brillante reflexión, que resuena hasta nuestros días, sobre lo que presenció en lugares donde la guerra étnica se había convertido en un modo de vida.
En una serie de retratos impactantes (y demasiado extrapolables a la actualidad), el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024 describe el surgimiento de los nuevos intervencionistas morales —los cooperantes, reporteros, pacificadores, delegados de la Cruz Roja y diplomáticos—, quienes creen que la miseria de otras personas, por lejos que estén, nos concierne a todos. Nos enfrenta a los nuevos guerreros étnicos —los señores de la guerra, los guerrilleros y los paramilitares—, que han incrementado el carácter salvaje y violento de la guerra posmoderna de una forma sin precedentes. Del encuentro de estos dos grupos, extrae conclusiones sorprendentes y alarmantes acerca de la ambigua ética del compromiso, las limitaciones de la justicia moral en un mundo en guerra y el inevitable enfrentamiento entre los que defienden las lealtades tribales y nacionales y los que hablan el lenguaje universal de los derechos humanos.
La Escuela de Frankfurt fue el comienzo de la revolución cultural y de los «ismos» que hoy pretenden destruir los cimientos de la civilización occidental cristiana. Estamos en condiciones de afirmar, sin temor a equivocarnos, al menos dos cosas: 1) que tratamos aquí con el primer think tank multidisciplinario y realmente organizado del marxismo anti dogmático; y 2), que ha sido determinante la influencia ejercida sobre los primeros triunfos de la Nueva Izquierda y del posmodernismo.
En resumidas cuentas, la Escuela de Frankfurt salvó al marxismo de sí mismo; especialmente del entonces ya obsoleto marxismo institucional, cuyos ensayos caían estrepitosamente por su propio peso en todo el mundo. Los filósofos alemanes lo revitalizaron, dándole un nuevo rostro -pasando a retiro al proletariado- y añadiendo nuevos miembros y manifestaciones a su cuerpo, ahora sustentado y alimentado por otras víctimas: nuevos idiotas útiles y sujetos revolucionarios (mujeres, estudiantes, homosexuales, ecologistas, animalistas, negros, indígenas, etc.). Desvincularon al marxismo de una revolución que sensatamente juzgaron imposible, evitando su completo descrédito y eventual extinción.
Este libro relata la odisea del pensamiento filosófico y científico del siglo XX, con sus principales aventuras y conquistas. El destino de la filosofía occidental en el siglo XX es el tema principal y más extensamente aquí considerado. Las dos primeras partes que lo abordan van precedidas de amplias introducciones panorámicas, cuyo propósito es suministrar al lector, como primera aproximación, una rápida visión global que le permita profundizar luego en los temas de su preferencia. Además de seguir este criterio de hipertexto, las obras clave de los principales filósofos son tomadas como elementos básicos o sillares del saber transmitido, de manera que el lector puede disponer de microensayos o informes especiales sobre prácticamente todos los libros de filosofía más importantes del pasado siglo. Las contribuciones de la tercera parte, dedicada al desarrollo de la lógica y la matemática y de las ciencias de la naturaleza y de la sociedad, han sido principalmente elaboradas por hombres de ciencia. Todos ellos han hecho expresamente el esfuerzo de dirigirse a un lector de cultura media que sepa más de letras que de ciencias. La razón de incluir como cuarta parte separada el pensamiento español ha sido el deseo de facilitar así mejor su conocimiento a las jóvenes generaciones de nuestro país. En la quinta parte se aborda el inexcusable estudio del pensamiento actual de las culturas no occidentales. Figuras contemporáneas como Gandhi o Mao, en uno u otro sentido, han transformado el mundo.