Akenatón, el faraón monoteísta | Arrio contra la Trinidad | Miguel Servet, atrapado por Calvino | Giordano Bruno, sol y fuego | El peculiar método de John Wesley
El hereje fascina por su carga implícita de rebeldía, pues por definición nada a contracorriente de una religión establecida. Reta a una fe, con su doctrina, su casta sacerdotal y su ortodoxia, pero lo hace sin renunciar a las creencias compartidas. Su impulso transformador ofrece resultados inciertos a lo largo de la historia. Muchos herejes han terminado muertos, presos o desterrados. Otros, en cambio, son los padres fundadores de una nueva religión o los nuevos líderes del viejo credo reformado.
Akenatón, marido de Nefertiti, quiso fundar una religión al margen de la casta sacerdotal. Su intento precoz de monoteísmo en Atón, el dios solar, era también una manera de reformar el vasto imperio del Nilo. Arrio fue un líder espiritual del cristianismo primitivo cuando la doctrina aún estaba en discusión, en los años previos al concilio de Nicea. Negar la Trinidad le costó caro, pero estuvo cerca de triunfar. Dos herejes, casi contemporáneos en el tiempo, encarnan la rebeldía intelectual: el español Miguel Servet y el italiano Giordano Bruno. Servet quería una religión que regresara al cristianismo primitivo y se pusiera al servicio de las personas. Para huir de sus inquisidores se refugió en Ginebra, sin sospechar que Calvino era aún más intolerante. Bruno fue un gran pensador cuyo impulso reformista bajo el signo de la tolerancia le acabaría llevando a la hoguera. Por último, sin el peculiar método de transmitir los valores de la iglesia anglicana de John Wesley, que lo llevó a fundar una nueva religión, no podríamos entender la historia de Estados Unidos.
Durante la Antigüedad tardía, el culto a los santos y a sus reliquias se convirtió en un elemento clave de la identidad occidental, pero también en una ventana desde la que asomarse a la sociedad, la cultura y las creencias dominantes.
En este libro el lector es invitado a percibir los anhelos, las certezas y la gran valoración de los santos, invisibles compañeros cuya presencia sentían vívidamente los cristianos en general. A los santos se encomiendan sin excepción amos y siervos, devotos y laxos, ricos y pobres, en busca de la salud perdida, la justicia mancillada, la belleza ideal y la esperanza que se prolonga más allá de la muerte.
La lectura de estas páginas cuestiona en su raíz el «modelo de los dos niveles», según el cual las prácticas religiosas de las élites cultivadas poco tenían que ver con las «supersticiones» de las masas populares. Por el contrario, el culto a los santos afectó por igual a todas las clases; más aún, fue el motor que favoreció el desarrollo de la fe y que configuró una sociedad nueva, inicio de la Edad Media.
Esta obra, convertida en un clásico de los estudios históricos, ha sido enriquecida con un nuevo prefacio donde el autor responde a las críticas y matiza las conclusiones de su reconocida investigación.
Durante siglos, la antigua Esparta ha sido glorificada en el arte, ficción y arte popular. Sin embargo, la verdadera naturaleza de esta civilización, descrita como una combinación de democracia y oligarquía por Aristóteles, considerada un ideal de libertad en las épocas de Maquiavelo y Rousseau, y vista como precursora del Estado totalitario moderno por muchos estudiosos del siglo XX, ha permanecido durante mucho tiempo siendo un misterio.
Un libro documentado y refrescantemente original sobre el gobierno y la cultura de la antigua Esparta y su lugar en la historia griega.
samurái, La mera mención de esta palabra, pronunciada y transcrita de forma exacta en cualquier idioma ma, basta para despertar el imaginario popular: héroes con armaduras lacadas y hatanas al costado, imbuidos por el buskido, el código del honor. Porque, desde que su figura traspasó las fronteras, Occidente ha sentido una poderosa atracción por el guerrero japonés, enblema de la singularidad del país y ave fénix de un Estado que resurgía de las cenizas de un ataque nuclear. Y este entusiasmo se ha visto alimentado, además, por una gran cantidad de obras cinematográficas y literarias
La mecánica del exterminio es un escalofriante y meticuloso análisis de los procedimientos para para destruir vidas humanas en los campos de concentración nazis. Tras la decisión de asesinar a millones de personas, era necesario encontrar un sistema eficaz para llevarlo a cabo. Con una precisión quirúrgica, Xabier Irujo desnuda la maquinaria del Holocausto revelando cómo una ideología de amplia difusión en Europa impulsó la creación de en un protocolo sistemático de genocidio.
El lector recorrerá paso a paso las fases de esta macabra maquinaria: desde el desplazamiento forzado y la concentración masiva, hasta el transporte y la ejecución. Cada fase de este proceso brutal se explica con una frialdad y exactitud que desvela la siniestra lógica del exterminio: un procedimiento que combinaba eficiencia, diligencia y rentabilidad.
La mecánica del exterminio no solo ilumina uno de los más oscuros capítulos de la historia; la desafía, conmociona y ofrece una perspectiva desgarradora sobre el peor rostro de la humanidad.
El 30 de abril de 1943 un pescador de Punta Umbría encontró flotando en el mar el cadáver de un oficial británico, el comandante William Martin, con un maletín encadenado a su cuerpo. Antes de devolverlo a los británicos, las autoridades españolas transcribieron los papeles que contenía el maletín, incluyendo los planes para un desembarco en Grecia, y los hicieron llegar al gobierno alemán, que se preparó para organizar su defensa. Pero donde los aliados desembarcaron, tres meses después, fue en Sicilia. William Martin no había existido nunca y los papeles de su maletín estaban destinados a engañar a los alemanes.
El gobierno británico no permitió nunca contar la auténtica historia de esta operación, por temor a la reacción española; pero Ben Macintyre, el autor de Zigzag, ha accedido a los documentos originales y nos cuenta por fin toda la verdad acerca de una de las historias de espías más fascinantes de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo la evidencia de la complicidad de los militares españoles con los nazis.