¿Fueron los líderes políticos los que determinaron el turbulento siglo XX o fueron simplemente hijos de su tiempo?
¿En qué medida el turbulento siglo XX europeo estuvo dterminado por las acciones de los líderes políticos? ¿Fueron ellos los que configuraron el siglo o fueron hijos de su tiempo?
El siglo XX fue testigo del ascenso de gobernantes que dominaron una gran variedad de instrumentos de control, persuasión y muerte. En el contexto de profundos cambios sociales y despiadadas guerras, estos dirigentes de algún modo obtuvieron la capacidad de hacer lo que desearan sin importar las consecuencias para los demás. ¿Qué tenían estos líderes y la época en la que vivían que les permitía un poder tan ilimitado? ¿Y qué hizo que esa época llegara a su fin?
De manera convincente y lúcida, Ian Kershaw nos propone una serie de ensayos interpretativos sobre la manera en que algunas personalidades políticamente insólitas obtuvieron y ejercieron el poder, desde los que operaron a gran escala como Lenin, Stalin, Hitler o Mussolini, hasta los que tuvieron un impacto más nacional como Tito y Franco, pasando por otros nombres fundamentales del siglo XX como Churchill, de Gaulle, Adenauer, Gorbachov, Thatcher y Kohl.
En Atlas de lo invisible, la premiada pareja del geógrafo James Cheshire y el diseñador Oliver Uberti redefinen lo que es un atlas. Al transformar enormes conjuntos de datos en ricos mapas y novedosas visualizaciones terminan descubriendo realidades que reflejan el presente y preven lo que llegará en los años venideros. Con un enfoque ameno y curioso, Cheshire y Uberti exploran los niveles de felicidad y ansiedad por todo el mundo; rastrean los cables submarinos y las torres de telefonía que nos conectan; examinan las cicatrices ocultas de los conflictos geopolíticos e ilustran como a nuestro planeta le afectan desde los huracanes hasta las peregrinaciones.
La Historia Natural es de vital importancia para los estudios histórico-artísticos pues, en su desarrollo, ofrece un amplio corolario del arte griego y del coleccionismo romano. Es pues, no solo un gran compendio de la sabiduría romana de la Alta Edad Imperial, sino un texto que recoge los hallazgos de toda una civilización, la grecolatina. Además, es un texto de enorme relieve para el desarrollo artístico del mundo occidental desde el Renacimiento, ya que el ejemplo de los artistas y sus obras sirvió para que los maestros de la Edad Moderna, reivindicasen el valor y el estatus del arte.
La traducción directa del latín se completa con un buen número de notas explicativas. Además, una extensa introducción estudia una serie de aspectos que ayudan al lector a comprender el contexto de la obra: la biografía del autor, el objetivo de sus escritos y su influencia en los siglos posteriores.
Durante mucho tiempo, la Pax Romana se ha venerado como una edad de oro. En su apogeo, el Imperio romano se extendía desde Escocia hasta Arabia, y en él vivía en torno a una cuarta parte de la humanidad. Era el Estado más rico y formidable que el mundo había visto hasta entonces.
Pax narra la deslumbrante historia de una Roma en la cúspide de su poder, historia que comienza en el 69 d.?C., cuando cuatro césares gobernaron el imperio en fugaz sucesión, y termina siete décadas más tarde, con la muerte de Adriano. Desde el brillo de la capital hasta los reinos allende las fronteras romanas, el célebre historiador Tom Holland retrata el imperio en todo su esplendor. Asistiremos absortos a un desfile de espectaculares e impactantes escenas, como la destrucción de Jerusalén y Pompeya, la construcción del Coliseo o las conquistas de Trajano. Holland hace que los romanos cobren vida ante nuestros ojos, desde el más humilde esclavo hasta el emperador, y muestra cómo la prosperidad de la paz romana se construyó también gracias al poder sin precedentes de las legiones.
