El emperador romano Cómodo quería matar un rinoceronte con arco y flechas, y quería hacerlo en el Coliseo. Su pasión por la caza era tan ferviente que soñaba con abatir todo tipo de bestias, y su destreza era tal que se afirmaba que nunca erraba un blanco. Durante catorce días, a finales del año 192 d. C., Cómodo organizó los combates entre gladiadores más fastuosos y espectaculares que Roma hubiera visto jamás. La gente acudió desde remotas regiones del imperio para presenciar un espectáculo en el que el propio emperador sería la atracción estrella, pues planeaba luchar en la arena como un gladiador más.
¿Por qué los gobernantes gastaban ingentes recursos en tan desmesurados espectáculos? ¿Por qué la plebe disfrutaba presenciando la matanza de animales y la lucha a muerte entre los hombres? ¿Cómo comprender en la actualidad su verdadero significado? Con brillantez y agilidad, Jerry Toner responde a estas preguntas examinando, entre otras, las nociones de honor personal, vigor viril y sofisticación que convertían los juegos en un poderoso relato sobre sí mismos que a los romanos les encantaba contarse.
Pasamos un tercio de nuestras vidas tumbados: durmiendo, soñando, amando, leyendo o recuperándonos. Más allá de representar la pasividad y la pereza, el acto de reposar acostados puede constituir una forma de protesta: una oportunidad para reordenar nuestros pensamientos en un mundo regido por la incesante exigencia de productividad. Bernd Brunner nos invita a redescubrir el poder de la horizontalidad a través de entretenidísimas e insólitas historias como el origen del colchón, las formas de descanso en la remota Edad de Piedra, la importancia del diván en la consulta de Sigmund Freud o los últimos hallazgos sobre el sueño. Vivir en horizontal es una apasionante contribución a la historia cultural que sorprenderá a legos e iniciados en el subestimado arte de yacer.
Son muy conocidas las Fábulas de Esopo, pero no ocurre lo mismo con su vida. Esta Vida de Esopo que tienes en las manos —suerte de novela picaresca y de aventuras construida con estampas— nos narra las andanzas de aquel esclavo feo y simpático que acabó convertido en filósofo. Una historia tan erudita como popular, con graciosos diálogos picados que se balancean entre la dialéctica pura, los ditirambos lingüísticos y los malabarismos con la lógica.
Un estudio histórico sobre la misteriosa desaparición en 1563 de la nao capitana de la Flota de Juan Menéndez, la incesante búsqueda llevada a cabo por su padre, don Pedro, para tratar de encontrarle en la Florida y las diversas tentativas, realizadas a lo largo de varios siglos, para intentar recuperar el fabuloso tesoro que transportaba cuando se perdió. Pedro Menéndez de Avilés (1519-1574) es uno de los marinos más famosos del Siglo de los Descubrimientos. Esta obra, a través de documentación histórica, mucha de ella inédita, además de ofrecer un enfoque global de su marco histórico, aborda también sus decisiones y acciones desde un punto de vista humano y sentimental; presentándonos al militar y adelantado de la Florida no solo como el primer conquistador y colonizador de aquellos territorios, sino como un padre desesperado por encontrar a su único hijo varón, un leal esposo deseoso de reunirse con su mujer, un incondicional compañero de sus amigos y familiares y un fiel servidor de su religión y su rey.
En octubre de 1936 Samuel L. Shneiderman llega a España como corresponsal de guerra de dos publicaciones, una en yidis, Hajnt, y otra en polaco, Nasz Przegląd. Durante un año va a recorrer buena parte de España informando sobre el desarrollo de la contienda y entrevistando a personalidades de la República Española, pero, sobre todo, fijará su mirada en la vida de la gente normal atrapada por el brutal conflicto, en sus miedos, cansancio y preocupaciones.
Shneiderman es considerado el primer corresponsal de guerra judío. Sus reportajes de la guerra civil española, escritos en yidis, llegaban a cientos de miles de lectores judíos a lo largo y ancho de Europa y América, convirtiéndose así en una de sus principales fuentes de información sobre unos acontecimientos que la comunidad judía seguía con vivo interés.
Cuna de un poderoso imperio en la antigüedad, Etiopía es uno de los países más singulares de África. El único que resistió al colonialismo; la Tierra Prometida de los rastafaris; fallida nación socialista; tierra de hambrunas, cruentas rebeliones y hoteles de lujo… Sobre esos contrastes despliega Olavarría su mirada, tan alejada de lo políticamente correcto como del turismo de postal. Una crónica sin concesiones de un viaje doble: hacia un país al filo de la guerra civil y hacia los orígenes de un viajero que partió un día de la Plaza Etiopía en México. Y en ese periplo de una periferia radica su honestidad.