Imagina una ciudad romana, de esas que salen en el cine o en una serie: las tiendas, las calles… ¿Cuántas mujeres piensas que trabajarían como médicas o en una fragua? ¿Cuántas han financiado o participado activamente en la construcción y decoración de sus monumentos? Si dudas ante la respuesta, la siguiente pregunta es clara: ¿cuánto sabes de las mujeres del mundo antiguo, de su papel en Grecia y Roma? Este libro no solo busca visibilizar el protagonismo que tuvieron nuestras antepasadas en la Antigüedad, sino algo aún más importante: por qué, hasta hace poco, no éramos conscientes de ello. No es un simple libro de historia, sino de cómo se hace la historia. Una historia que no está escrita en piedra, que debe someterse a continua revisión.
Según se avanza en su lectura, se va abriendo un panorama inimaginable no hace muchos años y que apenas esboza lo que aún está por llegar. Y una cosa queda clara: la mujer no es precisamente ese ser dócil, sumiso, pasivo, al que nos han tenido acostumbrados.
Autor del polémico Breve tratado sobre la estupidez humana, RicardoMoreno nos presenta en Los griegos y nosotros un entusiasta alegato en favor de una educación de horizonte y empeño humanistas, últimamente«tan amenazada por una pedagogía de retórica populista y mediática»,en palabras de Carlos García Gual. Moreno aboga por un tenaz elogiodel valor educativo de la cultura y la lengua de Grecia y Roma,alertándonos sobre el suicidio que supone el olvido de los clásicos.Supone, pues, una apología razonada y apasionada de los estudios delgriego y el latín y las Humanidades de raigambre clásica, que desdehace años están siendo ahogados y marginados por mezquinos y menguados programas oficiales tanto en la Enseñanza Secundaria como en laUniversidad.
España es casi una isla. Si hubiera una línea de puntos por los Pirineos y cortáramos, nos convertiríamos en isleños. Incluso los habitantes de las provincias del interior lo serían. Esta así insularidad ha marcado y marca la historia de España.
Tras más de tres años de investigación, Noemí Sabugal despliega en Laberinto mar un retrato inolvidable de nuestro país a través de sus costas. Mezcla de memoria, ensayo y crónica, Sabugal viaja al norte para hablar con los últimos cazadores de ballenas y con familias que siguen jugándose la vida en el mar. En el sur, explora las mismas costas que vieron partir a descubridores de nuevos mundos. Traza, en varias latitudes, una historia dolorosa de naufragios y migraciones, y otra de mitos fenicios, griegos y romanos escondidos bajo las aguas antiguas del Mediterráneo, repletas hoy de microplásticos y de amenazas para las praderas de posidonia. Un mar que es de quienes lo escriben y lo pintan, de los poemas de Carmen Conde a las playas de Sorolla.
Al comprar una casa en la isla de Hidra, la escritora Charmian Clift cumplió un sueño largamente acariciado: echar raíces en un puertecito de aguas cristalinas, luz cegadora y costumbres sencillas, lo más parecido a un paraíso en miniatura. Allí, Clift y su marido pronto ocuparon el centro de una comunidad de artistas y bohemios, soñadores y vagabundos que buscaban en Grecia una vida barata y sin ataduras, consagrada a la creación o a la vagancia. Entre ellos destacaría un todavía desconocido Leonard Cohen, al que el matrimonio acogió e inspiró con su ejemplo. Pero, como todo paraíso terrenal, el de Clift tenía un precio. Los días se le iban en poner coto al caos doméstico y en cuidar de sus tres hijos, los ingresos que generaban los derechos de autor eran exiguos, y las tabernas y el alcohol eran una distracción constante. Después de los pobres creativos llegaron los ricos y sus yates, y un buen día una legión de norteamericanos desembarcó en Hidra para rodar una película de Hollywood. Aquel rincón idílico se había convertido en una isla chic.
Los buscadores de loto es la crónica apasionante del nacimiento y la disolución de una utopía, de una época efervescente en la que Hidra fue un laboratorio social y artístico en el que experimentar con formas de vida distintas, antes de que el turismo y la modernidad más ramplona interrumpieran un sueño que parecía eterno.
Aristócrata, gourmet, peregrino en Hollywood, director de cine, novelista, autor teatral, articulista y crítico cinematográfico, Edgar Neville (1899-1967) es uno de los más brillantes (y de los aún no plenamente reconocidos, pese al interés despertado por su obra y su figura en el último cuarto de siglo) creadores de la llamada Edad de Plata. Edgar Neville fue también siempre, con enorme fidelidad, un enamorado y un amante de su ciudad natal. A Madrid dedicó Neville multitud de páginas literarias y un puñado de películas memorables. También esta encantadora y un tanto nostálgica Historia madrileña del medio siglo, aparecida en el extraordinario de 1951 de la revista Arte y Hogar y ahora por vez primera publicada en libro, con un estimulante y muy noticioso prólogo de Fernando Castillo. A.L.
Este libro constituye uno de los documentos más sorprendentes de la historia: el testimonio en primera persona de un asesino en masa cuyas víctimas se cuentan por millones. El autor narra su vida, centrándose sobre todo en su etapa al frente del mayor campo de exterminio que haya existido: Auschwitz-Birkenau. Estamos ante un libro clásico, no por sus virtudes literarias ni por la grandeza de su autor, sino porque después de leer a Höss, negar el Holocausto no solo es inmoral sino estúpido. Aquí no caben interpretaciones porque el culpable confiesa el delito.