La revista fue, es y seguirá siendo hija y producto de su tiempo. De las circunstancias sociales, políticas y culturales de cada una de las épocas en que le tocó vivir. Y en todas, vivió la censura, incluso en la actualidad. Pero la revista es mucho más de lo que el espectador de a pie pueda presenciar una vez adquirida su localidad y se sienta cómodamente para presenciar el espectáculo. La revista es también todo el entramado escénico que latía tras las bambalinas. De interminables horas de elección de compañía, libreto, música y artistas. De agotadores ensayos y de airadas vedettes. De duras giras por provincias y de nervios el día del estreno. De aplausos y risas. De llantos y pensiones. De las mamás de la artista en el camerino, a estraperlistas sin pudor rendidos admiradores de la vedette de turno. De dimes y diretes en torno a la escultural estrella del espectáculo Eso y, mucho, muchísimo más, era la revista. Un género menospreciado por algunos al que Juan José Montijano a través de esta magnífica obra coloca en el lugar que siempre ha merecido.
Un libro de Historioterapia y geopolítica cultural que resitúa al mundo hispánico frente a la segunda globalización.
El mundo hispano se encuentra desde hace siglos enzarzado en una guerra cultural a la que no ha sabido hacer frente y, sin embargo, más de veinte países comparten la misma lengua y las mismas coordenadas culturales. Con este ensayo, Alberto G. Ibáñez profundiza en las razones y llega hasta el núcleo del problema para remover conciencias y cambiar los paradigmas reinantes. La tesis principal de la obra es explorar la idea de que el Imperio que sucedió al romano no fue el germánico sino el Sacro Imperio Romano Hispánico (SIRH).
A finales del siglo VIII, los vikingos irrumpieron en la escena internacional con brutales incursiones y matanzas, pero esa es solo una parte de la historia. A lo largo de la Edad Media, los nórdicos navegaron a multitud de lugares, donde no solo saqueaban, sino que también comerciaban, exploraban y colonizaban nuevas tierras, se encontraban con razas desconocidas y se embarcaban en peregrinaciones y cruzadas.
Así, hacia el norte, viajaron a los yermos de la Escandinavia ártica; hacia el sur, al corazón políticamente turbulento de la Cristiandad medieval; hacia el oeste, a través de los mares salvajes, hasta Groenlandia y los confines del continente norteamericano; y hacia el este, por las vías fluviales rusas, comerciando con plata, pieles y esclavos.
Con la ayuda de magníficas ilustraciones a todo color, Eleanor Rosamund Barraclough nos invita a explorar este mundo mediante las historias que los vikingos contaron sobre sí mismos en las sagas, donde los hechos históricos se entremezclan con la más desbordante fantasía, y en las que troles, dragones y pueblos míticos comparten páginas con exploradores, comerciantes y reyes.
Al incorporar los últimos hallazgos arqueológicos y documentales, Más allá de las tierras del norte es una obra fundamental para comprender la visión que los nórdicos tenían del mundo y de su lugar en él.
Eric R. Wolf reconsidera la historia en cuanto ha sido decidida no sólo por los grandes acontecimientos, los movimientos religiosos y políticos y las inclinaciones o necesidades económicas, sino también por esos testigos y víctimas involuntarios de los grandes cambios o evoluciones del acontecimiento humano.
En esta obra Visser dirige su sagaz mirada a cómo ponemos los alimentos sobre la mesa y a la forma en que los comemos. Explora ese momento revelador, vistoso y complejo en que nos reunimos para comer, y ofrece al lector ejemplos que van de los antiguos griegos a los modernos yuppies, de los caníbales a los fieles en la eucaristía, de las cenas formales a los pícnics. Este libro se detiene en los distintos rituales que nos han acompañado a la hora de comer: cómo y por qué se dispone de una determinada manera a los invitados; cómo, y cuánto, se les sirve; qué comemos con ellos y cómo los despedimos. Nos permite comprender cosas como por qué los tenedores, que tardaron ocho siglos en convertirse en los utensilios habituales que hoy en día esperamos encontrar junto al plato, nos brindan un ejemplo fascinante de la evolución de las reglas sociales.
Cuando comemos juntos, llevamos nuestra cultura con nosotros, con toda la carga de posibles placeres y peligros que ello entraña. A lo largo de la historia, los modales a la mesa han sido una forma de contención y han servido para domesticar los aspectos más primitivos del comportamiento humano (especialmente de los varones). Al mostrarnos por qué actuamos de determinada manera llegado el momento de comer, Visser despliega la historia de la relación que hemos mantenido con nuestras necesidades más perentorias y con nuestros símbolos más poderosos, pues la mesa es el espacio donde expresamos, además de nuestro lugar en la sociedad, nuestras intenciones más íntimas.