«Con este libro rindo tributo a mi padre y a mi abuelo; ambos médicos psiquiatras, escritores y excepcionales maestros en el arte de disfrutar aprendiendo y gozar enseñando. Continúo la serie de «Locos egregios» que iniciase mi abuelo Antonio y continuase mi padre, Juan Antonio; es, de alguna manera, el tercero de la saga escrito por un miembro de la tercera generación».
Estas palabras de Alejandra Vallejo-Nágera nos introducen en un ensayo apasionante en el que disecciona la condición humana de seis personalidades que un día gobernaron a su nación con una mente trastornada.
Gran parte de la historia se explica de forma jerárquica: tiene que ver con papas, reyes o presidentes. Pero, ¿y si fuera así por el simple hecho de que han sido ellos los que han creado los archivos históricos? ¿Y si estuviéramos omitiendo y relegando la influencia de redes de organización igual de poderosas pero menos visibles?
El siglo XXI se ha proclamado como la Era de la Red, pero en este libro Niall Ferguson nos recuerda que las redes sociales no tienen nada de novedoso. Desde la época de la imprenta y de los predicadores que llevaron a cabo la Reforma hasta los masones que lideraron la Revolución estadounidense, fueron las redes organizacionales las que interrumpieron el orden establecido. Así pues, lejos de ser una novedad, nuestra era es más bien una prolongación de la anterior, con el ordenador en el lugar central que en su momento ocupó el papel impreso. Las redes son propensas a la agrupación y la expansión, pero, ante todo, son propensas a las interrupciones. Así, los conflictos del pasado encuentran paralelismos desconcertantes en la actualidad, tanto en Facebook, como en el Estado Islámico y el mundo trumpiano.
En La plaza y la torre, el mejor Ferguson revela la historia oculta de las redes organizacionales que han cambiado el rumbo del mundo y la presenta como un antídoto contra las teorías de la conspiración y un desafío a la historiografía tradicional, que nunca ha prestado demasiada atención a las redes informales de influencia.
El prestigioso historiador Marcus Rediker arroja luz sobre los rincones más oscuros de los barcos esclavistas británicos y estadounidenses del siglo XVIII, instrumento imprescindible de la mayor migración forzada de la historia y una de las claves de los orígenes y el crecimiento del capitalismo global. Basándose en treinta años de investigación en archivos marítimos, registros judiciales, diarios y relatos de primera mano, reconstruye con escalofriante detalle un mundo casi perdido en la historia: las «cárceles flotantes» al frente del nacimiento de la cultura afroamericana, el eslabón perdido en la cadena de la esclavitud estadounidense. Durante tres siglos, los barcos de esclavos transportaron a millones de personas desde las costas de África hasta las Américas a través del Atlántico. Se sabe mucho sobre el comercio de esclavos o el sistema de plantaciones estadounidense, pero poco sobre los barcos que lo hicieron posible. Rediker recrea el drama humano que se desarrollaba en estas embarcaciones, las vidas, muertes y terrores de capitanes, marineros y esclavos a bordo de una «prisión flotante» rodeada de tiburones. Desde un joven africano secuestrado de su aldea y vendido como esclavo por una tribu vecina hasta un aspirante a sacerdote que acepta un trabajo como marinero en un barco de esclavos, aquí se narra una historia de tragedia y terror, pero también de resiliencia y supervivencia. Un documento imprescindible que restaura el barco de esclavos a su lugar legítimo junto a la plantación como instituciones formadoras de la esclavitud, un retrato vívido e inolvidable del barco fantasma de nuestra conciencia moderna.
El 23 de noviembre de 1221 nace en Toledo el rey Alfonso X,
llamado el Sabio, y a los pocos meses será nombrado heredero en la nueva catedral de estilo gótico de Burgos.
Cuando en 1252, tras la muerte de su padre Fernando III, Alfonso X se convierta en rey de Castilla y León, la situación del reino será muy distinta a la de cuando nació. El monarca vivirá una expansión sin precedentes de las fronteras de los reinos hispanos hacia el sur, que incluso alcanzará el otro lado del Estrecho.
Es aquí, en esta tierra fronteriza constantemente
rebasada por el empuje cristiano, donde se constituirá
una organización del Estado cuya acción tendrá como
resultado la nación española, que aglutinará frente al
islam a una población muy variada procedente de todas
partes de la Península. Gallegos, vascos, castellanos,
aragoneses o catalanes, entre otros, se fundirán por la
doble vía del reparto territorial y del enlace genealógico
(del patrimonio y del matrimonio), y todos ellos adquirirán
la condición de españoles. A partir del siglo XIII España
se transformará en una nación clave de la historia cuya
influencia alcanzará escala global.
"Uno reveló ser un matricida. Otro se dedicó a luchar como gladiador. Dos ejercieron de filósofos. E incluso hay uno al que la Iglesia Ortodoxa tiene por santo y rinde veneración". DAVID POTTER (del Prólogo)"Un libro que nos enseña que aquellas historias de romanos, tan reales como a menudo inverosímiles, siguen siendo el mejor de los combustibles narrativos". EL MUNDO"Contar la historia de Roma no es fácil. Pero Potter lo hace de una manera amena y rigurosa". LUIS ALBERTO DE CUENCA
9 de agosto de 378. En las llanuras al noroeste de la ciudad de Adrianópolis, en la provincia romana de Tracia -actualmente Turquía- se desarrolló una batalla decisiva para el Imperio Romano. Las legiones del emperador Valens se enfrentaron a las hordas godas que habían atravesado la frontera más oriental del imperio y sufrieron la más severa derrota desde la victoria de Aníbal en Cannae seiscientos años antes. El imperio sobrevivió todavía un siglo a la sangrienta batalla de Adrianópolis, pero ese día marcó un punto de inflexión: fue el inicio de su fin.
Alessandro Barbero ofrece al lector un apasionante y minucioso relato de esta batalla legendaria y plasma el mundo cambiante en el que se produjo. El resultado es la prodigiosa recreación de una derrota que marcó el inicio de la decadencia del Imperio Romano.